Tía Petita: 30 Años de Amor y Entrega

Arica es una ciudad muy afortunada. Además de las momias, sus playas y el clima, existen personas muy especiales, que hacen de esta una tierra única en su tipo. Es el caso de la tía Petita.
Me había hablado muchísimo acerca de esta “Sor Teresa de Calcuta” ariqueña y ayer a medio día decidí ir a ver a la Tía Petita y fui a su casa. Ella estaba sentada rodeada de “sus niños”, rezando el rosario y con gusto aceptó conversar de su obra y, para ser franca, casi no fue necesario hacerle preguntas.
Es por eso que en esta entrevista, en el aniversario 30 de su gran obra solidaria, ella misma nos cuenta de sus inicios, de la esperanza y la alegría de ayudar al prójimo.
Sus comienzos
“Yo llegué de San Felipe, con mi marido y con mi mamá. Entonces, un hermano menor que yo, que vive en Australia, me mandó una plata para compartir con mi mamá, que tenía 90 años y la junté para comprar una casita. Recuerdo que en ese tiempo, venían los “cabros” a la reja a pedir un pancito, un tecito... que no habían tomado desayunito y yo les empecé a colaborar. Fue entonces cuando me dije: si Dios me dio esta casa, la única que he tenido en mi vida, que sirva para algo y que mejor que ayudar a los niños que estaban sin comida.
Hablé con el Obispo, don Ramón Salas Valdés, me dijo que de CARITAS Chile le estaba llegando harina, leche y manteca y que me iba a convidar. Yo ya tenía 45 niños en el comedor, con mamás que se iban en ayunas a trabajar... Era el tiempo de Pinochet.
Empecé preparando un jarro de leche grande, pan amasado y unas señoras me ayudaban. Estaban contentos los niños. A los 3 meses ya tenía 130 niños. El hambre era abundante, así que hacíamos sopaipillas para vender y comprar más alimentos.
A quien madruga...
Mi día parte a las 5 de la mañana y eso que rezo un rosario antes de las 5. hora en que prendo los fondos y un poco más tarde llegan las señoras a servir el desayuno. El comedor funciona dando desayuno y almuerzo. Un tiempo traté de hacer una colación en la tarde, pero no alcanzó. Con almuerzo y desayuno se aguanta hasta el otro día.
A las 3 de la tarde duermo 1 hora y en la noche me acuesto como a las 10 de la noche y mi hijo me pone una máquina de oxígeno para respirar.
Aquí no se cuenta el número ni el nombre del que viene, se recibe al que tiene hambre y se le sirve. 50 litros de té, 40 de leche y “sanguches” se reparten en la mañana. Hay un comedor de adultos y otro de niños que comparten con las mamás con niños chiquitos y mujeres embarazadas. Hacen cola, yo me pongo a rezar con ellos para que no los atropellen.
Yo partí sin un veinte y todavía no tengo ni un peso, pero Dios provee porque yo no le pido plata a nadie. Todos mis ex patrones me ayudaron. Hoy, la gente que viene y que trae cositas. Cuando estoy bien apurada me voy a la oficina del Diputado Paredes y él me ayuda, comprando sacos de legumbres.
A mí me da satisfacciones el Señor, porque él nos tiene sirviendo, soy empleada de él y pobre de mí que lo haga mal, porque después me va a decir : “Petita ¿hiciste el trabajo que te encomendé?” Y si yo le digo: “No sé, Señor, tú sabes… más o menos”. Me diría: “Espérate ahí no más”. Él sabe y nos da todo. Han pasado 30 años y ningún día que yo haya dicho: no, no hay comida. A veces falta el pan, pero hacemos una colecta y se compra.
Sus Niños
Uno de sus “Niños”, los regalones como ella les dice, comenta que ella es una gran mujer y ella dice que no. ¿Por qué tan humilde? Le pregunto y me dice que “no es humildad, cumplo con mi deber, podría tener una casa con un lindo living y ¿cuándo muera, me lo voy a llevar acaso?
A la hora de hablar de “ayudas” es enfática en decir que si tuviera que pedir algo, recurriría a Ricardo Lagos. “Una vez tenía una deuda tremenda de poco más de 500 mil pesos en una bodega del Agro donde compro las legumbres. El caballero del agro me explicó que debía pagarle porque tenía que comprar más mercadería y pensé que si me tiraba las boletas a cobro, me podía quedar sin la casa. Entonces fui donde la Gobernadora Bronia Castillo, ella llamó a Ricardo Lagos (mientras era presidente), quien había estado durante su campaña aquí y él mando a pagar al tiro la primera boleta, porque eran 5. Me mandó la plata así que confiaría otra vez en él o en Iván Paredes”.
¿Quién es la Tía Petita para quienes la rodean?
Patricio es uno de quienes asiente durante la entrevista con la Tía Petita, mientras ella habla de la importancia de Dios en su vida. Al preguntarle por su impresión de ella, señala: “Es una bella persona. Yo tengo señora y dos hijas y les llevo la mitad de la comida”.
“Ella es una gran mujer entre las mujeres, la que más ha servido al Señor y que más bondad ha tenido entre todos nosotros”, dice Hernán Morgado.
En tanto su hija, Verónica Silva, expresa que: “lo más lindo es tener una mamá así. Somos 6 hermanos más una niña que crió. El ejemplo de ella es vivir entregada a Dios, con una sencillez tremenda. Nos enseñó a servir a los demás”.
Por último, Norma Fuentes, que lleva 25 años trabajando en el comedor desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la tarde, dice que “ésta ha sido una experiencia muy linda. Antes no había descubierto este don que me había dado el Señor, el don de servicio. Mi hija menor incluso se crió acá. Ella es una santa, muy humilde (se emociona) nos ha enseñado todo a nosotros.”
Experiencias como la de la tía Petita me hacen pensar, ¿qué hacemos día a día para ayudar al prójimo?
Si quiere respirar algo de la inmensidad que trasmite esta mujer, le comento que hoy a las 18:00 hrs. se oficiará una misa por el 30 aniversario en la capilla ubicada al lado de los comedores (Renato Rocca antes de llegar a Tucapel).
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