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Imagen de Rodfigo Pino

Nada que les podamos decir a

Nada que les podamos decir a Kemuel y a su familia servirá para mitigar el dolor de que la vida se irá apagando, como tampoco la impotencia de saber que la sociedad que lo recibió algún día, hoy es la misma que actúa con indiferencia cuando más requiere ayuda, excepto claro está a aquellos que generosamente han acompañado y ayudado a la familia Lobos.

Qué tipo de sociedad hemos creado en la cual la vida de los niños se mide a través de la variable costo/beneficio?. Decía el filósofo Avishai Margalit que la sociedad civilizada se sustenta en que los actores sociales no se humillen unos a otros, mientras que una sociedad decente se sustenta en que las instituciones no humillen a los actores sociales. A partir de la historia de Kemuel evidentemente que no hemos generado una sociedad decente. Y qué haremos para desplazarnos hacia la decencia?. Lo primero es comprender que las instituciones administradoras del Estado, desde una óptica jurídica, están al servicio de la persona y la comunidad, además de una convención ética socialmente establecida, por lo que existen muchos caminos aún para transformar la realidad de Kemuel. Es la comunidad de Arica la que tiene que encontrar hoy esos caminos que conduzcan hacia una vida sustentada en la decencia.

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