Chile ha crecido un 8,4% en el primer semestre de 2011. Como bien lo señala el ministro Larraín, se ha superado la baja base de comparación de los meses terremoteados y ahora el crecimiento es más exigente, más robusto.
El dato, muy alentador como dirán los analistas, deja entrever, no obstante, un panorama gris: la torta en Chile crece, pero no se reparte. O si se quiere: se reparte, pero entre los mismos de siempre. Eso se refleja en datos de la encuesta CASEN 2009, que muestra que las personas que pertenecen al 5% más rico ganan 833 veces lo que obtiene el 5% más pobre.
Chile, experimento neo-liberal en la década de los 80’, sembró esa realidad que hoy palpamos como nuestra. Y es que no importa que el país crezca al 6%, al 8% o al 10%, quienes se apropian de ese excedente son un puñado de familias que no representan a más allá del 5% de la población.
Chile necesita una política nacional contra la desigualdad, que explicite de manera realista con acciones concretas, que se debe hacer para que cuando se escuche una bonita cifra de Imacec, no sean solo los políticos de turno y la alta clase empresarial los que nos bañen con su felicidad.
Chile ha crecido un 8,4% en
Chile ha crecido un 8,4% en el primer semestre de 2011. Como bien lo señala el ministro Larraín, se ha superado la baja base de comparación de los meses terremoteados y ahora el crecimiento es más exigente, más robusto.
El dato, muy alentador como dirán los analistas, deja entrever, no obstante, un panorama gris: la torta en Chile crece, pero no se reparte. O si se quiere: se reparte, pero entre los mismos de siempre. Eso se refleja en datos de la encuesta CASEN 2009, que muestra que las personas que pertenecen al 5% más rico ganan 833 veces lo que obtiene el 5% más pobre.
Chile, experimento neo-liberal en la década de los 80’, sembró esa realidad que hoy palpamos como nuestra. Y es que no importa que el país crezca al 6%, al 8% o al 10%, quienes se apropian de ese excedente son un puñado de familias que no representan a más allá del 5% de la población.
Chile necesita una política nacional contra la desigualdad, que explicite de manera realista con acciones concretas, que se debe hacer para que cuando se escuche una bonita cifra de Imacec, no sean solo los políticos de turno y la alta clase empresarial los que nos bañen con su felicidad.