Sobre el Futuro de la "Cultura Escrita", del Libro y de la Industria Editorial

29 Enero 2008
El nuevo escenario incorpora una redefinición de la propiedad intelectual y un nuevo papel para los editores (que podrían configurarse en los nuevos intermediarios entre autores y lectores).
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Por Juan Freire
Ahora que el futuro de la música (y de la industria discográfica) parece ya claro en toda su complejidad, se acelera el debate sobre el futuro de la cultura escrita, del libro (y, de paso, de la industria editorial). El caso de la música nos ha demostrado que el futuro ya no podrá ser como el pasado y que aquel que no se mueva desaparecerá del escenario. Es evidente que el mundo editorial y de los medios ha aprendido la lección, lo que no significa necesariamente que hayan superado la parálisis que provoca el terror o que cuenten ya con alguna estrategia viable con la que navegar la complejidad e incertidumbre emergentes.

Esta es la situación en la que se presenta el ciclo de debates Gutenberg tras la red que se organiza en la Fnac Triangle de Barcelona (que comentaba aquí). Hace unos días El Cultural publicaba La nueva Alejandría donde ?blogueros, autores, editores y críticos debaten sobre el futuro del libro en la era digital?. Las opiniones van desde la visión de los editores como ?un gremio atemorizado? al ?futuro esplendoroso? que dibujan escritores y editores (a la vez que bloggers) como Arcadi Espada, José Antonio Millán y Joaquín Rodríguez. Por supuesto el nuevo escenario incorpora una redefinición, más compleja y adaptada a la realidad, de la propiedad intelectual; un nuevo papel para los editores (que podrían configurarse en los nuevos intermediarios entre autores y lectores siempre que logren mantener su autoridad y actúen como brokers de conocimiento); y un difícil futuro para la crítica (ante la eclosión de los blogs y la transformación de los editores).

Hace unos días respondí a una serie de preguntas relacionadas con el ciclo de la Fnac que por correo electrónico me enviaban desde El Mundo (y que, hasta donde yo se no han sido publicadas). Las dejo aquí (ligeramente editadas) como inicio del debate que mantendremos en la Fnac:

1. ¿Cómo afectan los nuevos soportes y canales de circulación digitales de la letra impresa (desde el libro electrónico y las bibliotecas virtuales a la impresión a demanda, el móvil y los blogs)?

Amplían las opciones para los lectores y para autores. Por tanto se reducirá el mercado de libros impresos y se abrirán nuevas oportunidades de distribución y de negocio editorial (que pueden ocupar distintos actores). Pero el cambio más radical afecta a la creación y a la interacción con el lector más que a la distribución. Surgen nuevas formas narrativas, muchas basadas en la hibridación con el audiovisual. La relación autor-lector se hará más bidireccional y más continua en el tiempo.

2. ¿En que medida la red altera la noción de autoría y qué problemas legales trae aparajada?

La red no altera la noción de autoría, que es previa al modelo legal de propiedad intelectual aún mayoritario. Este modelo de propiedad intelectual, basado en la protección absoluta y en el concepto de creación individual, se ha quedado obsoleto ante el proceso de digitalización de la cultura. Pero es este modelo el que representa una anomalía (que ha durado unas décadas o unos pocos siglos) y no el impacto de lo digital. Internet, por el contrario, reduce barreras y permite la recuperación de la creación como actividad social y colaborativa.

A propósito, ¿estás a favor o en contra del canon digital? ¿Por qué?

Estoy en contra del canon digital por varias razones:

  • Primero, está basado en una concepción obsoleta de la creación y la propiedad intelectual.
  • Segundo, por que privilegia a un colectivo, al que se le subsidia mediante un "impuesto", sobre otros trabajadores (obviamente, la extensión del modelo a otros colectivos no es viable ni tendría el más mínimo sentido).
  • Tercero, por que es un impuesto encubierto que, además, se gestiona directamente por entidades privadas (con escaso o nulo control público).
  • Cuarto, por que, en contra de la manipulación continua a que someten a los ciudadanos, el derecho de copia privada es independiente de la existencia o no de un canon. El que se argumente esta falacia refleja las escasas y pobres razones de los promotores del canon.
  • Quinto, por que las políticas culturales basadas en la protección ?contra? la producción cultural "extranjera" y en la subvención a los creadores han sido un fracaso en lo que respecta al desarrollo de una industria cultural dinámica y un sector cultural diverso y atractivo para el ciudadano. Por supuesto, estas políticas si que generan un sector cultural poderoso que acaba constituyendo un lobby con gran capacidad de influencia sobre los políticos y sobre los medios de comunicación (a su vez parte de la industria cultural).
  • Y sexto, por que oculta un debate mucho más importante sobre como gestionar la propiedad intelectual en la era digital. El debate del canon está obsoleto y representa un conflicto del pasado. La cuestión de la propiedad intelectual es la clave del presente y del futuro.

3. ¿Cómo crees que modifican la red y los nuevos soportes tanto a la producción (escritura) como la recepción (lectura) de la letra impresa?

La red modifica el proceso de investigación y documentación en que se basa la producción. Por otra parte, permite desarrollar nuevos lenguajes narrativos y nuevos formatos, en buena medida aún por explorar. Por otra parte, existe una tendencia a la atomización de los mensajes o las obras por que reducen su extensión o se dividen en fragmentos. El lector modifica su relación con la obra, pero, sobre todo, puede alterar su relación con el autor y con el resto de la comunidad (por ejemplo, realizando críticas o reapropiándose de la obra original para nuevas creaciones). El número de autores aumentará y la distinción autor-lector se diluirá en parte. Surgirán múltiples modelos intermedios entre el autor amateur y el profesional, y, en todo caso y como ya sucede en la música, se diversificarán los modelos de remuneración.

4. ¿Cuál es el futuro del libro? Pros y contras de la revolución digital en el mundo editorial

El libro impreso, tal como lo conocemos, se especializará en ciertos nichos (posiblemente aquellos de mayor valor y/o precio). De hecho, algo así ha sucedido, en negativo, ya con la progresiva desaparición de las enciclopedias en papel. La obra escrita, en sentido amplio (incluyendo todas las formas digitales), ha experimentado un crecimiento importante con Internet y especialmente la web 2.0. Este aumento de la producción ha provocado, por supuesto, la aparición de un número muy elevado de obras que en opinión de la mayoría tienen una calidad ínfima, pero al tiempo surgen autores y obras de gran calidad, pequeños porcentualmente pero muy importantes en términos absolutos. El desarrollo de herramientas para la búsqueda, filtrado y agregación de información digital (en especial tecnologías como RSS, buscadores especializados, agregadores y los sistemas de etiquetado) equipan al lector para poder hacer frente a esta exuberancia creativa sin necesidad de los filtros y autoridades tradicionales. Esto no significa que asuman ese nuevo rol; por el contrario puede que prefieran ceder ese esfuerzo a editores y/o críticos, pero los seleccionarán con criterios muy diferentes a los del ?mundo del papel?.

5. De la blogosfera a la globalizacion digital de la información, ¿cómo está transformando la red a los media?

De una forma radical. Prensa (especialmente en papel) y televisión pierden audiencias continuamente y, lo que es peor, se quedan con el sector de población menos activo social y económicamente (y menos atractivo en términos de publicidad). Pero al tiempo, Internet abre enormes posibilidades para los medios que se adapten (o para los nuevos actores que sepan explotar esas oportunidades):

  • explotar las largas colas que representan los innumerables pequeños nichos de información especializada (algo así hacen ya una parte de los blogs),
  • actuar como filtros y agregadores para aquellos lectores que no deseen invertir tiempo personal en esta actividad (pero deberán convertirse de nuevo en autoridades convenciendo a los lectores),
  • explotar nuevos modelos de publicidad online, etc.

En todo caso, creo que aún no está claro si los medios tradicionales (reconvertidos) tienen un espacio en el futuro o, por el contrario serán innecesarios tal como los conocemos. Pero esto no quiere decir necesariamente que la información y la democracia corran peligro (como se defiende apocalípticamente desde algunos medios). Están surgiendo modelos alternativos que permitan a la gente informarse y participar en la vida pública.


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POR EL PLACER DE LA

POR EL PLACER DE LA LECTURA

Escrito y firmado por José Luís Sampedro, escritor, filósofo y buena gente.

Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit.

A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante.

Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana.

Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después hice una visita a una bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en

el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.

Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una

joven bibliotecaria les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia.

La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada.

Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el

conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas

actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a cambio.

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de

prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la

operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa

prefiere autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas.

He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!*

José Luis Sampedro