Ella necesitaba ayuda...

26 Septiembre 2009
A sus 35 años está desesperada y suplica ayuda: “por favor, ayúdeme... ya no puedo más...” Deprimida, aburrida por no poder dejar la droga, ha intentado suicidarse: “no quiero vivir más... me siento atrapada”.Por Patricio Moya
Corresponsales ... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Ella, a sus 35 años, está desesperada y suplica ayuda con voz agitada y llanto: “por favor, ayúdeme... ya no puedo más...” Deprimida, aburrida por no poder dejar la droga, ha intentado suicidarse: “no quiero vivir más... me siento atrapada”. Responsabiliza de todo a su ex–marido.
Le pregunto sobre su vida y dice ser profesional, separada y tener tres hijos, entre ocho y dos años. Cuenta que se inició con la cocaína y alcohol hace tres años, junto a su ex, el que la habría incitado y presionado a ello. Luego, su ex-marido la habría agredido, por lo que ella lo abandonó. Intentó no consumir más, manteniéndose en abstinencia tres meses. Pero volvió a hacerlo, consumiendo actualmente pasta base, con abuso: “me encierro en mi dormitorio... no tengo deseos de estar con mis hijos... aunque sé que me necesitan... mi hijita de dos añitos me pide que juguemos...”
Dice estar muy endeudada, por lo que arrienda su auto a traficantes a cambio de droga. Esto ocurre hace ya seis meses. Siente náuseas, angustia y dolores estomacales y, aún así, se niega a la ayuda profesional: “Es que conozco a mucha gente en el hospital y los consultorios”. Le explico que todo es confidencial, y con expresión de angustia dice: “no voy a ir... no puedo... que van a decir... imagínate una profesional como yo... no puedo...”
Hubo que utilizar mucha persuasión, insistir en los costos para ella y sus hijos, para que finalmente accediera a un tratamiento particular, fuera del sistema público.
¿Por qué al consumidor le cuesta tanto dejar la droga? ¿Es este un caso aislado y fortuito? ¡No! Desgraciadamente no. El consumidor de drogas se enfrenta a factores de riesgo, los que provocan desmotivación generalizada y que pueden asociarse al síndrome de privación, donde el deseo de consumo se apodera de la persona, invadiendo todas las áreas de su vida, manifestándose como cansancio, apatía y desinterés.
Como esta desgraciada madre, el consumidor abusivo ve afectada su vida familiar, social y laboral, no pudiendo remediarlo por no tener la motivación y persistencia necesarias para cambiar, justificándose siempre a partir de excusas. Sufre etapas de ambivalencia durante las cuales, si bien muestra intención de cambiar, modifica su opinión de manera fluctuante. Por lo que quienes tratan con ellos, deben poseer una enorme paciencia y perseverancia, no rindiéndose, para que el que necesita ayuda, la reciba.

Comentarios

Imagen de Tacito

Jesús, escogio a los menos

Jesús, escogio a los menos letrados para que enseñaran a los hombres la palabra de Dios, y así humillar a los sabios y profesionales.....