Vacaciones Pueden Servir para Reforzar Hábitos Escolares

27 Enero 2010
Descasar no tiene porqué ser sinónimo de ocio. La creatividad puede ser una excelente estrategia para acercar a los niños y jóvenes al aprendizaje constante. Por Carolina Yacoman Palma
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Horarios más rígidos, televisión limitada y menos computador a fin de fomentar mejores hábitos de estudio, se dejan de lado durante estos meses. Sin embargo, las vacaciones no tienen porqué ser sinónimo de ocio. La idea es descansar, pasarlo bien, aprovechar el tiempo en actividades al aire libre; pero no desconectarse por completo del estudio. De lo contrario, puede encontrarse con un cierto retroceso en marzo.
Patricia Escobar Undurraga, Directora de Psicopedagogía de la Universidad Andrés Bello, explica que existe riesgo de perder los hábitos de estudio automatizados durante el año escolar, que en algunos casos costó tanto adquirir, ya que los dos meses que por lo general tienen los estudiantes para vacacionar, muchas veces no son aprovechados en el ámbito pedagógico, por asociar que vacaciones es sinónimo de ocio y que, por ende, no se debe pensar en cuadernos o lápices que lo conecten con lo escolar.
La experta aclara que el tema está en ser creativos con los hijos y buscar las mejores estrategias para hacerle ver que el aprendizaje va mucho más allá de la sala de clases, y que depende de las actividades que se puedan realizar y crear en el hogar para fortalecer los hábitos de estudio adquiridos durante el año. “Lo ideal sería que todos los miembros de la familia ejecuten y compartan los mismos trabajos que se pretendan reforzar, ya sea rutina de horario, tareas concretas o actividades más específicas. Solamente se requiere de motivación y constancia para realizar lo que se pretenda lograr”. Así, el núcleo visualiza que no depende de una sola persona, sino que es una rutina de actividades y tareas que será establecida por todos los miembros familiares.
¿Piscina o Cuadernos?
Existen varios factores que intervienen durante estos meses para que un niño tenga el deseo de mantener los hábitos escolares adquiridos. La actitud, voluntad y motivación, entre otros, de alguna manera interfieren en las vacaciones, puesto que existen otras actividades más lúdicas y llamativas para los niños que sentarse en su escritorio a estudiar. La piscina, ir al cine o a la playa, jugar con el regalo de Navidad, internet, Play Station, ver un programa de televisión, son considerados por ciertos padres elementos que no permiten que sus hijos se conecten con lo aprendido o mantengan la rutina establecida durante el año. No obstante, el tema está en buscar el equilibrio entre las actividades recreativas versus las actividades más pedagógicas.
La experta aconseja que para evitar un fracaso, lo importante es que los padres no se angustien y tampoco signifique un sacrificio para los hijos. Tras disminuir la ansiedad que produce el ver que los hijos ya no obedecen a una rutina, motívelos a dejar entre tres a cinco horas semanales para el estudio, ya que esto permite de alguna manera mantener el hábito.
Siempre es bueno considerar el horario de la mañana para programar alguna actividad o tiempo de estudio, porque a nivel atencional el niño estará más despierto y concentrado para reforzar o asimilar la información que se desee estimular o potenciar. Paralelamente, dentro de esta rutina se debe recordar la importancia de un buen desayuno, el cual le permitirá tener las fuerzas y energía para comenzar adecuadamente el día.
Otro punto relevante es planificar actividades motivadoras que permitan que el niño se conecte de mejor manera con lo que se desee reforzar. “Si el fin de semana fueron al cine, los niños podrían hacer una especie de diario de vida o reporte semanal, en donde escriban sobre lo que vieron, si les gustó o no la película y por qué. Ir reporteando en un cuaderno, comprado en conjunto con los padres, las experiencias vividas en las vacaciones, para así luego compartirlas el primer día de clase con sus pares y profesores”.
Tips para considerar
1º Elaborar un plan mensual de de horarios de acciones recreativas y pedagógicas. Lo ideal sería hacer un calendario donde puedan ir determinando el tiempo, ya sea el día y hora, que le van a dedicar a esas actividades. Se sugiere que ese tiempo sea realizado en común acuerdo entre el niño y el padre.
2° Establecer ciertos hábitos generales en cuanto a la hora de ir acostarse, levantarse, comer, flexibilizando la rutina establecida durante el año escolar, determinando así nuevos horarios para dichas actividades.
3° Repartirse ciertas responsabilidades dentro del hogar, por ejemplo el encargado de lavar la loza, supervisar que las piezas estén ordenadas, hacer la lista del supermercado. Otra manera de hacerlo, es crear ciertos “Ministerios”, El Ministerio de Economía será el encargado de investigar cuáles son los costos de las actividades que se quieran realizar durante el fin de semana en conjunto con el Ministerio de Cultura, que estará a cargo de buscar las alternativas de actividades. Lo importante es que la persona se haga responsable de lo que se le determine realizar.
4° Fijar un lugar determinado para hacer algunas tareas de refuerzo escolar, en lo posible que no sea el dormitorio, ya que sea asocia a un lugar de descanso.
5° Ir en conjunto a una librería o buscar en el hogar algún libro o revista, y motivarlo a que en lo posible lea a lo menos dos páginas diarias y luego las pueda comentar en la hora de comida o almuerzo, intercambiando ideas con el papá, mamá o abuelita sobre lo que esta leyendo. Importante es que el adulto muestre interés por lo que el niño vaya comentando y puedan establecer un contacto de intercambios de información.
6° Reconocer en su hijos los esfuerzos y las conductas positivas que ellos vayan realizando durante las vacaciones, mencionándoles lo orgulloso que se sienten y valorando su dedicación. Nunca comparando la conducta de un hijo con el de otro, ya que cada uno es diferente.