Como un trapero de Emaus

30 Marzo 2010
Los libros ilustrados con ballenas, arqueros y búfalos, luego fueron cambiados por los Frank Yerby, Henry Miller y hasta un Lafourcade, que fueron poco a poco corriendo entre los amigos. Por Eduardo Osorio
Eduardo Osorio >
authenticated user Corresponsal

Hoy día mi madre me habló de la habitación en que vivimos nuestros primeros sueños junto a mi hermano.
No se si lo tenía preparado o fue un tema de libre albedrío.
Me contó de los colores de las paredes, de quien lo eligió, de los dibujos y retratos con los cuales las alegró, aunque la nostalgia se le dibujó en sus ojos chinitos y hasta una lágrima, a pesar de la hermosa mañana conconina creí verle asomarse en la comisura de su párpado diagonal.
Me conversó de las primeras peleas, y por los más nimios motivos entre mi hermano y yo. De las maldades, de las bromas, de las mentiras piadosas y las que no, y de cómo se fueron mutando en pecadillos, pecados, y hasta obscenidades, lo que todo soportó con un paciente amor de madre…digo yo.
Era un decorado fantasma en realidad aquel de los primeros años, pues cuando tuve conciencia, en mi pared sólo leía y pensaba amor libre, Woodstock, Peace, Piedra Roja, y hasta una canción en inglés escribí, que detonó este recuerdo, el Puente sobre Aguas Turbulentas de Simon y Garfunkel que ambientó mis primeras también aventuras de amor, besos a la pasada, atraquecitos, pues eso fueron en las fiestas “prostitutanas” del Instituto Nacional, y por sobre todo promesas incumplidas por cierto de amor eterno, de lo que pueden dar fe la Andrea en Venezuela, casada y abuela y requetecontra feliz, o la Loreto , viuda ya del amor.
Los libros ilustrados con ballenas, arqueros y búfalos, luego fueron cambiados por los Frank Yerby, Henry Miller y hasta un Lafourcade, que fueron poco a poco corriendo entre los amigos, por eso, eso de que los libros no se prestan es una frase con hierro caliente impresa a concho, aunque hay recaídas.
La memoria se nos instaló antes de almuerzo, y fue la invitada hoy y de lujo a la cabaña de mamá, y hasta el apetito se nos quitó con tanta y tanta penita y alegría, que los viejos ceniceros de la casa santiaguina todavía tienen impresas, y como testigo de los primeros cigarros, de los legales y de los otros, y que hoy mi misma madre me confesó a veces hasta olió y murió en la rueda atribuyéndolo a un pecadillo de juventud, y no se equivocó.
Más tarde en un viaje a Ecuador portaba en mi saco marinero, (una simple ocurrencia snob en vez de maleta), una media docena de frascos de Mónix Verde, con el que tantas veces me regaló, dueños de un aroma inconfundible, y cuyas tapitas guardé por años, una vez que el perfume voló, para acordarme de Mamá. Hoy se lo confesé y de nuevo le volvió la emoción, a sus titantos, que cuido como hueso santo.
La frescura del tubo de pasta dental nueva, o áun más la rigidez de las cerdas del cepillo con que el dentista nos mandaba a casa, del pediatra León Spektor y sus recetas y secretos para el crecimiento, las innumerables colillas después de las fiestas, los vasos quebrados, mis primeros combinados, los abollones a la camioneta del papá, disimulados con dramáticos : ¡¡nunca más Papá!!, todas esas sensaciones hasta odoríferas, que yacen debajo de la alfombra de tu conciencia vinieron este mediodía hoy como un aperitivo frente al mar de Concón, como la brisa marina, como el viento, como a ver….se me ocurre que como un trapero de Emáus…digo yo.


Comentarios

Imagen de Daniela

Paso por aca ya que me llamo

Paso por aca ya que me llamo la atencion que hicieras referencia en uno de este articulo escrito, al Dr. Leon Spektor!

Estaba buscandolo en google qué salia sobre el (mi abuelo) y encontré que hacias referencia sobre el y sus recetas de crecimiento! (tipico de el) quien todavia vive a sus 90 años y me hace mucho agrado que se acuerden de el, despues de tanto tiempo!

gracias por tus recuerdos y blogg

Atte. Nieta de Dr. Spektor