Mujeres "toman el pulso" al Gobierno de Bachelet

04 Junio 2009
Líderes y dirigentas de distintos ámbitos y de todo el país debatieron acerca de la autonomía de las mujeres en el ámbito del cuerpo, en autonomía económica y política durante el gobierno de Michelle Bachelet. Por Pilar Navarro
Pilar Pezoa Navarro >
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El Seminario abordó tres grandes temas estratégicos: cuánto se ha avanzado en la autonomía de las mujeres en el ámbito del cuerpo, en autonomía económica y política durante el gobierno de Michelle Bachelet.
El encuentro fue transmitido en forma simultánea vía Internet con una cobertura de varios cientos de participantes virtuales a lo largo del país y otros países del mundo. La clausura del seminario contó con la presencia de la Ministra Secretaria General de Gobierno, Carolina Tohá y el Coordinador del sistema de Naciones Unidas en Chile, señor Enrique Ganuza.
A metros de la casa de gobierno, en el Centro Cultural Palacio La Moneda, más de 250 mujeres representantes de la sociedad civil y algunos varones buscaban un asiento para participar en el seminario “¿Género en el poder? El Chile de Michelle Bachelet” que se desarrolló los días 28 y 29 de Mayo.
El encuentro fue organizado por el Observatorio de Género y Equidad, una iniciativa de instituciones y organizaciones de mujeres de la sociedad civil destinado a la reflexión, monitoreo y evaluación del proceso político iniciado con el Gobierno de Bachelet y su agenda de equidad de género y social.
¿Cuál ha sido el impacto de su gobierno y su programa?, ¿Hay avances?, ¿Qué desafíos quedan pendientes?, ¿Marca diferencias el hecho de ser mujer en el poder, en Chile y en otros países? Estas y otras interrogantes, en el marco de un programa de gobierno que puso énfasis en la situación de las mujeres y la justicia social, fueron abordadas en cuatro paneles durante el encuentro.
La inauguración del Seminario estuvo a cargo de Teresa Valdés Echenique, socióloga, coordinadora del Observatorio de Género y Equidad y organizadora del Seminario, y Ana Falú, Directora Regional de UNIFEM para Brasil y el Cono Sur.
En la oportunidad se destacó la necesidad de “tomar el pulso” al gobierno de Bachelet y de discutir en qué medida se ha recogido las contribuciones de las organizaciones de la sociedad civil para una cultura Chile más igualitaria y no discriminatoria, y hasta donde ha habido respuesta a las necesidades de las mujeres.
Autonomía y derechos de las mujeres
En el primer panel “Avances y desafíos en torno a la autonomía del cuerpo de las mujeres”, expusieron, Gloria Maira, economista de la Red Chile contra la Violencia Sexual y Doméstica y Soledad Díaz, médica y experta del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva –ICMER. La oportunidad permitió reflexionar sobre la tensión que hay entre el deseo de autonomía de los cuerpos y la voluntad de control presente en la sociedad, lo que se expresa en las dificultades para contar con políticas y programas de educación sexual y en salud que permitan el ejercicio pleno de derechos sexuales y reproductivos a mujeres y hombres, en particular a las y los jóvenes y en los sectores de menores ingresos. Sin desconocer los avances, se hizo evidente la frustración entre las mujeres asistentes por las deudas existentes en este campo.
Temas como la violencia contra la mujer y el femicidio fueron mencionados por las especialistas y ampliamente debatidos entre las asistentes. Se reclamó la transformación de la violencia en contra de la mujer en “violencia intrafamiliar”, encerrando las relaciones de poder y sus consecuencias en el ámbito privado, equivalentes a problemas de convivencia. Se destacó el hecho que habiendo avances en materia de derechos y en el discurso, el sistema público, sus políticas y programas no están a la altura de las necesidades generadas por la legislación, en especial, la justicia de familia colapsada y que deja en la impunidad a graves casos de violencia doméstica, la falta de recursos para aplicar la ley de violencia, las contradicciones existentes en las normativas que hacen ineficaces las medidas existentes. Se señaló que los femicidios son una clara expresión de la incapacidad del sistema de proteger a las mujeres y de reclamó de los organismos públicos un reconocimiento, coordinación y financiamiento a las iniciativas de la sociedad civil que revelan una mayor capacidad de respuesta.
El segundo panel “Avances y desafíos en torno a la autonomía económica de las mujeres” contó con la participación de Clarisa Hardy, psicóloga, experta en políticas sociales y Rosa Bravo, economista, experta en género. En la oportunidad quedó claro que la autonomía económica de las mujeres es una condición facilitadora de la nivelación de oportunidades y derechos entre ambos géneros, y que es importantísima, para que avancen en la superación de la subordinación en que han estado históricamente, que se expresa además en desventajas en su calidad de vida, considerando que siguen sobrellevando la mayor carga de trabajo doméstico.
La mirada evaluativa de la inserción laboral de las mujeres muestra aspectos positivos en el acceso, como la oferta de cuidado infantil, pero también numerosos desafíos, relacionados con las distintas actividades que realizan más frecuentemente las mujeres. Una deuda importante se da con las microempresarias. Se señaló las barreras culturales que todavía inhiben a muchas mujeres de dejar a sus hijos en salas cuna o jardines infantiles.
En ese sentido, para las expertas, avanzar en una mayor igualdad de género y autonomía de la mujer implica una distribución más equitativa del tiempo de trabajo que mujeres y hombres destinan al trabajo productivo y reproductivo, pero también modificar las relaciones de poder que se reproducen en todas las instituciones de la sociedad.
Las expertas subrayaron la importancia de la política de protección social impulsada por la Presidenta Bachelet para las mujeres, que sitúa a las mujeres como sujeto de derechos, tanto en lo programático y legislativo, como en lo financiero e inaugura un nuevo orden de derechos, en que la mujer es sujeto de protección y no la proveedora de protección, apoyando su camino a la autonomía. Reconocieron, sin embargo, que su impacto pleno sólo será posible apreciarlo en cinco o diez años más, especialmente aquellos aspectos que buscan modificar las discriminaciones desde la cuna.
Como desafíos se señaló la baja presencia de mujeres en roles gerenciales y altos cargos del sector privado, la baja presencia de mujeres en directorios de empresas y la escasa presencia de mujeres en organizaciones de representación gremial y sindical.

Sin embargo, se manifestó la tensión entre un sistema económico con dificultades estructurales para generar empleos de calidad, al tiempo que reproduce tremendas desigualdades, quedando a cargo del Estado inventar o entregar programas sociales que son meros paliativos.
En el debate se señaló las insuficiencias del sistema de cuidado infantil y se criticó las dificultades que encuentran las mujeres para alcanzar una autonomía económica real, aun cuando accedan a un empleo por necesidad, más ligado a la sobrevivencia que al desarrollo de un proyecto propio.
El tercer panel –realizado el segundo día-, “Avances y desafíos en torno a la autonomía política de las mujeres”, tuvo como expositora a Lorena Fríes, abogada, Presidenta Corporación Humanas, cuya presentación fue comentada por Paulina Veloso, abogada, ex Ministra Secretaria General de la Presidencia y Alejandra Valdés, planificadora social, consultora INSTRAW.
Tras recordar que la ciudadanía para las mujeres ha sido un status esquivo, inestable e incompleto, se destacó que el gobierno de la presidenta Bachelet inauguró un período de cambios en la sociedad chilena, que ha sufrido duras críticas, al igual que algunas de sus ministras, pero cuyo impacto está aún por ser evaluado. De hecho, la inclusión de mujeres en el gabinete en una proporción similar a los hombres, mostró que era posible representar de otra manera el poder político, pero la voluntad política de los actores que deciden sobre esta inclusión es clave.
De hecho, el 63% de las mujeres señala estar dispuesto a votar por otra mujer, pero depende de que los partidos políticos presenten candidatas. Se recordó que las mujeres son mayoría en el electorado, más disciplinadas para votar y han demostrado ser electoralmente rentables y más económicas, con un gasto electoral considerablemente menor al de sus pares hombres (a pesar de que los hombres gastan el triple que las mujeres en sus campañas ellas logran similares resultados).
Se debatió sobre la ausencia de una estrategia que sostenga la paridad, sobre la necesidad de avanzar en algún sistema que garantice la representación equilibrada de hombres y mujeres, cuotas o paridad. Como gran desafío surge la construcción de un pacto democrático de inclusión, más allá de las mujeres, puesto que la exclusión no se agota en ellas mujeres, sino que se hace presente también en colectivos de varones. Un pacto por la no exclusión de las fuerzas democráticas y progresistas debiera enfrentar el conjunto de discriminaciones sistémicas que produce el sistema político para tender a su superación. Pero esto pacto requiere de un pacto político entre mujeres para hacer posible la conversación.
Las comentaristas abordaron, en el caso de Paulina Veloso, las limitaciones que enfrentan las mujeres en cargos de alta responsabilidad al no tener “hambre de poder”, no tener redes de apoyo, y por tanto, no reparar en las operaciones políticas que sus propios compañeros tejen a sus espaldas para desbancarlas. En cuanto a las propuestas de participación ciudadana, Alejandra Valdés señaló que son tímidas, sin suficientes recursos y con mero interés consultivo, lo que revela una concepción de la participación como instrumental y no política. Nuevamente, los partidos políticos no han respaldado las propuestas gubernamentales, lo que se expresa en los proyectos de Ley de Asociaciones y participación y del Defensor del Ciudadano que todavía no son aprobados en el Parlamento.
En el debate posterior se manifestaron variadas posturas, problematizando la noción de poder de las mujeres y la noción de autonomía. Algunas participantes defendieron la no inscripción en los registros electorales y no participación en el sistema político, mientras otras dieron cuenta de sus esfuerzos y luchas en el ámbito local para alcanzar protagonismo, reconocimiento y posibilidades de actuar en su comunidad.
Finalmente el Panel “Género en el poder: Chile, Argentina, Alemania y España”, contó con la presencia de invitadas extranjeras. Por nuestro país estuvo María de los Ángeles Fernández, Cientista Política y Directora Ejecutiva de la Fundación Chile 21; por Argentina, Diana Maffía, filósofa y Diputada de la Ciudad de Buenos Aires. Por Alemania habló Barbara Stiegler, Doctora en Filosofía, de la Fundación Friedrich Ebert - Alemania y desde España vino Isabel Martínez, Secretaria General de Políticas de Igualdad del Ministerio de Igualdad del gobierno español.
Cuatro experiencias que revelan liderazgos femeninos muy diferentes, que resaltan vocaciones y proyectos políticos distintos en que el hecho de ser mujer puede ser un accidente y la equidad de género ocupa un lugar disímil. Las trayectorias políticas de las mujeres que dirigen Chile, Argentina y Alemania difieren considerablemente y su relación con el poder masculino también. En todos estos países, sin embargo, se la clase política ha resistido y utilizado los medios de comunicación para descalificar su liderazgo y, posiblemente, hacer retroceder a las mujeres en su conjunto hacia roles considerados “femeninos”.
Lo que está en juego es el cambio cultural, cambio que también anuncia mayores transformaciones en el escenario político. En Chile es evidente el impacto simbólico de tener una mujer en la Presidencia, se señaló, y la adhesión a la Presidenta Bachelet habla del cambio cultural en curso. Su estilo de hacer política, aunque criticado, va abriendo caminos a formas más participativas. España muestra un proceso histórico de importantes cambios en 30 años, un país rezagado en relación al resto de Europa que hoy día cuenta con gobierno paritario, una Ley de Igualdad y un Ministerio de Igualdad que marcan un camino para Chile y Europa. El liderazgo transformador de Bachelet lo llena de contenido.
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