“Michael Jackson alojó en mi casa”

En Marzo de 2003, Michael Jackson estaba en el centro del escándalo de pedofilia que manchó su reputación para siempre. Un año después, necesitó ir a Washington DC, la capital de USA, y sus representantes se encontraron con que los hoteles no tenían piezas suficientemente seguras para el Rey del Pop.
Justo entonces, el periodista Del Walters había escrito en Washingtonian un artículo sobre la linda casa que se había construido: en las afueras de la ciudad, con vista al bosque, amplios espacios verdes y nada de murallas rodeando el terreno. El agente de Jackson conocía al periodista y lo llamó: Jackson se quedaría 8 días en su casa. “¿Qué harías tú si un amigo te llama “de la nada” sugiriendo que Michael Jackson podría estar interesado en quedarse en tu casa?”, escribe el periodista,“primero asumimos que estaba bromeando. Pero era en serio”.
No fue llegar y aceptar. La familia consultó con su Reverendo. Lo conversaron en la privacidad de la sobremesa. Acordaron llamar a Jackson “El Secreto”. Y comenzaron a preparar la casa: todas las puertas y ventanas fueron recubiertas para asegurar seguridad al cantante. Sólo toallas y sábanas blancas eran aceptables, y la casa debía ser rociada con la fragancia favorita de Jackson durante el par de semanas anteriores a su llegada. Cuando Jackson llegó, a la familia la mandaron a un hotel.
Llegó con un equipo de 14 personas. Dos cocineros, tres niñeras, tres niños, asistentes personales, tutores, agentes de seguridad, etc. La cantidad de Hummers estacionadas en el jardín hicieron pensar a los vecinos que un alto agente del gobierno estaba en la casa.
El periodista y su familia fueron invitados a la ceremonia que Jackson tenía que atender. Él los saludól les dio las gracias, les comentó las fotos lindas en las paredes: “todo fue muy agradable, pero era evidente que había algo no resuelto en él. Podías notar lo que él ambicionaba más: él creció sin una infancia, y nuestra casa estaba repleta de la clase de recuerdos de infancia que no se pueden comprar –bautismos, cumpleaños, aventuras familiares”, explica Walters en su artículo.
Antes de irse, Michael Jackson invitó a la familia a una noche de vino y quesos. El periodista tenía que trabajar y, bueno, no quería dar a conocer “El Secreto”. Así que fueron su esposa e hijas las que disfrutaron el encuentro. Los niños se conocieron, y la esposa de Walters lo describió como “un alma amable que obviamente amaba a sus hijos, quienes lo correspondían”. Se sacaron fotos que hoy acaparan la atención de todo quien visita a la familia Walters.
No fue el único recuerdo que les dejó Jackson: marcó su presencia con una serie de botellas vacías escondidas por la casa. Walters dice que éstas “eran pistas sobre un hombre que, hoy sabemos, estaba profundamente atormentado. Habían otras pistas, pero mi esposa y yo hemos acordado mantenerlas en reserva,” explica. “Sabíamos por los representantes de Jackson que él tendía a vivir nocturnamente, durmiendo durante el día y deambulando por la casa durante las noches”.
Cuando Jackson murió, la familia lamentó la pérdida de algo más que una simple estrella pop: “lamentamos la pérdida del hombre que conocimos no como Rey del Pop, si no que como una persona atrapada dentro de un mundo que era y no era de su creación, un hombre que tuvo que llegar a nosotros a través de sus representantes necesitando un lugar dónde dormir. Sentado en nuestro balcón disfruté la vista de las Blue Ridge Mountains, y anhelé que él esté viendo ahora lo que yo puedo ver cada noche –un atardecer perfecto”.
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