Caso Podlech: Las Audiencias de Marzo y Abril

28 Abril 2010
En marzo y abril tuvieron lugar en los tribunales romanos, nuevas audiencias del juicio que se sigue a Alfonso Podlech Michaud, por la desaparición del ciudadano ítalo chileno Omar Venturelli. Por José Luis Pizarro
José Luis Pizar... >
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Las audiencias previstas para el día 11 de marzo pasado fueron suspendidas a causa del terremoto que impidió la presencia de testigos de Chile. Solo testimoniaron el día 12 Jeremías Levinao Meliqueo y Fresia Cea viuda de Venturelli, quién por más de tres horas y media habló de su historia y respondió a las preguntas de jueces y abogados. Los días 12 y 13 de abril testimoniaron Jorge Barudy Labrin, Luis Alberto Alarcón Seguel, Oscar Pregnan Aravena, Carlos Marcelo Oliva Troncoso y Ana María Conejeros Rivero.
La señora Fresia Cea Villalobos tiene un carácter fuerte. Es seguramente el resultado de su lucha desigual contra un cáncer y contra los muchos años de verdades escurridizas, bocas cerradas y silencios cómplices. Su largo testimonio permitió conocer no pocas cosas nuevas. Por ejemplo, que Omar Venturelli se presentó voluntariamente en la Fiscalía Militar de Temuco el 16 de septiembre acompañado de su padre, a quién los militares habían dado garantías que a su hijo no le pasaría nada. También del mecanismo de comunicación escrita que se estableció desde el interior de la cárcel de Temuco a partir del 20 de septiembre. La imagen que ilustra este artículo es reproducción parcial del único mensaje dirigido a su hija que se ha conservado. Se supo asimismo de la intervención del Obispo Piñera, quién le habría comunicado la muerte de su marido cuando ya estaba refugiada en la Embajada de Italia, o de las investigaciones que la PDI está efectuando en Chile por la denuncia que presentó en 2006 por la desaparición de su marido, contra Augusto Pinochet, el General Contreras y Alfonso Podlech.
Dramática fue su descripción de la última vez que vio a Omar el 12 de septiembre: “tomamos el acuerdo de separarnos – dijo – y nos juramos que el que quedaba vivo, debía escapar del país con la niña; cogimos un taxi y en un cierto punto, Omar me dijo ‘querida, aquí me bajo’, agregando ‘no te olvides lo que nos hemos prometido’; nunca más lo volví a ver” . La primera semana de octubre fue particularmente dura para ella: el martes 3, ante el peligro de ser arrestada, dejó definitivamente Temuco y se refugió en la embajada de Italia; al día siguiente le trajeron a su hijita y ese mismo día sus familiares le informan desde Temuco que Omar ya no se encuentra en la Cárcel de Temuco y que nadie sabe donde está. El 5 de febrero de 1974, cuatro meses después, llegó a Italia con su pequeña hija.
Buscando contradicciones que descalificaran su testimonio, el abogado Caricaterra defensor de Podlech, le recordó que tanto el Informe Rettig como la declaración de muerte presunta, señalan que Omar Venturelli se habría presentado el 25 de septiembre, mientras ella ha sostenido ante la Corte que fue el 16. La tensión aumentó en la Sala cuando el defensor afirmó agresivamente que habría declarado en falso. Tanto el Fiscal Capaldo como la misma Presidenta del Tribunal objetaron con fuerza a este comportamiento, señalándolo como inaceptable. En este punto intervino Fresia exclamando: “quién sabe perfectamente cuanto sucedió, está en esta misma sala y lo podría confirmar” .
El Dr. Barudy vivió en estrecho contacto con Omar Venturelli en sus últimos días en la Cárcel de Temuco. A su común militancia en Cristianos para el Socialismo, se agrega el que hayan compartido un colchón que la familia del doctor había conseguido introducir en la Cárcel. Su testimonio es clave para entender el estado físico en que llegó Omar a la Cárcel luego de 4 días de “interrogatorios” en el Regimiento Tucapel.
“Estábamos conversando” la noche del 3 al 4 de octubre cuando lo vinieron a buscar, declaró ante la Corte el Dr. Barudy. “Venturelli, coja sus cosas y venga con nosotros” le habrían dicho. Al día siguiente, por el mecanismo de los “mensajes”, comunicó a su padre que se lo habían llevado y que se lo dijera al Obispo Piñera. Mi padre me contó de su desilusión cuando el obispo le dijo que “no podía hacer nada porque Omar se había alejado de la iglesia” .
El profesor Luis Alarcón Seguel fue arrestado el 5 de octubre 1973 y sometido a brutales torturas que le dejaron secuelas para toda la vida. Para que “confesara”, lo golpearon, le aplicaron electricidad y le hicieron el “teléfono”, dañándole ambos oídos. En marzo de 1974 fue sometido a un primer Consejo de Guerra y a un segundo proceso en junio-julio del mismo año, por anulación del primero. En ambos casos, el Fiscal Militar era Podlech. Fue condenado y después de dos años de cárcel, tuvo su pena conmutada por el exilio. Hasta hoy vive en Holanda.
20 años atrás, en una entrevista concedida a la periodista Soledad Miranda, a la pregunta si supo de algún prisionero torturado, Podlech respondió “no me ha tocado”, agregando más abajo, si “hubiera habido alguna demostración – por ejemplo de flagelaciones, de tormentos – inmediatamente yo habría ordenado que un médico lo examinara” (1). Cuando las secuelas del interrogatorio al profesor Alarcón están aun visibles, no deja de ser extraño, inconcebible diríamos, que no se haya dado cuenta que tenía rota la lengua, dificultades auditivas, hundido el esternón y heridas en diversas partes del cuerpo, cuando lo interrogó para someterlo a proceso. Podlech intenta mostrarse hoy como respetuoso de los derechos de las personas, de las leyes y de los códigos, pero ¿cómo es posible que no supiera o no se diera cuenta de la manera cómo se obtuvieron las confesiones que le sirvieron para formular los cargos en los juicios que sostuvo contra Alarcón Seguel?
En septiembre de 1973 Oscar Pregnan Aravena era el jefe de la Comunidad Emaus en Temuco. Insistió ante la Corte que él no fue arrestado sino que fue “secuestrado” de su lugar de trabajo, el 18 de septiembre de 1973, “porque– afirmó – se debe usar la terminología justa” . Fue torturado con los ojos vendados en el Regimiento Tucapel por algunos días y luego trasladado a la Cárcel de Temuco, donde encontró a Omar Venturelli. Por lo tanto convivió algunos días con él hasta que fue llamado y nunca más volvió. También Pregnant escribió al obispo Piñeira a través del “correo” clandestino, diciéndole “Monseñor, Omar fue dejado en libertad y todos los amigos estamos contentos, porque estar en la cárcel no es agradable, pero – le pregunté – ¿cómo dejan ir a una persona importante, considerada terrorista? – Agregó – supe que había recibido la carta, pero nunca tuve respuesta” .
Los dos últimos testigos, Carlos Oliva y Ana María Conejeros hablaron de sus experiencias con Podlech. El primero se presentó en la Audiencia con la foto de su hermano asesinando en Bahía Blanca (Argentina) el 5 de julio de 1975, ciudad donde se refugió luego que le dijeran que en Temuco “no le podían garantizar a vida” . Pero el brazo largo de la represión temucana llegó hasta allá, como se señala en el Informe Rettig. Carlos Oliva es actualmente Presidente de la Agrupación de familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de la Araucanía. Entregó al Procurador Capaldo una copia legalizada del documento de la Corte de Apelaciones de Temuco fechado 17 de septiembre de 1973, que señala que el abogado Alfonso Podlech habría sido designado “Fiscal Militar ad-hoc” y que requería la cooperación de la Corte para destacar personal que le asistiera en esta tarea. Podlech ha reconocido en declaraciones de prensa que solicitó a la Corte de Apelaciones, a pedido del Comandante de la Guarnición, “el personal necesario [...] a fin de interrogar a las personas en forma adecuada” (2). Sabiendo de los numerosos casos de personas torturadas en el Regimiento Tucapel y los más de 80 juicios en los cuales actuó como Fiscal Militar, es lícito preguntarse qué entendía Podlech por “interrogar” a los prisioneros políticos “adecuadamente”.
El testigo Oliva también confirmó lo que otros han señalado, en cuanto a que Podlech se presentó el día 12 en la Universidad Católica, de uniforme y con un grupo de soldados para allanarla. Cuando su hermano ya estaba en el extranjero, fue requerido en la Fiscalía Militar. En su lugar se presentó su padre y en esa ocasión pudo ver una lista de los elementos “subversivos” de la Universidad Católica entre los cuales figuraba su hermano y Omar Venturelli. Más adelante en el tiempo, en 1975, encontró a Podelch en la Fiscalía adonde debía presentarse regularmente a firmar. En esa ocasión éste lo habría amenazado, a él y a otros compañeros presentes con un: “¡Pórtense bien porque si no, ya saben lo que les puede pasar!” , demostrando el carácter autoritario y prepotente que diversos testigos le han atribuido (2).
Ana María era enfermera del Hospital de Temuco en 1973, cuando fue convocada con sus compañeras de trabajo al Regimiento Tucapel el día 12 de septiembre. Podlech estaba en el Regimiento en ese momento y de sus manos recibió una bolsa con objetos de valor que le hizo llegar una compañera que debía quedar detenida. Al entregarle los objetos, la convocó a su oficina privada para el día siguiente. La testigo declaró cuando llegó a ese lugar, Podlech rebuscó en los cajones en los cuales había numerosas tarjetas, hasta encontrar una que llevaba su nombre. “Ana María Conejeros, mirista –leyó Podlech – advirtiéndole ¡Debes tener cuidado, porque estás permanentemente bajo vigilancia! ¡Estás controlada! Yo nunca he sido mirista”, concluyó.
Las últimas audiencias han puesto en evidencia la nueva estrategia defensiva del abogado de Podlech, que pretende tejer un velo de dudas sobre los testigos, descalificándolos o desmintiéndolos, a veces con una argumentación o con una interrogación muy agresiva. El inculpado mismo, en sus intervenciones ante el Tribunal, busca presentar una imagen de respeto de la legalidad, la misma que ha tratado de mostrar en entrevistas a los medios de comunicación desde que dejó su cargo de Fiscal Militar. Sin embargo, para valorar lo que dice, basta recordar que en 1990, afirmaba: “que yo sepa, no [hay]” detenidos desparecidos y ejecutados políticos en Temuco, y también “...este asunto de los desparecidos... con todo respeto lo digo ahh... Me causan mis dudas. Hubo muchos que huyeron del país. No todos, pero hubo muchos casos. Otros murieron como consecuencia de los enfrentamientos con las fuerzas militares... Era una situación de guerra, no lo olvide” . En la misma entrevista, negaba también que le hubiera dicho a Ruth Kries “los enemigos de la patria no tienen derecho a una tumba” (2).
Es difícil decir en este juicio, cuanto y como cada testimonio pesará en la valoración final que los miembros del Jurado hagan del comportamiento de Alfonso Podlech, para condenarlo por la desaparición de Omar Venturelli. Las reglas del proceso, los años transcurridos y los mecanismos puestos en práctica por el régimen para proteger hasta el último de los ejecutores, sirven hoy para eliminar pruebas, desviar sospechas y proteger a quienes torturaron, asesinaron e hicieron desparecer personas en esos años. Lo que queda claro en todo caso es que Podlech no tenía un carácter tierno. Asumió e hizo propios los principios represivos del Gobierno Militar. Como Fiscal Militar en más de 80 procesos, fue un ejecutor de sus conceptos y políticas como atestiguan sus propias palabras: “Hay que ser objetivos – señala – se vivió un estado de guerra [...] otros murieron como consecuencia de los enfrentamientos con las fuerzas militares...” poniendo en duda incluso el trabajo de la Comisión Rettig porque según señala, “se llama de ‘verdad’ y por lógica no puede partir de una mentira” (2).
De esta manera justifica implícitamente no sólo los Juicios de Guerra en los que participó como Fiscal Militar y en los que fueron condenados los “enemigos de la patria”, sino también los asesinatos y las desapariciones de personas.
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(1) Entrevista a Soledad Miranda en Revista Cosas.
(2) Diario Austral (01/07/90).
(3) En revista Hoy, semana del 9 al 15 de febrero de 1983, escribe la periodista Malú Serra: “Alfonso Podlech sigue siendo muy militar, le ‘llora’ el uniforme. Mantiene la jerga – esa peculiar manera de hablar – y el hábito del mando. ‘No hay que confundir la autoridad con el abuso. Yo trato de ser justo, no más’, se defiende cuando se le hace notar su modo autoritario” .

Comentarios

Imagen de Leonel Polanco

Neròn: què mentalidad la

Neròn: què mentalidad la tuya. Nos damos cuenta de que eres un furibundo pinochetista.

No te burles de Cadìn ni de Kilpatay, pues de tanto que los mencionas es que algo te traes con ellos.

Debo decirte que no seas asì, tan burlòn, ya que hay que respetar las ideas, mas cuando ellos fueron torturados. Sè tolerante y no caigas en el acomplejamiento.

Imagen de Jorge Fuentes

Hola Neròn: eres muy malo,

Hola Neròn: eres muy malo, por què, te ensañas con las personas torturadas, se nota que andas mal. Se nota que eres un pinochetista recalcitrante.

Mira, tienes que respetar a los señores Kilpatay y Cadìn, ya que sus argumentos son màs vàlidos que los tuyos.

ADEMÀS el señor Cadìn estuvo en Londres 38, fue torturado junto con toda su familia. Lee su testimonio aquì mismo. Se llama Sobrevivir a Londres 38.

Cuando lo leas tomaràs màs conciencia de lo que fue la tortura en Chile. Asì que no digas tonteras.

Imagen de Daniel Santos

Neròn venido a menos, por

Neròn venido a menos, por què te burlas de los torturados, se nota que te falta criterio, eres lo peor entre los lùmpenes pinochetistas.

No sabes acaso lo que le pasò al señor Cadìn en Londres 38. Primero lee y luego dices tus burradas.

El fue torturado en dicha casona. No seas cruel con las vìctimas.

Està bien que lo sueñes,que te traume, te falta capacidad para discutir on èl. Cadìn te deja chiquito, le tienes envidia, eso es.

Imagen de New Neron.

Si los de la Dina-Cni "nos"

Si los de la Dina-Cni "nos" deben miles de desaparecidos (aunque muchos aparecieron (?) torturados, ejecutados, exiliados, exonerados desclasificados etc. etc. ....los que andan sueltos son Cadin y Kilpatay ...Cuidado ! ¡¡¡ WANTED !!!

Imagen de Carlos Fuentes

Càrcel para este criminal

Càrcel para este criminal pinochetista y para todos los que anden sueltos.

Los de la DINA-CNI deben miles de desaparecidos, torturados, ejecutados, etc., etc.