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Siempre en la vida de las personas hay hechos y circunstancias que marcan un antes y un después. Hoy ha sido, en la suma de las horas una vorágine de emociones, sensaciones y vivencias compartidas con grandes amigas, colegas, compañeros y compañeras, ariqueños que no conocía pero que unidos por la pena y el desconcierto de un hecho tan doloroso e impactante como el accidente de las queridas colgas de la Escuela Nº 91 Centenario, no puedo menos que sentir que nuestro vapuleado gremio, es un solo corazón, un solo espíritu cuando nos acorrala la desgracias y el pesar. Muchos besos, abrazos, palabras de consuelo, que entre lágrimas y largos suspiros mostraron que no estamos solos, que como buenos maestros, no solo hemos enseñado sino también hacemos carne el amor, la solidaridad, la caridad cristiana, y sobre todo a sentir bellos sentiemientos fraternales que nos alivianaran la congoja cuando un gesto cariñoso de nuestros colegas y comunidad, es capaz de sentir un mismo sentimiento de total desolación.

Pañuelos al viento, vítores, oraciones entre sollozos y en nuestros labios los nombres amados de cada uno de los que partieron, son como en un carrusel de sensaciones, recuerdos de días idos, reuniones, talleres, aniversarios, protestas y marchas de maestros que unidos lucharon por sus ideales sin perder nunca la sonrisa, el gesto grato, y la chispa de la juventud que nos hizo sentir vencedores del mundo el día que recibimos nuestro título y salimos a la vida del trabajo como maestros.

Ya no están, pero sí están en presencia y en esencia, porque cada una de ustedes queridas colegas nos entregaron muchas cosas y hoy nos dejan su ejemplo, su entrega, y lo mas hermoso que es la unión que hoy vivimos en estos duros momentos.

Hoy son ángeles que velarán por los que vamos quedando en espera de días mejores. Dios las bendiga y las reciba en el paraíso que es el lugar que se merecen, siempre vivirán en nuestros corazones.

Cariñosamente,

Gladys San Martin Camberes .