Natascha Kampusch en Entrevista Pública

07 Septiembre 2006
La joven austríaca fue secuestrada a los 10 años y logró escapar a los 18. Sus primeras palabras durante una entrevista a cara descubierta, por televisión.
Gloria Delucchi >
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En medio de una gran expectativa mediática, la joven austriaca, Natascha Kampusch, dio su primera entrevista televisiva para narrar algunos aspectos del secuestro que la mantuvo encerrada durante más de ocho años, en un reducido calabozo subterráneo en las afueras de Viena.
El responsable de la entrevista fue el periodista Christoph Feurstein, quien indicó que la chica es “guapa” y parece “equilibrada y segura de sí misma”. Su entrevista tendría como objeto evitar el acoso de los fotógrafos a la caza de una codiciadísima exclusiva.
Unas 80 cadenas de televisión de medio mundo han expresado su intención de comprar los derechos de la entrevista. Antes, Natascha Kampusch había recibido más de 400 peticiones de entrevista, según la cadena austriaca. La ORF, que dice no haber pagado dinero a la muchacha, va a cederle el dinero derivado de la venta de esos derechos, estimado en 600.000 dólares, según otro diario austriaco.
“Yo era más fuerte que él” dijo la joven, ante las cámaras de televisión para contar en primera persona sus años de secuestro. Un relato escalofriante, en el que demostró una admirable inteligencia y un sentido de supervivencia que le ayudó a recuperar la libertad.

Vestida con vaqueros, una camisa lila y un pañuelo a juego cubriéndole el cabello rubio, la muchacha de ojos azules y piel pálida, repasó el horror vivido desde los 10 años. Durante el largo secuestro, marcado por la impotencia, la claustrofobia, y el pánico, sólo contó con la compañía de su captor, un hombre “extremadamente paranoico” que repasaba cada cosa que ella tocaba, por miedo a que dejara algún mensaje oculto. “Ahora él me ha convertido en una asesina”, comentaba Natascha, que siempre supo que su huida conduciría al secuestrador, Wolfgang Priklopil, a suicidarse.
Amenazas.
En sus declaraciones al canal de televisión ORF, la joven explicó que también fue el miedo a lo que pudiera ocurrir lo que le impidió pedir ayuda. “Me amenazaba con matar a todo el que se enterara”. En las salidas al exterior en compañía de Priklopil, la joven siempre debía caminar delante para no escapar a su control y el secuestrador sufría ataques de pánico “en cuanto me alejaba tres centímetros”. “Recuerdo a los amables vendedores de los almacenes de bricolaje que se acercaban preguntándome sonrientes ¿puedo ayudarla en algo?”, relata en uno de los pasajes más conmovedores de la entrevista. “Y yo allí, presa del pánico, con el corazón latiéndome a toda velocidad sin poder decir absolutamente nada”.
En esas ocasiones intentaba hablar con los ojos y sonreía como en las fotos que se habían repartido por todo el país. Esperaba que alguien me reconociera. Pero el contacto con el exterior llegó en la fase final de su cautiverio. Pasó los primeros seis meses encerrada en el subterráneo de cinco metro cuadrados que ella llama “mi calabozo”. Al cabo de medio año su captor le permitió subir a la casa para bañarse.” De lo contrario me habría vuelto loca”. Tras dos años recibió un aparato de radio y después pudo ver televisión y leer periódicos y libros. Natascha a través de las lecturas pudo adquirir un nivel cultural y un dominio del lenguaje sorprendente. Su alemán algo anticuado y poco habitual en una persona de su edad, le permite expresarse en forma precisa, con algunos problemas en las palabras cotidianas.
Combatía la soledad y el miedo con los “recuerdos felices en mi corazón” y con la firme voluntad de recuperar su libertad. “Me juré a mí misma que crecería, que sería más fuerte y lograría escapar, fue un compromiso conmigo misma”.
No oculta las penurias sufridas en el cautiverio “Yo sé lo humillante que es pasar hambre” y cuando falta el alimento “comienzan los problemas de circulación, la falta de concentración, sólo puedes retener los pensamientos más primitivos: cada ruido, en esos momentos insoportables”.
Al fin llegó el día de su liberación, el pasado 23 de agosto, cuando notó que su captor distraído con una llamada telefónica, se alejaba mientras ella pasaba la aspiradora por el auto y se dijo “ahora o nunca”, tras lo cual huyó a una casa vecina en busca de auxilio.
Dijo que a lo largo de los ocho años siempre pensaba en las cosas que se estaba perdiendo, ejemplo, tener un novio. “Siempre traté de ser igual o mejor que las personas de fuera, sobre todo en lo que se refiere a la educación escolar. Siempre sentí que tenía un déficit. Por eso traté de aprender cosas”.
Sobre sus sueños para el futuro señaló que desea hacer “un crucero junto con su familia”, además de realizar “un viaje de fin de curso si es que logro terminar la secundaria”.
De lo que no habló la joven ha sido sobre sus relaciones con su captor. La policía aseguró, poco después de su liberación, que la chica había mantenido “contacto sexual” con Prikopil, sin especificar si fue obligada o con su consentimiento.