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Las ventanas rotas en Arica

10 Octubre 2009
El principal argumento, para la aprobación de la nueva cancha de pasto sintético para el Cerro la Cruz, fué entender la importancia de invertir en un sector poblacional muy sensible en lo social, basado en "la teoria de la ventanas rotas".
Juan Arcaya >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

En las últimas discusiones para aprobar el proyecto de mejoramiento del estadio Comandante San Martin del Cerro la Cruz, entre muchos argumentos que tuve para defender dicha iniciativa era la pertinencia e importancia de invertir en un sector poblacional muy vulnerable (“vulnerado” declaró el Intendente).
Pero qué significa privilegiar este tipo de inversiones para sectores poblaciones muy demandantes. Obviamente me declaré también en desacuerdo con unos de los argumentos que dicha inversión ($374 millones) que se ponían en riesgo por el nivel social del sector, “…que podían robarse el pasto y ponerlos en sus casas”. La Situación que me llevó a recordar la lectura del libro “Liderazgo” escrito por el ex alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudolph Giuliani, respecto a “la teoría de las ventanas rotas”. Giuliani, indicaba que “la teoría de la ventanas rotas” fue su motivación para impulsar las políticas de “tolerancia 0” y “Calidad de Vida”.
Esta teoría es conclusión del estudio de los profesores James Wilson y George Kelling, ellos concluían en su estudio: “si la ventana de un edificio aparece rota y no es arreglada con premura, no pasará mucho tiempo para que el resto de los cristales corran la misma suerte”.
¿Cuál sería la explicación? Seguramente es divertido romper cristales, pero principalmente la razón es que la primera ventana rota deja un mensaje: "Aquí no hay nadie que cuide de esto".
El ejemplo puede trasladarse a las pintadas en las paredes, ya que es muy común que cuando un grafiti permanece mucho tiempo, inmediatamente la pared se ve "decorada" con muchos más. Igual sucede con la limpieza en las calles y el cuidado de los jardines, o los baños en los colegios, y el mejor ejemplo el metro de Santiago, donde cuesta pensar que alguien se atreva a ser el primero en dañar su cuidada infraestructura.
Como homologamos esto, a la importancia de desarrollar inversiones en sectores más sensibles en nuestra ciudad. Lo primero es aplicar el principio de la “discriminación positiva” es decir, “invertir más en quienes necesitan más”. De un punto de vista urbanístico, estos proyectos de nuevos y mejores centros comunales, plazas, parques y centros deportivos (como es este caso), significa hacer una “acupuntura urbana” a sectores con dolencias y faltas de espacios de bien-estar social. Hacernos cargo de esto, dejar de pensar que nadie cuida estos sectores poblacionales.
Nos decía Claudio Di Girolamo, en el “Seminario de Espacios que Educan”, organizado en nuestra ciudad en octubre del 2008. Otorgar espacios de “Bien-Estar”, necesariamente nos otorgará una situación de “Bien-Ser”. De ahí estoy aún más convencido que invirtiendo en el bienestar de la personas, tendremos mejores personas.
Generar la sensación de que existe la preocupación por quienes más lo requieren y estimular los códigos de convivencia social a través de los mejores espacios posibles, es mi prioridad para quienes debemos tomar las decisiones de donde y porque invertir los recursos regionales, eso es, a mi entender, obedecer a los intereses del colectivo y del bien común.

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