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Se suicidó “El Carcuro”, murió “El Polaco” (la vida desde abajo)

23 Mayo 2011

Mientras el sábado 21 de mayo Piñera hablaba al país, siendo interrumpido una y otra vez, nosotros hacíamos fiesta celebrando la amistad por el amigo que se fue.

Orlando Contrer... >
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Hace un par de semanas Arturo Covarrubia, alias “El Carcuro” -le decían así por su parecido con el comentarista deportivo- fue encontrado muerto en su pieza. Se había suicidado hacía cuatro días por lo que no hubo velorio ni “un entierro como corresponde a un cristiano”. Sus amigos, todos “clotos” y buenos pal’ tinto como el mismo “Carcuro”, buscaron a Carlos Muñoz, joven jesuita español muy cercano a ellos: “Carlos, tenemos que hacerle una misa al Carcuro” –le dijeron-. Éste, sin dudarlo, los convocó a todos a la Parroquia del barrio para hacer memoria agradecida del “Carcuro”. La capilla de la Parroquia nunca había estado tan llena de tantos “Clotos”. El olor a vino y a evangelio se respiraba por todos lados.

Carlos tomó la palabra y, con vehemencia, pasión y cariño, les dijo que “los predilectos de Dios son los que la sociedad tiene por escoria; para Dios los últimos serán los primeros”. En los rostros y ojos de todos los presentes habían no pocas lágrimas y un brillo especial. Luego fueron ellos quienes tomaron la palabra. Uno –que no era del gremio de los Clotos- dijo: “A mi ‘El Carcuro’ me ayudó mucho. Yo estaba pasando por una depresión y en torno a una copa de vino me escuchó y me ayudo a salir de la crisis que estaba pasando. Por eso estoy aquí con todos sus amigos”. Otro dijo: “El Carcuro era inteligente y tenía su dignidad por sus estudios. Una vez yo le dije una mala palabra, él me miro fijo a los ojos y me dijo: “Tú, como yo, tenemos estudios de cuarto medio ¿por qué entonces me tratas sin respeto? ¡Hazle honor a tu educación!”.

Al cura que presidía la misa le vino un ataque de generosidad y les dijo: “Ya que el Carcuro no tuvo velorio y Uds. no pudieron despedirse de él, ¡me rajo con la micro pa’ que todos vayamos al cementerio a darle el último adiós al Carcuro”. Todos aplaudieron. A este gesto otros se animaron con otras ofertas: “yo pongo las empanadas, el tinto y la bebida”; y otro “yo me pongo con la banda pa’ la música porque El Carcuro se lo merece”. Y así fue como, el sábado 21, mientras Piñera hablaba al país siendo interrumpido una y otra vez, nosotros hacíamos fiesta celebrando la amistad por el amigo que se fue.

Esta semana también fue la muerte, luego de una largar agonía, de Heriberto Núñez Caimanque, alias “El Polaco”, amigo de la infancia, atrapado en la droga desde hace muchos años. En el último tiempo se había arranchado en “El Preferido” donde se ganaba algunas monedas cuidando autos. Su aspecto era deplorable. Su rostro y sus ojos reflejaban el dolor, la soledad y el abandono. Tenías 56 años, pero representaba 80. Murió solo como reflejo de lo que fue su vida desde que la droga lo atrapó entre sus garras. En el funeral no dejaron de haber recuerdos y gestos de cariño más allá de los evidentes errores de su vida. La abuelita Tila, que lo conoció desde que llegó a este mundo, dijo: “Cuando se murió mi hijo José de cáncer, él se porto muy bien conmigo y con toda mi familia”. Una de sus hermanas señaló: “Nunca me faltó el respeto. Yo lo retaba por lo que hacía y por su aspecto. Le pedía y suplicaba que dejara la droga. Pero él solo agachaba la cabeza y no decía nada”.

“El Polaco” tuvo dos hijos y crío uno que era de su pareja también fallecida como efecto de la droga. Los tres lloraban abrazados junto al ataúd de su padre porque “fuera como fuera, era mi papá”, decían.

“El Polaco” desde siempre fue futbolero e hincha de la “U”. Por eso su ataúd estaba cubierto con la camiseta azul. En el último adiós, alguien recordó que se fue contento porque en su agonía “el Polaco” sonrió cuando supo del gol de Rivarola a Colo-Colo.

Nota: En la foto, que es del año 1964, “El Polaco” esta de rodilla el primero de derecha a izquierda.

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