Alimentos procesados: Negocio Redondo

28 Junio 2006
La exportación chilena de alimentos está bastante más cerca de la del cobre de lo que creemos. Así se abre una nueva posibilidad, dadas las características del mercado alimenticio.
Tania Ramdohr >
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Según datos de Chilealimentos, más de 6 millones de personas consumen salmón chileno cada día, 6,5 millones de personas toman jugos chilenos cada día, 7 millones de personas toman vino chileno cada día y más de 9 millones de personas comen mariscos y otros pescados chilenos cada día.
Esto conlleva que la industria de alimentos representa el 17% del empleo del país y 23% de las exportaciones.
Veamos algunos datos que al respecto entrega Chilealimentos:

A inicios de los años ochenta, Chile registraba exportaciones agroindustriales de poco más de US$ 30 millones. En el año 1996, dicho valor había crecido a US$ 612 millones. Luego de algunos años (1996-2002) en que las crisis internacionales hicieron caer el valor de las ventas, aún cuando se mantuvo la expansión de los volúmenes de exportación de estos rubros, nuevamente el país ha comenzado ha experimentar un espiral de crecimiento, con valores inusitados. En 2004, se llegó a cifras de US$ 717 millones y en 2005 se proyecta alcanzar valores nuevamente récord de US$ 810 millones.
Estas exportaciones están principalmente dirigidas a Norteamérica, Europa, América del Sur y específicamente Japón, en el Asia.
Sin embargo, más allá de las expectativas de crecimiento que de por sí tiene esta industria, existen factores en el mercado alimenticio actual que hacen pensar que hacia allá debemos apostar.

Actualmente, la gente está más preocupada que antes por su alimentación. Y también está más informada. Así se da que se requieren alimentos con mayores beneficios para la salud (vitaminas, antioxidantes, compuestos bioactivos, etc.) y requieren mayor certeza del origen y proceso de los alimentos (trazabilidad).
Es por esto que Gonzalo Jordán Fresno, Gerente del Área Agroindustria de la Fundación Chile, indica que "la globalización permite que alguien, en alguna parte del mundo obtenga utilidades al encontrar y satisfacer una demanda. En ese escenario, son los productos de mayor valor agregado – carnes, aves, frutas y hortalizas procesadas – los que más crecen, representando más de dos tercios de las ventas totales. Esta valorización de alimentos vía calidad genera también una opción estratégica para elevar competitividad. Una demanda heterogénea determina sistemas de producción diversos, acorde a nichos, lo que nos permite capitalizar la diversidad ecosistémica de nuestro país".
Es ahí, sin duda, donde nuestro país tiene una opción clara de aumentar su integración en los mercados internacionales. Ya no es la exportación de materias primas la que surge en el mercado, sino que la industria manufacturera de alimentos procesados. Y la diversidad de climas y condiciones, aquella biodiversidad de la que habla Jordán es un plus del que pocos países se pueden jactar.

"Surge la atención por los nichos de mercado para satisfacer a consumidores dispuestos a pagar más por calidad o especialidad: la globalización permite que alguien, en alguna parte del mundo obtenga utilidades al encontrar y satisfacer una demanda", indica Jordán en su texto Una visión alimentaria para Chile.