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Cambio climático, medioambiente y sociedad

01 Diciembre 2009
Pronto comenzará la Conferencia sobre el Cambio Climático en Copenhagen. Los acuerdos a que se llegue en esos días son de decisiva importancia para el futuro de la tierra y sus habitantes. Verónica Stoehrel, Universidad de Halmstad, Suecia.
Veronica Stoehrel >
authenticated user Corresponsal

En unos días más comienza la Conferencia sobre el Cambio Climático en Copenhagen. Los acuerdos a que se llegue en esos días son de decisiva importancia para el futuro bienestar de la tierra y sus habitantes.
A pesar de que en la comunidad científica internacional existe un consenso sobre el cambio climático que está ocurriendo en el mundo así como también que este cambio es producto de actividades humanas, los diarios, la televisión y otros medios de comunicación de masas tradicionales en Chile y en otros lugares del mundo han dado una imagen errónea de esta problemática.
La razón es el sistema de ”balance” periodístico malentendido por muchos trabajadores de los medios de comunicación. Estos parecen creer que este balance significa dar el 50 % del espacio y/o tiempo a la idea de la gravedad del cambio climático y el otro 50 % a los que no creen en el o que creen que este cambio es algo natural en la historia de la tierra.
El problema es que con este planteamiento se le está dando igual de posibilidades de expresión a, por un lado, toda la comunidad científica internacional y por otro lado a algunos científicos aislados y no activos en términos de investigaciones y /o publicaciones en revistas científicas internacionales.
Un punto de acuerdo entre los científicos climáticos es que si la temperatura media global sube más de dos grados Celsius en relación a la media existente entre 1980 y 1999, esto podría traer consecuencias graves para la civilización humana. Un investigador calculó que existe un 7 % de posibilidades de que ya hayamos pasado el límite que nos lleve sobre los dos grados a causa de los mecanismos de feedback que no podemos controlar.
Mark Lynas, un periodista inglés que ha dedicado varios años a recolectar y publicar resultados científicos de una manera al alcance del público en general nos dice: “Ésta es una cifra inquietantemente alta. Yo no me subiría a un barco sabiendo que existe un 7 % de posibilidades de que se hunda”. Creo que ninguno de los lectores lo haría, ni siquiera aquellos que argumenten que es necesario esperar a que la ciencia nos de un 100 % de seguridad en sus conclusiones. Desgraciadamente la ciencia no funciona nunca con un 100 % de seguridad y si esperamos aún más seguridad de la que ya tenemos será demasiado tarde para salvar la civilización humana.
El cambio climático actual no es normal en la historia de la tierra. Si bien es cierto que ésta ha tenido fuertes cambios climáticos en su historia y que estos han llevado a la extinción de la mayor parte de su fauna y flora, el cambio actual es diferente tanto por su rapidez como por sus causas.
La razón son los gases de efecto invernadero que se acumulan en la atmósfera e impiden a los rayos solares que se reflejan en la tierra que vuelvan al espacio. La tierra se calienta. El dióxido de carbono es el principal responsable de este proceso, seguido del metano y el óxido nitroso. El dióxido de carbono como producto del uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo y el llamado gas natural), el metano como producto de la cría de ganado, del gas natural y de cultivos agrícolas como el arroz y finalmente el óxido nitroso, principalmente producto de la ganadería (manejo del estiércol y la orina de los animales), la utilización de fertilizantes y el cultivo de fijadores de nitrógeno como la soya. Desde mediados del 1700, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, producto de la quema de combustibles fósiles, ha aumentado en un 30 % y este aumento es hoy día 4 veces más rápido que sólo hace diez años atrás.
La única razón natural que se podrían conectar al calentamiento de la tierra durante el 1900 es la variación en la actividad del sol. Se sabe que ésta ha aumentado durante el siglo XX. Sin embargo, las simulaciones sobre cambios climáticos que se han hecho en computadoras muestran que estas variación en la actividad solar no pueden ser la principal responsable del cambio de temperatura después de 1960. Sólo incluyendo la variable de la emisión de gases de invernadero, las computadoras pueden explicar los cambios de temperatura.
Aunque la emisión de estos gases invernaderos terminara abruptamente hoy día –lo que es una utopía- , la temperatura seguiría subiendo 0.5- 1 grado Celsius por el efecto retardado de estos. La Agencia Internacional de Energía, IEA, ha calculado que la demanda de energía aumentará a más de la mitad el año 2030 si no se toman las medidas necesarias. Más del 60 % de este aumento será producida por la quema de combustibles fósiles. En términos de emisión de dióxido de carbono esto significaría un aumento del 55 % en relación a las emisiones del 2006.
El objetivo de los países desarrollados, G 8, es que las emisiones globales de dióxido de carbono no aumenten más de un tercio al año 2030. El problema es que las emisiones deben bajar y no subir si queremos que la temperatura no suba más de 2º, lo máximo que debería subir si se quiere evitar un efecto dominó y el riesgo de exterminio de nuestra civilización.
¿Cómo podemos saber cuán sensible es el clima a la cantidad de dióxido de carbono? Fundamentalmente de dos maneras. Una es a través de cálculos matemáticos en computadoras a las que se les da todas las variables que conocemos. Otra manera es a través de estudiar los cambios de temperatura y las concentraciones de dióxido de carbono en la tierra los últimos millones de años, lo que a su vez es posible hacer estudiando distintos tipos de fósiles y sedimentos. Ninguno de estos métodos es 100 % seguro, pero nos dan una indicación de la relación entre cantidad de dióxido de carbono y temperatura.
Dos grados Celsius de aumento en la temperatura media global significan entre 3.2º y 6.6º Celsius de aumento en el Ártico el año 2050. El aumento de la temperatura en el Ártico está derritiendo los hielos. Esto significa que los hielos que antes reflejaban los rayos solares están desapareciendo. El mar sin hielo, por su oscuridad, absorbe la mayor parte de estos rayos. Mientras más rayos se absorben, más se calienta el mar y más hielo se derrite. Entre diciembre del 2004 y diciembre del 2005 desapareció el 14 % de los hielos perennes del mar del norte. En septiembre del 2008, el diario Dagens Nyheter de Suecia informa que ya solo en algunos días será posible navegar en lugares donde antes sólo había hielo en esta zona.
Un aumento de la temperatura media global en 3º C tiene un efecto dominó en la vegetación. Normalmente las plantas y árboles almacenan el dióxido de carbono que se encuentra en la atmósfera. Pero cuando la temperatura sube a más de cierta cantidad de grados la vegetación comienza a emitir mayores cantidades de dióxido de carbono.
Desde las primeras mediciones directas hechas por la NASA (National Aeronautes and Space Administration) en el año 1880, los 23 años más calurosos han sido después de 1980 y los 7 más calurosos los últimos 9 años. En el verano del 2003 en Europa, un verano donde murieron miles de personas a causa del calor (las cifras varían entre 30 000 y 49 000), la vegetación emitió ½ billón de toneladas de dióxido de carbono extra, el equivalente a 1/12 parte de las emisiones de dióxido de carbono provenientes de la combustión de fósiles en ese período. La emisión de dióxido de carbono a la atmósfera acelera el calentamiento a nivel mundial.
Ejemplos de los efectos que el cambio climático está teniendo ya hoy día lo vemos en la intensidad de las tormentas los últimos años. Las tormentas Mitch en Honduras y Nicaragua en el año 1998 y Catrina en el 2005 en Nueva Orleáns, EE.UU. Mitch destruyó el 70 % de los cultivos de grano y muchos de los suelos cultivables del país fueron destruidos por la erosión causada por la tormenta. Avalanchas de tierra y barro destruyeron aldeas.
La tormenta dejó 11.000 muertos. Los daños de la tormenta en Honduras y Nicaragua se calculan por sobre del Producto Nacional Bruto (PNB) por año para estos dos países. La tormenta Catrina en EE.UU. inundó Nueva Orleáns. Un millón de personas fueron evacuadas. La ciudad quedó sin agua potable, sin electricidad y sin telecomunicación. Los servicios comunales dejaron de funcionar y las basuras se acumularon en la ciudad. Además de las consecuencias económicas inmediatas que esto significó, las agencias de seguro aumentaron el valor de los seguros entre 2 y 10 veces.
Con un aumento de la temperatura global de aproximadamente 3º C, el riesgo de colapso del Amazonas es grande. Si esto sucediera, se liberaría el dióxido de carbono almacenado en ella, aumentando aún más la temperatura. Tres a cuatro grados Celsius de aumento acelerarían las emisiones de carbón y de metano cuando las tierras congeladas de Siberia comenzaran a derretirse, acelerando así más el proceso de calentamiento.
El calentamiento de la atmósfera y de los suelos finalmente llega al fondo de los mares, y el metano almacenado en ellos podría ser liberado. En otras palabras: la temperatura global no debe aumentar más de 2º C. Es aproximadamente a esa temperatura que estos efectos dominó comienzan a realizarse de acuerdo a los modelos aplicados por los investigadores.
Veremos a que acuerdos se llegarán en Copenhagen. No es más información científica la que se necesita sino una voluntad política a largo plazo.
Nota: Todas las cifras usadas en este artículos y sus respectivas fuentes son posible de ver en http://www.razonypalabra.org.mx/CHILEYELMUNDOLIBRO.pdf

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