Semblanzas Profundas: Los Reyes de Julio Cortázar

05 Octubre 2008
Los Reyes, es una historia que revela las preocupaciones del Argentino frente al fascismo y la muerte del otro, esa alteridad castigada por prejuicios y la intolerancia. Por Daniel Rojas
Daniel Rojas >
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El conocido mito del Minotauro, criatura fantástica mitad hombre mitad toro, encerrada en el laberinto Dedálico a pedido del Rey Cretense, Minos, hombre de poder y ambición que pretendió ocultar en la maravilla arquitectónica de su cautivo ingeniero Dédalo, la vergüenza de ser padre, más bien padrastro de semejante aberración; nos habla acerca de la soberbia y el anhelo desmedido de poder, por encima de numerosos temas que se vinculan al folclore griego arcaico, pre-olímpico, plagado de costumbres que apelan a la divinización de la figura Taurina.
Y es que, lo que en un principio fuese una debilidad para el regidor, terminó por convertirse en ícono de potestad e imposición para su reino, al ser el instrumento de opresión en contra de los atenienses, que como tributo de guerra, debían enviar a jóvenes, hombres y mujeres a morir como alimento y sacrificio para el monstruo.
El Rey Minos, ambicioso y ladino regidor, solicitaba indistintamente favores a los doce que acompañaban a Zeus, portador de la Égida, para luego incumplir en torno a las correspondientes libaciones pactadas. Producto de su desobediencia, el vindicativo Poseidón, Dios de los mares que hiciese la vida imposible al astuto y sagaz Ulises en la epopeya homérica, la Odisea, castigó a Minos, a través de su mujer, Pasifae. Esta víctima de un deseo incontrolable sostuvo por intervención del Dios, relaciones prohibidas y contra natura con un toro blanco de su creación, mismo que Minos debió sacrificar en honor al Oceánida.
De esa relación, nació este magnífico y a la vez esperpéntico ser, que ha llegado a nosotros a través de distintos medios y revisitado por numerosos autores, desde que fuera compendiado en la enciclopedia de Apolodoro. Al hacer un poco de memoria, rápidamente pensamos en la conocida Casa de Asterión de Borges, que nos muestra un filosófico y apesadumbrado Minotauro, un existencial monologador que se comunica con otro rey encarcelado, viviendo una onírica delusión, Segismundo de La vida es Sueño de Calderón de la Barca.
No se extrañan tampoco las versiones fílmicas como la del narrador de cuentos en su segunda temporada, que abordó las más conocidas tragedias griegas, Orfeo y Euridice, el escape frustrado de Dédalo e Ícaro, en fin, la manera en que el texto original ha sido recreado intertextualmente, no omite las versiones animadas e incluso la aparición del Arquetipo de Monstruo como villano de videojuegos. Y esto, pues en la segunda parte del mito, la acción incluye la aparición de un joven llamado a convertirse en héroe y regidor, Teseo, ateniense pastor, privado de información relativa a su origen monárquico y que una vez descubierto su linaje, comprende también su hado.
Su destino esta marcado por la muerte del Minotauro y la sustitución de su padre Egeo tras la derrota de Minos, para ello cuenta con el apoyo de Ariadna, hermana de Asterión para algunos piadosa y sororial damisela que pone fin a la fatalidad del toro-hombre, para otros, cándida víctima de los encantos del príncipe y enamorada traidora que vende el poder familiar, cual sea su motivación, ella guía con su conocido hilo los pasos del justiciero por los olvidados y funestos rincones de la enmarañada prisión-hogar.

Conocidos algunos antecedentes sobre el original mito, quiero referirme ahora al primer libro de Julio Cortázar, Los Reyes, uno bastante oscuro o mejor dicho un tanto obviado de su bibliografía y que “en apariencia” se aleja de sus acostumbrados temas, digo en apariencia pues en las páginas de esta novela, corta, que a su vez, goza de una función apelativa predominante y un lirismo intrínseco, se reafirman temas imprescindibles para al autor. Las preocupaciones del argentino frente al fascismo y la muerte del otro, esa alteridad castigada por prejuicios y la intolerancia del que reclama la violencia como única forma de comunicación.
Los Reyes, es una historia de poder que recuerda el morbo gótico medieval en que papas y reyes se sucedían en función de crímenes y conspiraciones, las tres figuras que entran en colisión son regidores, de distintas intenciones y calañas, sin embargo reyes al fin y al cabo. He ahí, la intención del título.
En torno a las figuras reales podemos referirnos al primero en el cargo, Minos, un decadente anciano, temeroso del destino que trae aparejada la figura del sicario que se aproxima a su reino cruzando los mares. Aquel mercenario guerrero, afamado domador que viene a su imperio a medirse con el último bastión de su soberanía, el minotauro.
Puesto en una posición muy contraria a la que ocupa en la divina comedia como regidor de los infiernos, Minos ya no tiene el control de su imperio, esta disminuido lo cual aumenta los atributos de esa figura que se impone a fuerza de insultos y narcisismo. Nos referimos a Teseo que en boca del propio Cortázar, es un perfecto fascista. El cronopio toma la imagen clásica de héroe y sin alejarse del concepto que nos habla que estos personajes míticos que eran capaces de los actos más nobles y a la vez deleznables, traza un modelo de rey, de cuestionable valor mas no de valentía, pues es osado, intrépido y, sin embargo, no deja de ser un asesino, que procede al acto vil y luego cuestiona.
El apasionamiento ciego de Teseo, tiene su antagonismo, catalizador de la acción, no en la caracterización de Minos, que opera tan solo como un complemento aditivo a las características maquiavélicas del Ateniense, el conflicto lo descubrimos en el lugar menos esperado, en el corazón de la bestia, que más allá de su contextura y talante resulta ser un poeta, un anfitrión dionisíaco que opta por no devorar a los que son enviados como víctimas de su supuesto salvajismo, muy por el contrario al estigma de la imagen, el Toro los acoge y forma con ellos una utopía de comprensión en que se erige como padre, epónimo sabio y amante de la belleza, del canto y la cultura. Incomprendida víctima de la represión que teme lo que no es capaz de asimilar y que por tanto le es preferible eliminar.
La forma en que el autor tergiversa la historia y como diseña diálogos que buscan emular las estructuras conversatorias de los clásicos, nos revelan a un Cortázar camaleónico, sumamente talentoso, de amplio registro y recursos narrativos y que anécdota aparte, construyó está historia, como él mismo confiesa en una entrevista en un canal español, durante un viaje en un pequeño micro al movilizarse por los extramuros de la ciudad argentina, "llegó a mí quizá como un mensaje arquetípico de un antepasado griego", indica aludiendo siempre a sus fantasiosas y anti-reduccionistas formas de comprender la realidad que detestaban limitar el pensamiento del hombre a un feudo seguro y conocido, podríamos decir, a un laberinto lúgubre de cotidianidad, que no es como se podría creer, el hogar del minotauro, disminuido y refrenado ser que todos llevamos dentro, sino esa cárcel más grande, esa exterioridad que exponemos e imponemos como intolerantes Teseos, con la más irrefrenable normalidad y normalización.
Autor: Daniel Rojas Pachas
Publicado en Cinosargo.
MINOTAURO
Cuando el último hueso se haya separado de la carne, y esté mi figura vuelta olvido, naceré de verdad en mi reino incontable. Allí habitaré por siempre, como un hermano ausente y magnífico. ¡Oh residencia diáfana del aire! ¡Mar de los cantos, árbol de murmullo!
TESEO
Así. Deja quieta la cabeza y todo será bien simple.
MINOTAURO
Ariana, en tu profundidad inviolada iré surgiendo como un delfín azulísimo. Como la ráfaga libre que soñabas vanamente ¡Yo soy tu esperanza! ¡Tú volverás a mí porque estaré instaurado, incitante y urgido, en tu desconcertada doncellez de sueño!
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Comentarios

Imagen de Teresita

Leí muy a mi pesar la obra

Leí muy a mi pesar la obra "Los Reyes" desde la pantalla de internet, vivo en Corrientes y no conseguí la obra. Me resultó maravillosa la poesía y la humanización de lo inhumano; de la cobardía y el avasallamiento prefiero no hablar. Este mundo utópico del toro de cabeza roja es uno de los que sostiene mis ideales de educadora. Un abrazo con la cítara triste sonando en el fondo de mi alma.

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Leí muy a mi pesar la obra

Leí muy a mi pesar la obra "Los Reyes" desde la pantalla de internet, vivo en Corrientes y no conseguí la obra. Me resultó maravillosa la poesía y la humanización de lo inhumano; de la cobardía y el avasallamiento prefiero no hablar. Este mundo utópico del toro de cabeza roja es uno de los que sostiene mis ideales de educadora. Un abrazo con la cítara triste sonando en el fondo de mi alma.