Sin una naturaleza sana no hay vida

16 Enero 2010
Buscando mejores posibilidades de vida, el hombre ha deteriorado la naturaleza, con consecuencias nefastas para el mismo. Por Verónica Stoehrel
Veronica Stoehrel >
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Buscando mejores posibilidades de vida, el hombre ha deteriorado la naturaleza, con consecuencias nefastas para el mismo. Hemos sobreexplotado los recursos naturales, contaminado el medioambiente, disminuído la biodiversidad y con esto también provocado enfermedades y cambios en los mecanismos de regulación del clima. Los sistemas ecológicos de la naturaleza nos proveen de ciertos bienes alimenticios como pescados, frutas, cereales; madera, combustibles, fibras, productos farmacéuticos y agua. Los sistemas ecológicos también nos prestan servicios haciendo posible la purificación del agua y del aire, la mitigación de las sequías y las inundaciones, la generación/conservación de suelos, la desintoxicación de los desechos, la polinización de las flores tanto en los cultivos como en la naturaleza, la dispersión de semillas, la circulación de los nutrientes, el control de las pestes en la agricultura, la mantención de la biodiversidad, la protección de las zonas costeras y la protección contra los rayos ultravioleta, todos factores interconectados para la estabilización del clima.
A mayor diversidad biológica (a nivel genético, de especies y variedad de individuos en un ecosistema determinado o entre distintos ecosistemas), mayor posibilidad de adaptación a los cambios del medio ambiente, entre ellos los producidos por el cambio climático. Cambios en la composición y variedad de las especies pueden alterar el funcionamiento de los sistemas a pesar de que el número de especies no cambie o incluso aumente.
La biodiversidad ha disminuido enormemente debido a actividades humanas como:
1. Las técnicas modernas de cultivo (el arado por tractores y monocultivos industriales).
2. Los cambios en el medio ambiente (uso de insecticidas y pesticidas que contaminan el agua y la tierra, disminución del hábitat por la talla de bosques, aumento del desierto, mayores superficies agrícolas y urbanización).
3. El aumento de la población mundial que exige mayor cantidad de alimentos.
4. La alteración de la cantidad y ciclo del carbón por la quema de combustibles fósiles.
5. La alteración de la cantidad y ciclo del nitrógeno por el exceso de fertilizantes.
6. La sobre explotación del agua.
7. La sobre pesca.
8. La introducción de especies extrañas en un lugar determinado.
9. El cambio climático que afecta tanto el hábitat como a las especies mismas. Cuando el servicio de los ecosistemas está en peligro también lo está nuestra civilización.
Prácticas orgánicas como el uso de fertilizantes orgánicos, poca labranza, el cultivo de diferentes especies en una misma área y la rotación de cultivos dañan menos a las lombrices y microorganismos que son necesarios para la mantención de las tierras en un estado que permita cultivar lo que se necesita sin destruir la permeabilidad de ellas.
También contribuyen a la capacidad de desintoxificación y el reciclaje de nutrientes, todas ellas condiciones necesarias para poder almacenar el carbón de la atmósfera. Desgraciadamente estas prácticas son excepciones en el mundo industrializado y globalizado de hoy día.
La importancia y complejidad de los sistemas ecológicos quedó escalofriantemente clara en el experimento Biosphere 2 donde 8 personas trataron de vivir en un ecosistema cerrado (de aproximadamente 12.700 metros cuadrados) durante 2 años. La idea era ver si era posible crear una biosfera donde fuera posible vivir.
El sistema tenía tierras para cultivar, réplicas de ecosistemas que se encuentran en la naturaleza como bosques y hasta un pequeño océano. El resultado fue caótico. La concentración de oxígeno disminuyó a la equivalente a la encontrada a aproximadamente 5.320 metros de altura, la concentración de dióxido de carbono aumentó así como también el óxido nitroso. Todos los polinizadores murieron y se produjo una sobreproducción de algas, hormigas, ácaros y cucarachas entre otros. Lo supervivencia fue imposible.
Según el Millennium Ecosystem Assessment, los sistemas ecológicos están hoy amenazados por:
1. Aumento de la demanda de sus servicios, a su vez producto del aumento de la población y la posibilidad de consumir más por persona. La populación de 6 billones de personas hoy día se espera que aumente a aproximadamente 9 billones a mitad de siglo. Esto significa mayor demanda de alimentos, fibras, agua, energía, minerales y mayor producción de desechos. El aumento de las provisiones de alimentos y fibras ha sido a costa de la conversión de hábitat, degradación de las aguas y disminución de la biodiversidad.
2. Aumento de los contaminantes. El exceso de nutrientes provenientes de la agricu
ltura y granjas de animales y de poluciones transmitidas por el aire llegan a los ríos, lagos y sistemas costeros. 3. El transporte del comercio internacional que facilita una mayor cantidad de mercancías y que requiere de más energía.
4. El cambio climático con sus efectos directos e indirectos.
5. Los cambios en el uso de los suelos que lleva a una pérdida del hábitat y,
6. La invasión de especies extrañas que alteran las interacciones locales llevando a cambios inesperados. Las amenazas nombradas en los puntos uno a cuatro han llevado a que la cantidad de agua fresca haya disminuido y todas las amenazas nombradas han resultado en que la capacidad de los sistemas ecológicos de hacerse cargo de las poluciones, de mantener los niveles de nutrientes en balance, de proteger contra los desastres naturales (inundaciones por ej), de mantener las pestes bajo control, las enfermedades y la invasión de organismos extraños ha disminuido.
La relación que existe entre el clima y la naturaleza es mutua. El primero afecta a la segunda y la segunda afecta al primero. Cuando el clima cambia y la cantidad de lluvias, incendios, tormentas e inundaciones aumenta o disminuye, también cambia la biodiversidad. Distintas especies tienen distintas posibilidades de adaptarse al cambio climático y esto puede llevar, entre otras cosas, a que cuando las plantas necesitan ser polinizadas no hay polinizadores o que cuando vienen los polinizadores las plantas todavía no están en épocas para ser polinizadas.
La diversidad biológica tiene influencia sobre el clima tanto a nivel local como global, directa o indirectamente. Un cambio en la diversidad de las especies, de bosques nativos a plantaciones forestales, o de árboles a pastos, influye en la cantidad de carbón que la vegetación pueda absorber. Si la cantidad de carbón que absorben las plantas y los vegetales disminuye, aumenta la cantidad de carbón en la atmósfera y la temperatura aumenta. Los bosques nativos tienen mayor capacidad de absorber y almacenar carbón que las plantaciones forestales. A menor cantidad de árboles, también son menores las lluvias ya que disminuye la transpiración y respiración a través de las hojas, que ayudan a la formación de las nubes bajas en la superficie terrestre.
Otro elemento que influye en las precipitaciones es el plancton marítimo. El plancton marítimo produce un complejo químico (sulfatos) en forma de partículas diminutas que se suspenden en el aire (aerosoles). Los cambios en la composición del plancton a causa de un exceso de abono o aumento de la temperatura, influye en la cantidad de aerosol producida. Estas partículas actúan como superficie no gaseosa donde el vapor de agua puede transformarse en lluvia.
Éstas son buenas y malas noticias: Una teoría es que a mayor temperatura aumentaría la producción de fitoplancton, aumentando así la cantidad de partículas y por lo tanto la superficie donde el vapor de agua puede ser transformado en lluvias. Esto contrarrestaría el aumento de la temperatura.
La mala noticia nos la da la otra teoría que dice que cuando la temperatura aumenta en los océanos, los nutrientes del fondo del mar quedan atrapados por el agua caliente de las capas superficiales. Sin los nutrientes necesarios, los fitoplancton disminuirían la producción de aerosoles y así también la superficie donde el vapor de agua pudiera transformarse en líquido.
Las nubes bajas, lugares de concentración de estas partículas de aerosol disminuyen entonces su capacidad de reflexión de los rayos solares, el albedo, aumentando así la temperatura. Una noticia peor es que muchos de los organismos en el fitoplancton tienen conchas a base de calcio carbonato y que, a causa de la acidificación de los océanos ( a su vez producto del exceso de dióxido de carbono absorbido por ellos), se están destruyendo, impidiendo así la producción de los aerosoles necesarios para la transformación del vapor de agua en gotas de agua.
Cuando la temperatura aumenta, también aumenta la velocidad del proceso de descomposición de la materia orgánica, liberando así más cantidad de dióxido de carbono. Y a mayor cantidad de dióxido de carbono, mayor temperatura. Un efecto dominó.
La diversidad biológica, es decir la variedad de especies, la variedad genética dentro de las especies y la variedad/composición de especies en un sistema ecológico o entre distintos sistemas ecológicos es fundamental y necesaria para el buen funcionamiento de estos sistemas y por lo tanto también para poder abastecernos de alimentos, medicinas, aborraje, fibras para textiles, construcción de viviendas y energía. La diversidad biológica en la agricultura ha disminuido en un 75 % los últimos 100 años.
De las miles de especies de plantas que la humanidad ha utilizado como alimento, hoy día se cultivan sólo 150 especies en el mundo. El 75 % de los vegetales que nos comemos vienen de 12 de esas plantas y 4 de esas especies nos dan más de la mitad de los alimentos que consumimos. La disminución de la variedad de alimentos que consumimos aumenta la vulnerabilidad y las posibilidades de adaptación al cambio climático.
La biodiversidad es un elemento fundamental en la adaptación de las plantas y animales a los cambios del medio ambiente, y para resistir las enfermedades que el cambio climático pueda provocar. El destruir la variedad de animales, plantas o microorganismos es destruir las posibilidades de adaptación a los cambios del medioambiente y la resistencia a las nuevas plagas y enfermedades.
Si la temperatura aumenta 1 grado Celsius existe el riego de que el 30% de todas las especies animales y vegetales se extingan. El 12 % de las especies de pájaros, el 23 % de los mamíferos y el 39 % de las especies de peces analizados. Cuando plantas y animales desaparecen, también desaparecen los servicios que ellos nos prestan, como los servicios de polinización (necesaria para la reproducción de muchos cultivos), el control de los insectos dañinos en la agricultura y silvicultura y la mantención del ciclo nutritivo. La velocidad de extinción de las especies hoy día es entre 100 y 1000 veces mayor que la velocidad de extinción en la prehistoria y se ha calculado que en un futuro cercano puede ésta ser 10 veces más rápida que la de hoy día.
La degradación y la pérdida de hábitat y de especies en los sistemas ecológicos terrestres ha sido a causa de la extracción de agua, construcción de represas, diques, canales, etc, la conversión de tierras para la agricultura, la sobre explotación, introducción de especies exóticas, contaminación y cambio climático. En los sistemas ecológicos marinos la degradación y pérdida de hábitat ha sido fundamentalmente por los últimos cuatro elementos nombrados.
La biodiversidad a nivel de genes en una misma especie se ve fundamentalmente en las especies silvestres. Ésta ayuda a aumentar las cosechas, en la defensa contra las pestes y las enfermedades, a adaptarse a la salinización de las tierras y a la adaptación al cambio climático. El abuso de pesticidas químicos para combatir pestes ha provocado resistencia en más de 500 insectos y acáridos y en más de 100 tipos de maleza.Según estudios de la FAO, el número de especies resistentes a insecticidas había aumentado en un 18 % entre los años 1976 y 1980.
Más del 90 % de las pestes que pueden atacar los cultivos (cereales, frutas y verduras) son normalmente controladas por enemigos naturales pero estos han disminuido a causa de los pesticidas y herbicidas ya que los pájaros, las arañas, chinitas y microorganismos que normalmente han atacado a los insectos que provocan las pestes no han estado igual de expuestos a los productos químicos y por lo tanto no han podido desarrollar ninguna resistencia. La destrucción de los enemigos naturales ha resultado en que los insectos que producen las pestes han podido reproducirse todavía en mayores cantidades.
La lucha contra el cambio climático es también una lucha contra la destrucción de la naturaleza.
Nota: Todas las cifras usadas en este artículo y sus respectivas fuentes son posible de ver AQUI