Hoy en día es común escuchar que las nuevas generaciones poseen una aptitud natural para asimilar el uso de las nuevas tecnologías, lo cual es muy cierto, pero si no existe una política adecuada para orientar el uso que le dan a esta herramienta, nos encontraremos cada vez más con jóvenes que seguramente serán campeones del “chateo” y los juegos en línea, pero a la hora de realizar una investigación seria en Internet y redactar un buen documento de trabajo, aparecerán las falencias, y deberán recurrir a sitios donde se puede fácilmente "copiar y pegar".

Basta entrar en cualquier blog, foro o lugar de intercambio en línea, para notar la creciente deformación del lenguaje que se está produciendo entre la gente jóven. Por supuesto, esto es solamente “la punta del iceberg” que nos indica la falta de orientación general y conducción en el buen uso de esta tecnología.

Si la juventud dedicara, al menos, la mitad del tiempo que ocupa en “chatear” y jugar en línea, para profundizar sus conocimientos y perfeccionar sus habilidades en el uso de programas o técnicas, que les pueda proporcionar beneficios extra escolares, seguramente se produciría un efecto multiplicador a nivel colectivo.

No basta con ampliar la conectividad, masificando el acceso a Internet, no basta con facilitar la adquisición de computadores, sino que al mismo tiempo, hay que preocuparse del buen uso y provecho que debiera obtenerse con estas herramientas para que se traduzca en beneficios reales a la comunidad. En pocas palabras, además de cantidad, también se requiere calidad.

Desde hace algunos años se viene produciendo una proliferación de “cybercentros”, en donde las personas que no disponen de conexión a Internet en sus hogares pueden ingresar a la red, y hacer uso de ella para lo que estimen conveniente, lo que indica el interés que han generado las nuevas tecnologías en un sector de la población, pero este fenómeno, “regulado” por el mercado, no representa la solución que aportará al avance de la sociedad civil en la correcta apropiación de estas nuevas herramientas al no contarse con políticas eficaces de difusión y orientación tecnológica.

Una buena alternativa, con buenos resultados en otras ciudades, es la implementación de espacios de difusión tecnológica, Telecentros, en donde, conjuntamente con facilitar el acceso a Internet, se asuma una labor de capacitación y orientación en el uso de las nuevas tecnologías destinado a todos los segmentos de la población.

La principal responsabilidad en la puesta en práctica de estas políticas e iniciativas recae en el gobierno central, pero también hay un espacio de maniobra para los gobiernos regionales y administraciones comunales en la implementación de medidas concretas (información, asesoramiento, diagnóstico y ayuda para su implantación) , que faciliten y fomenten el desarrollo en este campo para ir reduciendo efectivamente la llamada brecha digital.

Por otro lado, simultáneamente a la puesta en marcha de estructuras, espacios que faciliten el acceso y proporcionen orientación, es indispensable reforzar la divulgación masiva de los beneficios prácticos que proporciona la adopción y utilización de las nuevas tecnologías, en todas las áreas de desarrollo (educación, investigación, entorno empresarial, teletrabajo, teleformación, participación ciudadana, administración comunal, etc.) debido a que parte de la ciudadanía aún no percibe estos beneficios, y es necesario propiciar en ellos la confianza y la seguridad en cuanto a la utilización de las TIC.

Hay muchísimos ejemplos que pueden avalar el tremendo potencial que tienen las nuevas tecnologías cuando se ponen realmente al servicio de la administración pública, la sociedad civil y el mundo empresarial, y en Arica todavía hay mucho que hacer para ir reforzando los avances, insuficientes todavía, que se han logrado. En este sentido, se requiere un mayor protagonismo de parte de los organismos pertinentes (públicos y/o privados) de la ciudad para agilizar este proceso.

Por supuesto, no se debe pensar que la adopción de las nuevas tecnologías es la panacea que nos "disparará" al desarrollo, sino que fomentar su correcta utilización es complementario al impulso de otras medidas, tales como mejorar la calidad y el acceso a la educación, y permitir por esta vía que no continúe creciendo la desigualdad social representada por la brecha digital.