Maíces Andinos un Potencial Tesoro

por José Manuel Rebolledo
Ya no es extraño entender que la globalización como buen fenómeno de infección masiva se nos ha metido tanto en las formas de adquirir información como en la realización de nuestras prácticas. En este escenario lo que somos, lo nuestro y nuestras posibilidades están en juego. En el patrimonio genético cultural que hemos heredado en esta parte del planeta, les presentamos los Maices andinos.
Se dice que lo trajeron los Incas en su paso por Chile y lo habrían introducido en territorio chileno en el año 1400, otros dicen que estaban desde siempre en este suelo, lo que si es claro es que estaba antes que llegaran los Españoles, y estos se sorprendieron al verlo por primera vez en su paso por Chile. Esto es avalado por los primeros misioneros y cronistas que escribieron lo que aquí ocurría.
Su uso era variado desde alimento, medicina, teñidos por su variedad de colores y hasta chicha para las ceremonias religiosas y sociales.
Hoy casi extintos en Chile, vemos como en otros países tienen diversos usos como alcohol que mezclado con gasolina se emplea como carburante. A principios de 2003 La empresa Dupont ha presentado el primer polímero que se ha conseguido obtener a partir del maíz. Se llama Sonora y con él se pretende sustituir el petróleo como fuente de polímeros por un recurso renovable. El proceso utiliza la bacteria Escherichia coli para obtener un polímero del 1,3 propanodiol, que se podrá utilizar para fibras textiles. El aceite de maíz es uno de los más económicos y es muy usado para freir alimentos.
Este patrimonio genético-cultural tiene un enorme potencial que debe ser redescubierto por la proyección y ventajas que tendrà en un futuro cercano.