¿Dónde están los Resucitados? ¿Qué pasó con Ellos?

08 Abril 2008
Nos alegra que se proteja la vida desde su concepción. Pero creemos injusta una ley que prohibe la distribución gratuita de un fármaco, pero acepta que se venda, quedando al alcance solo de los que tienen dinero. Por Orlando Contreras sj.
Orlando Contrer... >
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Liturgicamente, la Iglesia está celebrando el tiempo Pascual. Luego de la muerte de Jesús, los discípulos vivían encerrados por miedo a los judíos, pero la experiencia del encuentro con el resucitado los llenó de alegría y una valentía inusitada. Los Hechos de los Apóstoles dan cuenta de que, para los primeros cristianos, proclamar a Jesús resucitado implicaba persecución, cárcel, tortura y martirio. Pero ¿qué pasa hoy con los cristianos resucitados? Hoy somos testigos que este anuncio no significa nada; no se sabe de nadie a quien se le persiga o se le meta en la cárcel por decir: ¡Jesús Resucitó! En la actualidad, la verdad más importante de la fe cristiana se ha reducido al intercambio de huevitos de chocolate, un saludo cariñoso y la expresión de buenos deseos.
¿Qué pasó? ¿por qué este cambio? Leyendo los Hechos de los Apóstoles encontramos que los primeros cristianos junto con anunciar la resurrección de Jesús hacían algo más: llenos del espíritu de Dios reproducían, en el contexto histórico y cultural de su época, el modo y estilo de ser de Jesús. Por eso, en el nombre de Él, los Apóstoles restituían la dignidad y la vida de los pobres, despreciados y enfermos que eran marginados de las estructuras básicas de la sociedad de la época.
Cuando los discípulos recibían órdenes de no hablar ni enseñar nada en el nombre de Jesús, ellos replicaban: “es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres”(Hc. 5,29). Frente al ejercicio del poder que se divinizada a sí mismo, los apóstoles anunciaban que no hay más poder que el de Dios en Jesucristo y que este poder es el del servicio en el amor que llega al extremo de dar la vida por los demás sin excluir a nadie.
Desde la experiencia del Dios de la vida, los primeros cristianos rechazan una religión de normas, leyes y ritos formales y vacíos. La experiencia de ellos es la del Dios que los ama gratuitamente y que les regala el espíritu de Jesús para descubrir qué y cómo actuar en medio de las encrucijadas de la vida de su época.
Pero hay algo más. Los Apóstoles, abiertamente, dicen a quienes los escuchan: “a ese hombre, que conforme a los planes y propósitos de Dios fue entregado, ustedes lo mataron, crucificándolo por medio de hombres malvados” (Hc. 2,23ss). Es claro que los discípulos denuncian abiertamente a los responsables de la muerte de Jesús.
Considerando lo anterior, entendemos por qué los primeros cristianos fueron perseguidos, encarcelados, torturados y martirizados. Entendemos también que “los cristianos de hoy” viven como los discípulos antes de tener la experiencia del resucitado: llenos de temor y miedo. Obviamente no es miedo a los judíos sino a cosas, personas y situaciones que los paralizan. Miedo al qué dirán, miedo a la propia conciencia, miedo a quedar solos, miedo al conflicto por el bien de otros, miedo a decir lo que realmente se piensa.
El desafío pastoral para la Iglesia es claro en este punto. En el contexto cultural que vivimos hoy, estamos invitados a facilitar la experiencia del encuentro con Jesús Resucitado. Fruto de este encuentro personal surgirán auténticos discípulos de Jesús con un renovado espíritu misionero. Esta experiencia nos liberará de vivir como “católicos a nuestra manera” para vivir a la manera del Jesús de los Evangelios en la Iglesia.
Con la fuerza del espíritu de Dios nos atreveremos a rechazar lo que atenta contra la dignidad de la vida desde su concepción hasta los que se encuentran en agonía “porque hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hc. 5,29). Frente a los tratados que se hacen intocables proclamaremos que la ley se ha hecho para el hombre y no el hombre para la ley (Mc 2,27). En todo niño, joven, hombre, mujer o anciano que es despreciado y humillado proclamaremos que, en ellos, es a Cristo mismo a quien se desprecia y humilla. Denunciaremos que el dolor de estos hermanos tiene responsables bien claros.
Vivir al estilo de Jesús, y con la luz del Espíritu de Dios, nos ayudará a discernir y enfrentar las encrucijadas de la vida y los dilemas que a diario nos toca vivir. Así, frente al dictamen que prohíbe la distribución de “la píldora del día después”, desde la doctrina de la Iglesia, nos alegraremos porque se protege la vida desde su concepción. Pero, desde la misma doctrina de la Iglesia y desde otra perspectiva de la sociedad, la denunciamos como una ley injusta porque prohibiéndola en los consultorios públicos, el Estado acepta que ella se venda en todas las farmacias y así queda al alcance solo de los que tienen plata, pero no de los pobres.
En la Iglesia, en comunión con ella y en la sociedad “es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres”.

Comentarios

Imagen de Fernando

Me agradan mucho sus

Me agradan mucho sus comentarios y la certeza de venir de un catolico pero lo importante no es el mov al que uno pertenezca ni la religion en que este sino la vivencia practica y cotidiana de las enseñanzas de Jesus vivir para cristo es vivir con el y es muy importante tirar rituales, el ritualismo nos encierra como que sofoca nuestra libertad Jesucristo es la verdad es la libertad es el amor en su ejemplo y el amor derramado a traves de el y el espiritu santo en nosotros solo debemos quitarnos las vendas, los ritos, las formas y verdaderamente seguirle

Felicidades!!

Imagen de marita

me alegro mucho de su

me alegro mucho de su comentario...en verdad el vivir al estilo de jesus en ocasiones trae algunos problemillas, pero sin dudarlo vale la pena.vivir asi.....en algunas ocasiones me a tocado evidenciar la necesidad de algunas mujeres por esta famosa pastillita, que en cantidad no han sido tanto como se ha querido hacer notar por algunos medios, pienso sin embargo que como cristianos es nuestro deber defender la vida siempre..no solo desde su concepcion..... ¿la vida de una mujer no cuenta ?...hay que ser justos en su medida...que la pastilla es abortiva ? que no lo es?...no esta nada claro aun...mientras tanto ...se acepta tranquilamente que se venda.¡¿¿¿???.pero no se acepta que se distribuya ¿¿???....entonces la vida vale o no vale??.....

Imagen de Vilma Castro

Felicitaciones, por

Felicitaciones, por evangelizar a través de éste espacio.

Una respuesta a su pregunta sería que los resucitados o mejor dicho los cristianos de hoy se han " sentado en las gradas" a observar, ya no son los que "morían en la arena" por el nombre de Jesús y eso sucede por lo mismo que usted dice:

"Desde la experiencia del Dios de la vida, los primeros cristianos rechazan una religión de normas, leyes y ritos formales y vacíos. La experiencia de ellos es la del Dios que los ama gratuitamente y que les regala el espíritu de Jesús..." . esto no tenía que haber cambiado, no es para tiempos pasados, Dios no es pasado, es presente. Pero las religiones han apartado a los hombres de Dios con sus doctrinas de hombres, tal como lo hacían los fariseos en tiempos de JESÚS.

Conclusión, el mal de los cristianos ha sido la religión o las religiones.

Dios le Bendiga por su aporte.