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El Piloto que se fue a Vivir a las Nubes

13 Junio 2008
Se salvaron 9 pasajeros del avión caído en la undécima región. Me produjo una gran alegría el escuchar la noticia. Hoy hay muchas familias que están felices por ello, menos la del piloto Nelson Bahamonde... Por José Martínez Fernández
José Martínez F... >
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Yo había perdido la esperanza. Sinceramente creía que en ese inmenso bosque que es parte de la Patagonia chilena, en que los árboles alcanzan los 30 y 40 metros de altura, quedarían para siempre esos seres humanos que se perdieron hace algunos días.
Me los imaginaba muertos y me causaba dolor, como si nunca más fuesen a aparecer; pero a eso de las 14 horas del miércoles 11 de junio de 2008 me enteré que los habían encontrado, luego de 5 días. Y con vida.
Se salvaron 9 pasajeros del avión caído en la undécima región. Me produjo una gran alegría el escuchar la noticia. Hoy hay muchas familias que están felices por ello, menos la del piloto Nelson Bahamonde.
Estoy feliz. ¡Ya estamos cansados de tanta tragedia y tanto dolor!
Ese día fue hermoso. Santiago estaba frío, siendo las 17 horas. Frío a pesar del sol que alumbra. Pero fue un sol leve. El aire toca a hielo. Y, sin embargo, estamos contentos.
La gente buena no merece morir. Es decir nadie que tenga en el corazón amor por el prójimo merece morir.
La vida solo debiera salvarnos de los asesinos, de los pedófilos y especies similares.
Hay quienes gozan con la muerte, con la tortura, con el dolor. Hay otros que se satisfacen con saber de ella, como aquellos sujetos que se rieron a costa del sufrimiento de la madre del joven Jorge Matute Johns.
Escuchaba días atrás a un siquiatra que decía que esa conducta era propia de los sicópatas. ¡Cuánta razón! Gozar con el dolor de un ser humano es patológico. Ser tocado por el dolor de los otros es lo que nos hace humanos.
Escuché a mucha gente preocupada por la suerte de la gente del avión. Esa es la gente que vale. Admiro esa actitud. Una actitud bondadosa, querendona, feliz. Estas noches podremos dormir más felices.
Entre los ocupantes del aparato había gente de trabajo, gente que ayuda al prójimo, gente buena. No merecían un fin cruel.
¡Viven! Por suerte, ¡viven! Lo lamentable es que murió el piloto. Otro hombre bueno, otro ser íntegro.
Uno –que ha trabajado años trabajando para diarios y revistas- investiga hechos, lugares y personas. Por ello me enteré de la calidad de la mayoría de los ocupantes del avión. Seres humanos, amantes de otros seres humanos.
Es hermoso saber esta noticia, lo único que duele es la muerte del piloto. Un ser extraordinariamente bondadoso que, en el camino de su agonía, enseñó a los sobrevivientes cómo protegerse del frío y del hambre.
Él se llamaba Nelson Bahamonde. Una persona buena ha partido a algún lugar especial. A una galaxia o, al menos, a una junta de nubes. Ellas –que tantas veces lo vieron pasar- le habrán acomodado un espacio grande para darle lugar a su corazón enorme, a su coraje, a todo él.
Sea esta crónica un homenaje a ti Nelson Bahamonde, héroe escondido en la multitud de héroes anónimos o casi.
FOTO: elrentaplats
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