Semblanzas Profundas: Marietta Morales Rodríguez

13 Julio 2008
Esta escritora, tiene una enorme madurez, se haya en constante renovación y no teme experimentar, llevando su arte a niveles que coquetean con distintos discursos, lo cual le otorga una gran riqueza estilística. Por D. Rojas
Daniel Rojas >
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En esta ocasión, semblanzas profundas se traslada a la segunda región, a fin de explorar de forma acuciosa el trabajo de una joven, prometedora e ineludible voz poética del norte grande, la cual debiera ser considerada de forma atenta no solo por esta extrema y desértica región sino retumbar a razón de fuerza y convicción, en el centro y cada rincón austral del país.
De personalidad creativa y fresca, Marieta Morales Rodríguez (Antofagasta 1973) Ha publicado el poemario Cartas abiertas a Serguei año 2000 y fue favorecida por la Beca de Creación Literaria mención Poesía del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2001). Textos suyos han sido publicados en diversas antologías, como Yo me callo Editorial los andes por el poeta Raúl zurita 1997, Poetas del Desierto Copiapó 2004, Poesía joven de Antofagasta (1997), Poetas Nortinos (editor Luís Moreno Pozo; Tocopilla, 2004) y Microcuentos de Micro Antofagasta (2005) al igual que en revistas impresas y digitales como Mundo Literario (Buenos Aires), Zunai (2004), Monosofía (Ciudad de México), La Habana Elegante (Dallas, EUA), El Coloquio de los Perros (España), El Momo Poesía (editor: Adrián Campillay; San Juan, Argentina) y actualmente Revista Cinosargo, magazine virtual de arte y cultura que surge desde Arica. Se encuentra además, próxima a publicar su segundo poemario: El Rudo Alacrán de Doble Aliento Como escritora, tiene una enorme madurez, se haya en constante renovación y no teme experimentar, llevando su arte a niveles que coquetean con distintos discursos. En sus versos hay una mixtura de elementos sagrados y profanos, además de un inquieto contraste entre lo pasado y contingente, figuras y temas que están en la palestra mediática y que bien sabe esta poeta, enraizar con tópicos fundacionales y láricos, los cuales resurgen de su mano, con sugestiva vitalidad, en una antinomia, que así como plasma iglesias de pueblo recóndito, cayendo a pedazos producto del tiempo, opone sin reparo la camanchaca contra y frente, a una caníbal de las alfombras rojas, Paris Hilton, los blogs, el cine y la música pop.
Hay en su don además, matices de Vallejo, al elevarse en la palabra y afanoso caer en picada con un único goce obseso, romper los límites del verbo. De Lihn y Gelman brota lo trascendente y sus páginas se tiñen de gestos neo barrocos, nuevos talentos argentinos y próceres cubanos de lo real maravilloso y la deconstrucción lingüística. En torno a la isla y su influjo, tampoco es de extrañar el manejo del ritmo, y entre cada juego de palabras, una alusión a Hemingway. Pues al pensar y leer la obra de Morales Rodríguez, se hace imposible de eludir, su capacidad de fabulación. Esta competencia nos permite asimilar su intención a la de un selecto grupo de autores que heredaron del viejo Ernest, el laconismo y la precisión para adjetivar, son los que suceden a la generación perdida, llevando a sus poemas y al arte lírico en general, los mandamientos de desarraigo y cosmopolitismo.
No por nada Gingsberg, Kerouac y Burroughs, deliraban en torno a la ayahuasca, el mileniarismo Incaico, la tradición Maya y la poética de Martín Adán. Sus compañeros de ruta, Cassidy, Corso, Ferlinghetti y el distante Bukowski al cual la autora dedica una apología, marcan una veta narrativa que podemos rastrear en sus poemas. No es un afán o delirio prosístico, tampoco mera descripción, sino el ingenio y sagacidad del relator locuaz, por tanto se halla capacitada para crear un firme hilo tensional y climax que orientan al destinatario del mensaje, por los pasajes que sus diferentes hablantes, van sembrando. Marietta, producto de su experiencia como ciudadana del mundo y a la vez ratona de biblioteca, por algo es parte de una familia con tradición de libreros, goza de múltiples talentos a la hora de disponerse ante el papel y no teme dar curso a ese brillo Austeriano, que consigue hablar anecdótico del baseball y el Quijote en un mismo párrafo o el paraíso perdido de Milton y la cultura fumadora de Bajtin, en algún capitulo perdido de su Trilogía.
Ese tipo de analogías y vinculaciones, persigue y logra el trabajo de esta autora, hija de uno de los fundadores de Tebaida, Miguel Morales, mejor conocido como el Tipógrafo Huraño. La poesía corre por sus venas y en su matriz creacionista palpita una narradora en potencia, similar a las mujeres que tanto admira, las hermanas Bronté y Simone de Beauvoir pues como ellas, busca desenmarañar el conflicto de su existencia, del viajero atrapado en su lengua, género y espacio, a la par que diseña con el lenguaje, compleja materia prima del creador literario, un cosmos visionario plagando páginas con paisajes, cuerpos y estímulos de rico valor sinestésico. Imágenes suculentas que rayan en una sinuosa desesperanza y frágil belleza capaz de desvanecerse en un parpadeo.
Marieta tiene un celoso compromiso hacia el oficio y nutrido manejo de recursos estilísticos y estéticos capaces de opacar el misógino panorama cultural de nuestro continente y a la vez, esa costumbre arraigada, fálica y paternalista condición que tanto criticaba Nana Gutiérrez de sus pares femeninos. La poesía de minifalda, las grupys y primma donnas de los vates, por tanto, aguerrida, no teme escribir y decir lo que piensa sobre el proselitismo poético y el panorama literario de Antofagasta, el cual compara en cierto grado con un purgatorio o caldera de las vanidades.
Señala que hay un elitismo sobre todo en contra de los jóvenes talentos, por otro lado, los poetas locales tienen que ser más productivos, salir de sus camarillas, porque mucho ruido y pocas nueces, una crítica final, va dirigida a la falta de canales de comunicación con otras ciudades de Chile. Hay poco intento de abrir espacios y vías, en lo personal, Marietta apuesta por medios digitales como el blog. Son una alternativa al vacío editorial, sobre todo en estos lugares, en que estamos tan aislados”.
Apreciaciones que surgen no sólo de su actividad como poeta que ya hemos revisado, sino como gestora, pues ha vivido de cerca el movimiento literario a través de encuentros, recitales, y tertulias, entre estas, los exitosos Lunes Poéticos realizados en el Café del Sol en su ciudad. Instancia que tuvo a su cargo y cuyo objetivo era juntar a las distintas agrupaciones literarias de Antofagasta con su público a fin de disfrutar de declamaciones en vivo y números artísticos.
Sin duda una escritora que no debemos perder de vista, pues su carrera se ha forjado a pulso y con su próximo libro de poesía, una nueva página de su propia bitácora y la del norte grande del país, cobra rudo aliento.
Autor: Daniel Rojas Pachas
Publicado en;Cinosargo
Muestra de Poemas
Unplugged en la aridez
El telón ha caído
y los aplausos retumban en las rocas
de antiguas fortalezas,
junto a las fichas
de la suerte esquiva,
en la neblina espectral
que camina en los barcos varados
en un jardín de arena.
Las velas se encienden
con las calaveras cósmicas
y las fumarolas
emergen en los volcanes
del diluvio
como manantiales
que corren al fondo del pozo
del desierto.
Florecen cactos que derraman
lágrimas
en el oasis de los espejos volubles
que reflejan pisadas
de antiguas caravanas,
que vieron amaneceres
desde la luna.
El costal de nieve se rompió
en la línea horizontal del ocaso.
Los paraguas se abren en las tumbas.
Los cuervos beben el néctar de las abejas.
Carta abierta a Serguei
En la pista de aterrizaje,
caminas ansioso
en busca del olor del habano
de la vieja Cuba.
Como el sentir de la médula
de millones de hormigas que pululan
en los pasillos gélidos,
de esos viajeros eternos
que llevan a cuesta
el madero de su cruz,
que arde en la inmensidad del mar,
sobre la línea horizontal
de tu mirada.
Se cruzan
los campos imperfectos
de la creación.
Las turbinas de los aviones
encienden los motores de esos alientos
casi divinos,
que se balancean
en el árbol del poder
en las noches póstumas
después del tornado que emanó
del pararrayo
en la vieja biblioteca.
Carta a Bono en ParísEstoy como en ese cuarto de hotel
de un millón de dólares.
Observando a través de la ventana
cómo cae la nieve,
humedeciendo las calles de la ciudad.
Escuchando The matter more pretty of word
recordando esas viejas canciones del patio del colegio
en que todo lucía
como una moneda de centavo.
Eran los tiempos en que las distancias
me parecían remotas
y estar sentada en los pasillos de los aeropuertos
una situación casi irreal.
Ahora en este pulcrísimo hotel,
envuelta en un vestido blanco,
todo ha sido vertiginoso y casi cinematográfico,
cuando el carretero de la muerte
caminaba hacia el cementerio.
Mis mundos se derrumbaron
y todo se evaporó entre mis manos,
y solamente pude guardar tu fotografía
en mi baúl.
Eran los tiempos en que soñaba estar contigo
en un castillo de Dublín,
construyendo esos mundos perfectos,
donde no existe el desamor.
El tiempo corrió como atleta soberbio.
El carretero de la muerte se alejó para siempre.
Galopé hacia tierras áridas, desafiantes.
Levanté circos como hongos
después de la lluvia,
aprendí a sentir el látigo del silencio.
Lancé muchos papeles
y aún escuchaba tus canciones
cuando caminaba por las calles empedradas
de la ciudad.
Ahora los transeúntes
corren de un lado a otro,
como esa niña que se levanta temprano
para subirse al microbús.
Saco del cajón aquel libro bellamente impreso,
y siento, mi querido Bono,
que ambos estamos envejeciendo.
Brebaje de doble filo
La tierra gira en torno a ti
Brebaje de un cuchillo en doble filo
que corta la hiel sobre la luna .
Las parras construyen tus caminos
Maléfico fruto bello ,
mordido por la serpiente
de las carreteras polvorientas .
Vendimia interminable.
Cada vez que veo tus ojos
Todo está en rotación
como hojas de parra
en busca de batalla ,
vuelos de mariposas
en torno al fuego de encuentro
furtivo en que los campos renacen
después de los ataques de pilotos suicidas
que bebieron tu sangre
para enfrentar
a la señora de la higuera .
Te siento entre mis manos
con el trueno que hace estallar hojas
cada vez que evoco tu mirada ,
en esa bodega de los siete años .
En San Petersburgo las copas
se alzan por el fin de la guerra .
Rojo furioso como sangre de toro
en un atardecer en la pampa .
Travesura de Baco agitando mi pecho
para bailar en tu vendimia
que hace agitar mis sábanas
Autora: Marietta Morales Rodríguez
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