Discoteque Cromañón: Pruebas Tapadas por el Humo

13 Marzo 2009
Los negocios comerciales y políticos que la banda Callejeros ocultó; los motivos para hacer zafar del juicio al verdadero dueño del boliche de Once, Rafael Levy, y la guardería fantasma que nunca existió. Por Lucas Schaerer
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El exceso de calor y el olor eran insoportables. Asfixiantes. La mujer pateó y esquivó cientos de zapatillas volcadas en charcos de agua. Los rastros de las manos en las puertas y paredes eran inevitables. Las banderas colgaban sin dueños. Ella veía todo envuelto en una negritud de pesadilla, que se negaba a terminar. Caminaba y veía las barandas de las escaleras retorcidas. Y ese escenario fatalmente vacío con una inmensa tela oscura y una batería solitaria. En su primera visita la jueza de instrucción María Angélica Crotto escuchaba a los oficiales de la Federal que le relataban lo sucedido en el incendio del boliche República Cromañón. En esa primera inspección la jueza Crotto supo que habían encontrado menores de edad. Ahí nació el primer y gran mito sobre Cromañón. "Qué vergüenza, una guardería en el baño", sostuvo la magistrada. De ahí la reproducción fue total y caló en la memoria de la sociedad argentina. Primero la Revista Gente, el "gran diario argentino", los noticieros, las radios, y nuevos diarios que usualmente cubren el juicio.
El mito de la guardería igual se derrumbó con el mismo transcurrir del juicio oral y público en el Palacio de Justicia Nacional. Por la sala de audiencia más importante del país han declarado más de 150 sobrevivientes del incendio. De este inmenso universo de testigos presenciales solo una persona declaró que existía la guardería.
"El baño de Cromañón parecía un jardín de infantes", testificó Yanela Sol Capuchetti a mediados de octubre. Sus falsedades llegaron al extremo de decir que "había un carrito de bebé en la puerta del baño".
Pocos saben que el apellido Capuchetti tiene peso en la jerarquía de la Policía Federal Argentina (PFA). Justamente Yanela Sol, la única persona que vio una guardería en el boliche de Once, es la hija del ex comisario Eduardo Capuchetti y sobrina de Alberto Omar, ex comisario general que controló la poderosa Superintendencia de Seguridad Metropolitana.
El padre de Yanela actualmente es el jefe de seguridad del club Atlético Vélez Sarsfield. En ese rol vivió la muerte de un hincha fortinero. Hace casi un año, cuando se dirigían a la cancha de Huracán y a la altura del Bajo Flores, un auto particular se acercó a un micro con hinchas y disparó plomo. Dio en el corazón del joven Emanuel Álvarez. A pesar del hecho, la relación de Eduardo Capuchetti con Vélez Sarsfield continuó. Al parecer producto de una relación construida cuando era titular de la comisaría 44 ubicada a tan solo cinco cuadras del club.
El otro Capuchetti de la Federal es el tío de la sospechosa testigo, Alberto Omar. Él llegó a los diarios por querer cachear a 12 mil personas en el puente Pueyrredón, cumpliendo órdenes de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría. Luego, el "Tío" comandó la feroz represión contra quienes apoyaban la recuperada fábrica textil Brukman. Pero a principios de junio de 2003 pasó a retiro por orden del entonces presidente Néstor Kirchner. Igualmente, Alberto Omar pudo sostenerse por una mano amiga del poder. Pasó a encargarse de la seguridad del perenne presidente de la Asociación de Futbol Argentino (AFA), Julio Grondona.
La fuerza de seguridad con sede en la avenida Belgrano tiene fuertes implicancias en las responsabilidades por la muerte de 193 personas. El comisario Miguel Angel Belay y el subcomisario Carlos Díaz de la seccional con jurisdicción sobre Cromañón fueron procesados e imputados por cohecho. Testigos y pruebas por escrito dejaron en evidencia que la comisaría 7ª recibía dinero, por parte del gerenciador de Cromañón, Omar Chabán; su jefe de seguridad Raúl Villarreal o el manager de Callejeros, Diego Argañaraz, a cambio de no controlar el exceso de público. El monto era 100 pesos por tandas de 500 personas de más. Por lo que surgió en el juicio, a través de un testigo, la recaudación sólo del fatídico 30 de diciembre de 2004 alcanzó poco más de los 50 mil pesos. Ello permite calcular que si la habilitación, en ese momento vencida, era para 1.031 personas entraron cinco veces más de los permitido, y eso se calcula por el precio de la entradas, que partían de los diez pesos.
La implicancia de miembros de la Policía Federal en relación a Cromañón no termina ahí. La Superintendencia de Bomberos ya cuenta con personal jerárquico condenado en el primer juicio oral y público por el trágico incendio. En la llamada causa Bomberos I, a fines del 2008, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nª 24 sentenció a varios jefes de bomberos y empresarios de boliches, por la mafia que expedía certificados de incendio para locales bailables.
"Yanela Capuchetti fue un testigo puesto. No paró de mentir sobre la supuesta guardería. Un tema al que los padres, al principio, no dimos importancia. La guardería fue una de las grandes mentiras lanzadas por Crotto. Entonces el ibarrismo y el periodismo amarillo tomaron ese dato y lo explotaron mucho más", relató a Noticias Urbanas José Iglesias, padre de una víctima y el querellante que más conoce de la causa que se tramita en juicio oral y público desde hace seis meses en el Palacio de Justicia Nacional. A pesar de eso, Iglesias reconoció la presencia de menores: "Los chicos que estaban eran familiares de los trabajadores de Cromañón. Justo cuando empieza el recital estaban allí (en el baño) porque era más fresco, pero jamás fue una guardería".
Quienes tampoco nunca avalaron el mito de la guardería y además testificaron acerca de la coima a los funcionarios policiales fueron algunos ex trabajadores de Cromañón. Patricia González, "la Pato", se encargaba del mantenimiento del baño y allí es donde murió asfixiada. "No había dos baños porque el otro se clausuró", sostuvo Ana Sandoval a Página/12 en el 2005, una de las empleadas de Omar Chabán que murió sospechosamente antes del juicio. Mucho antes de su final expresó a la periodista Alejandra Dandan que "en el baño no funcionaba ninguna guardería, como están diciendo. No había lugar: era un pasillito, de un lado estaban los espejos con las piletas, del otro lado seis baños", afirmó Sandoval, quien no podrá declarar en el actual juicio pero sí se leerá su declaración en primera instancia.
EL MITO DE CHABÁN DUEÑO
Otro de los grandes mitos reproducidos hasta el hartazgo, ya sea por intencionalidad o falta de rigor periodístico, es sobre el misterioso propietario del boliche. Las cámaras de televisión y fotográficas se concentraron en Omar Emir Chabán. La estrategia de confundir dueño por gerente tuvo su efecto. Al punto que muchos de los familiares no pueden reconocer al dueño de Cromañón si se lo cruzaran en la calle. Eso fue premeditado. Hasta 2008 ningún medio había dado a conocer la cara del padre de Cromañón, Rafael Levy. La justicia tampoco lo implicaba por las casi doscientas muertes. Levy, con su poder, se paseaba libremente. Excepto en dos momentos. Horas antes de presentarse a declarar en el Palacio de Tribunales cuando cientos de afiches con su rostro fueron pegados en las paredes. El otro repudio fue alrededor de la sinagoga de la calle Libertad a metros de la avenida Córdoba, aunque su rostro fue recortado delicadamente de cada póster confeccionado por un grupo de amigos y familiares de las víctimas.
El creador de la manzana "Coimañón", Rafael Levy, sabe ocultarse. Su cara recién apareció en un diario nacional luego del procesamiento que le dictó el juez Alberto Baños a principios de 2008. Lo que nunca apareció fue una empresa a su nombre. Levy utiliza compañías fantasmas y se maneja con testaferros; no sólo eso: sus teléfonos, automóviles y hasta la inscripción de sus hijos al colegio no llevan su firma. Ese método del ocultamiento le sirvió tanto para operar República Cromañón, como para tramitar y preservar su habilitación.
La justicia ahora debe decidir su suerte. Exactamente, la sala III de Casación Penal es responsable de llevarlo al banquillo de los acusados por las muertes en Cromañón o dictar su sobreseimiento, como determinó con premura la Sala V de la Cámara de Apelaciones.
Tampoco la justicia comercial desactivó sus empresas fantasmas, con las que construyó casi la mitad de la manzana limitada por las calles Bartolomé Mitre, Ecuador, Rivadavia y Jean Jaures. Frente a la plaza Miserere pudo operar, sin problemas, locales como un boliche de cumbia -Latino Once-, un cine porno, dos hoteles interconectados y un prostíbulo llamado Quatro Cat’s. Ello sin nombrar el relanzamiento, sin cartel de obra a la vista, de la feria Textirama. Que promete ser un shopping de prendas a bajísimos costos, muy parecido a otra feria textil semejante a la Salada que se construye en La Rioja 50 y se llama Once Elefantes.
LAS MENTIRAS DE CALLEJEROS
Los músicos de Villa Celina que conformaron Callejeros en el juicio ya están divididos y se desprestigiaron entre su público por echar culpas a sus seguidores. Hasta algunos de ellos fueron amenazados por declarar en su contra.
Por su lado y con abogada propia, el guitarrista, Maximiliano Djerfyl se ubicó en la vereda opuesta a la de sus ex compañeros de banda y amenaza con “contar la verdad”. En tanto que el manager, Diego Argañaraz, se encuentra en declive. La ex prensa de Callejeros, Aldana Prea, vio que el manager de la banda permitió que un grupo de fans dejara dos bolsos llenos de pirotecnia debajo del escenario en el estadio de Excursionistas. En tanto que la nebulosa de turbios negocios y ocultamiento de pruebas que dejó a la luz su ex socio y amigo personal, Lucas Hasmat, hijo del dueño de los locales Locuras, tampoco lo ayuda.
A los Callejeros, además de acusarlos por el conocimiento que tendrían sobre el masivo ingreso de pirotecnia, el exceso de entradas en venta, las coimas a la Federal, las irregulares instalaciones del boliche, muchos quisieran preguntarles sobre sus lazos con el poder. Nadie puede explicar su conexión con la empresa de seguridad privada "Integral Star Blue S.R.L".
Como banda barrial fueron asesorados a poco de la tragedia por uno de los estudios de abogados penales más costosos. Los abogados Julio Virgolini y Mariano Silvestroni han defendido los intereses del empresario telepostal Alfredo Yabrán y más cerca en el tiempo, estuvieron involucrados en causas de narcotráfico. Estos dos letrados fueron quienes arreglaron la primera entrevista que los rockeros brindaron tras la tragedia. A pesar de lo que proclaman en sus canciones, el elegido como entrevistador fue Oscar "el Negro" González Oro, de Radio 10. Los que conocen a la banda presumen que la productora con la que firmaron su primer gran contrato, Pelo Music, tiene algo que ver. Su carta fuerte en la política es el secretario general de la Federación de Trabajo de la Industria de Gas Natural, Oscar Mangone. Los familiares que investigaron a los músicos sostienen que Mangone los ha financiado y ha acercado contactos de primer nivel en el poder.
LOS SOBRESEÍDOS
Aníbal Ibarra: Al cierre de este número quedó en evidencia la nueva estrategia del destituido jefe de Gobierno respecto a Cromañón. Borró el caso de su web y censuró la presentación del libro "Prensar Cromañón" en el Parlamento porteño. José Iglesias relató a NU cómo se sucedieron los hechos. La legisladora Diana Maffia, de la Coalición Cívica, había tramitado la presentación en la Legislatura para este viernes 6. Una vez conocida de la actividad difundida por NU web, las presiones del ibarrismo sobre Maffía comenzaron. "Extorsionaron a la legisladora diciéndole que si no bajaba la presentación del libro no le votaban ninguna ley más. La legisladora entonces nos dijo que podíamos hacer la presentación sin nombrar la destitución".
Ibarra descansa de la justicia al haber sido sobreseído tanto en la causa por las muertes en Cromañón como por la causa sobre la asistencia a las víctimas en los hospitales y en la calle con la policía. "Donde la familia judicial se impone no prima el derecho sino la política. Su respaldo más fuerte es el presidente de la Cámara del Crimen Mario Filozof", aseveró Iglesias.
La misma suerte no corrió Juan Carlos López, ex subsecretario de Seguridad porteño y cuñado de Ibarra. Éste va ser juzgado en la segunda etapa del juicio oral. En tanto que la intima amiga de su hermana, Fabiana Fiszbin, ex subsecretaria de Control Comunal de la Ciudad, se encuentra imputada actualmente y en pleno juicio.
Rafael Levy: República Cromañón estaba bajo el mando del dueño del Hotel Central Park 11, Rafael Levy, que a través de puertas internas mantenía la conexión entre ambos locales. El ex gerente del hotel, Julio Garola, el conserje Máximiliano Chapparo y un empresario de la noche revelaron la trama hasta hoy desconocida entre Omar Chabán y Levy. Ellos se reunían ante cada recital. El que imponía las condiciones era Levy sobre Chabán, porque pretendía preservar a los clientes del hotel. Por ello mantuvo las puertas de emergencia que conectaban el hotel y el boliche cerradas. Además de colocar los materiales para evitar la filtración de sonido, aunque el material era altamente toxico. La Sala III de Casación Penal es la última instancia para Levy respecto a las muertes.
Yamil Chabán: Fue el socio de su hermano. Nadie explica cómo el jefe de seguridad, Raúl Villarreal, está imputado, y no el coorganizador de los shows. Estaba a cargo de las barras de bebidas y la decena de empleados del boliche le respondían como si fuera Omar Emir. Antes de llegar al negocio del rock, Yamil tuvo su paso por la cruda política bonaerense. Llegó a ser concejal por el PJ en el partido de San Martín. Quienes lo conocen hablan de sus vinculaciones con la barrabrava de Chacarita y el legendario presidente de ese club, Luis Barrionuevo. Y aquí otra conexión: el padre de la ex subsecretaria de Control Comunal porteña fue vocal de la Comisión Directiva de los funebreros.
Lorenzo "Lolo" Bussi: Cada custodio de Callejeros habló de "Lolo". Era el jefe de seguridad de una treintena de hombres sin oficio venidos del gran Buenos Aires. El día 30 de diciembre estaba en muletas. Igual ejercía su control en la boletería, designaba el lugar que cada uno debía ocupar, entregaba las remeras de control y les pagaba el sueldo.
NOTICIAS URBANAS, PROTAGONISTA DE CROMAÑÓN
A principios de diciembre, en el número 165, el semanario publicó un informe exclusivo: en el subsuelo del hotel Central Park, que se comunicaba internamente con República Cromañón, funcionaba un taller - depósito textil clandestino, propiedad de la firma Logical SA. Su apoderado es Eduardo Levy, hermano de Rafael Levy, el propietario real del hotel y del boliche de la tragedia. Otra investigación contó con la presencia de NU. En la misma manzana de Cromañón, sobre la avenida Rivadavia casi Ecuador, existía el prostíbulo "Quatro Cat\'s". La investigación sobre el local ilegal donde había explotación sexual estuvo a cargo de la cooperativa textil La Alameda. NU acompañó la investigación en la que se registraron los colchones que se sacaron de "Quatro Cat\'s". El Gobierno de la Ciudad se vio involucrado. Un hotel de pasajeros que en realidad funciona como albergue transitorio es lindante al prostíbulo clausurado por orden judicial.
Fuente: NU Noticias Urbanas
Fotografía: Marcelo Cugliari
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Comentarios

Imagen de Pablo Muñoz

el humo tapa toda la

el humo tapa toda la corrupción que hay en este caso y en la otra tragedia paradigmática en el Paraguay, ocurrida el 2004, el fatídico 1 de agosto, en el incendio del supermercado Ycua Bolaños, en donde murieron mas de 300 personas, siendo la mayor tragedía en tiempos de paz en dicho país. El humo no permite ver la corrupción y la impunidad que envuelve ambos casos. Victor Paiva, el dueño del local, se encuentra libre, luego que se le concedió la libertad condicional. Cuando la corte dio la sentencia que les perjudicaba, estos interpucieron recursos que hasta ahora no se han visto. La desidia de las autoridades hace que la impunidad en Argentina y Paraguay en estos casos, derive en la desesperanza de las familias de las víctimas, quienes ven con sus propios ojos, como jámas obtendrán justicia y reparación.

Imagen de José Miguel Achá

no puedo entender, qué

no puedo entender, qué hacen los argentinos con todo esto? se quedan de brazos cruzados?

que barvaridad