¡Espectacular Nacimiento de Sextillizos en Lluta!

En un escape al Valle de Lluta, casi al llegar a Pocon Chile, llegamos con una amiga a la parcela de don Ibar Trigo, para conocer a sus "nuevos sobrinos", nacidos dentro de un triángulo amoroso y en plena naturaleza.
Nos subimos a la camioneta y juntos emprendimos rumbo al área privada de ellos. Eran nada menos que 3 avestruces, 1 macho y 2 hembras que dieron a luz SEIS hermosas avestrucitas hace 21 días, para alegría y chochera de Don Ibar y, porque no decirlo, también para nosotras, considerando que es la primera vez que en Arica, Chile y Latinoamérica - según investigaciones del propio Don Ibar- que ejemplares de esta especie han nacido en cautiverio y sin necesidad de incubadoras y más aun; ¡En tan sólo 1 año! tiempo que ha transcurrido desde que él adquirió a las aves adultas, que, según él mismo nos explica, necesitan estar en un trío conformado por un macho y dos hembras para poder reproducirse en óptimas condiciones.
Al principio (pero por suerte siempre sobre la camioneta) vivimos el ataque frontal del macho, quien nos increpaba abriendo sus alas, en señal de enojo. Ante esto nos vimos obligadas a cerrar las ventanillas del vehículo para que no metiera su largo cuello y nos agrediera. Luego apareció una de las hembras moviéndose con mucha rapidez y dando giros sobre sí misma; todo esto para proteger a sus polluelos que en ese momento estaban a cargo de la segunda madre.
Según nos contó Don Ibar las hembras llegaron a poner hasta 70 huevos los cuales vendieron a sus clientes habituales y que después le contaban las anécdotas: ”que un solo huevo había alcanzado para hacer 6 queques” o bien que “habían hecho una suculenta paila y de ella habían comido 6 personas”, porque "¡Así de grandes eran los huevos!", nos cuenta con su imborrable y contagiosa sonrisa.
De esos setenta huevos, él junto a su señora Rosita, decidieron dejar unos cuantos para que los empollaran; lo único que hicieron ellos fue ahuecar un hoyo en la tierra y esperar. Durante el tiempo que duró el proceso él veía que las tres avestruces se turnaban para anidar, hasta que llegó el día de ver a sus nuevos sobrinos. Él atribuye este acontecimiento al amplio espacio que tienen las aves ya que son territoriales; él no ha gastado nunca en ningún alimento especial, todo ha sido absolutamente natural transformando una hectárea en un perfecto hábitat para estas veloces aves que, finalmente, nos tomaron como un elemento más de este hermoso paisaje.