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Imagen de Rosario Vidal

Algunos, probablemente ultra

Algunos, probablemente ultra inocentes, creemos que la libertad de expresión no tiene nada que ver con cómo era hace treinta años. Claro, existen ciertas diferencias que no son necesarias de nombrar aquí, pero también hay similitudes que nos muestran cómo las cosas no han cambiado. Un ejemplo de esto es el poder y la poca competencia que existe en los medios escritos, más específicamente en los diarios.

El año pasado, hace algo así como 6 meses, se estrenó en Chile ?muy silenciosamente por lo demás- un documental llamado El Diario de Agustín, del director chileno Ignacio Aguero, el cual mostraba y contaba sobre una verdad que todos sabíamos pero que nunca quisimos ver. El Mercurio, o el clan Edwards, como prefieran llamarlo, lleva la batuta en la información desde la dictadura en Chile. El Diario de Agustín revela íntimas entrevistas de un grupo de jóvenes periodistas trabajando para su tesis, donde se dedican a quitar la máscara a personajes importantes de la información, y nos invitan a ver, y mirar lo que es, cómo fue, qué dicen etc. El ejemplo más literal es el caso de la popular frase ?El Mercurio miente?, colgada como protesta en la casa central de la Universidad Católica. Es interesante, muy interesante, pero al mismo tiempo logra tomar partido por una inmediata mejora en las leyes de libertad de expresión y de consumo de información.

Al leer el Informe Anual sobre DDHH en Chile, del año 2008, se darán cuenta de los detalles de la ley actual, y cómo ésta le da más importancia a las leyes de libre competencia antes que a los derechos de información de los ciudadanos. ?El sistema interamericano de derechos humanos (o CIDH), ha reconocido que la existencia de monopolios y oligopolios en la propiedad de los medios de comunicación constituyen un serio obstáculo al derecho de las personas a buscar, recibir y difundir información e ideas?? esta frase entonces nos ayuda a pensar un poco más allá de lo que nos ofrecen. Entendemos que existen leyes y que las cosas están cambiando de a poco, no podemos olvidar la importancia de la nueva y popular ley de transparencia, pero sabemos que no basta con las normas actuales, se necesitan ideas nuevas que le permitan a la gente creer que el periodismo, la comunicación y la entrega de información relevante ya no está en manos de unos pocos, que leamos opiniones distintas y que, así como nos ?enseña? El Diario de Agustín a nosotros los periodistas, destapemos las verdades que cambiarían el curso de la comunicación, aprovechemos esa democracia que dice tener el Estado chileno.

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