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El porqué de nuestro rechazo a la Central Termoeléctrica de Cerro Chuño

07 Septiembre 2012

Las emisiones de la termoeléctrica en su entorno también afectarán a poblaciones aledañas al Cerro Chuño y a la parte baja del Valle de Azapa, con el consiguiente riesgo para la salud, daño para la agricultura y la calidad de vida

Nolberto García Díaz >
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La calificación favorable del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental al Proyecto de construcción de la Planta Termoeléctrica de Cerro Chuño no asegura a la comunidad que su funcionamiento dejara de ser un riesgo para su salud ni dañará el ambiente.

Esta aseveración se basa en las deficiencias de nuestra legislación ambiental, la que no tiene tipificado el daño ambiental como delito, no existe una Contraloría Ambiental independiente de empresarios y de gobiernos de turno, la participación ciudadana no es resolutiva ni vinculante estando restringida sólo a los Estudios de Impacto Ambiental y valida la compra de la voluntad ciudadana a un determinado proyecto a cambio de recibir alguna granjerías materiales para el beneficio directo de los vecinos más afectados.

No existe en nuestro país una Democracia real, de justicia social, participativa con control ciudadano, donde lo legítimo coincida con la legalidad de un Estado de derecho que respete la visión y el sentir de la  gente.

Los proyectos empresariales de instalar Centrales Termoeléctricas en Arica, Iquique, Castilla, etc., y en todo el país, son aprobados “legalmente” en todos los niveles de la Institucionalidad Ambiental que son administrados y calificados por los técnicos y políticos de gobierno, pues benefician a los grupos económicos y a los funcionarios que ocupan altos cargos de gobierno que están ligados al negocio de la Energía y de la Minería, a pesar del rechazo ciudadano expresado en movilizaciones sociales que exigen su Derecho Constitucional de vivir en un medio ambiente saludable y libre de contaminación. En este aspecto la resolución de la Corte Suprema de paralizar el mega proyecto de Castilla, que a sido aplaudida por toda la comunidad, a excepción de los grupos transnacionales ligados a la Minería y a la Energía y el Gobierno, a mi modesto parecer, “es una golondrina que no hace Primavera” o es sólo “un veranito de San Juan”… ojala que esté equivocado.

El rechazo al Proyecto de la Planta termoeléctrica de Cerro Chuño se basa en que usará como combustible, para producir electricidad el FUEL OIL Nº 6, un tipo de petróleo de alta densidad, de los llamados combustibles fósiles, como el carbón, estos son sistemas más económicos y rentables que otras fuentes de producción de energía como el gas o sistemas alternativos, pero muy criticados mundialmente por su elevado impacto ambiental, debido al alto grado de emisiones de CO2, SO2, NO2 y PM, originados por la combustión de un combustible rico en óxidos de azufre y hollines ácidos que son las responsable de las llamadas “lluvias acidas” que han afectado a poblaciones humanas, flora, fauna y al entorno ambiental, a varios kilómetros del entorno donde funciona una Planta Termoeléctrica. La emisión de CO2 y de particulado, en grandes cantidades, transforma esta planta además, en responsable directa de la contaminación atmosférica con gases de efecto invernadero, fenómeno que es uno de los principales causantes del cambio climático en el mundo.

La Planta Termoeléctrica de Cerro Chuño quemando FUEL OIL 6 evacuará a la atmósfera, a través de una chimenea de 40 metros, los contaminantes que se desglosan en:

 

-       2.451 toneladas anuales de Dióxido de Azufre (SO2)

-       4.832 toneladas anuales de Dióxido de Nitrógeno (NO2)

-       240 toneladas anuales de Monóxido de Carbono (CO)

-       136 toneladas anuales de Material Particulado (MP) 

El área de la comuna de Arica, que recibirá anualmente más de 7.000 toneladas de contaminantes en su atmósfera, no es sólo un área sin vegetación, ya que de acuerdo a los campos de viento y a los horarios diurnos o nocturnos las emisiones de la termoeléctrica en su entorno, también afectarán a poblaciones aledañas al Cerro Chuño y a la parte baja del Valle de Azapa, con el consiguiente riesgo para la salud, daño para la agricultura, y un evidente deterioro de la calidad de vida, de los vecinos de estos sectores.

Por último, queremos plantear que un “referéndum o consulta ciudadana” al respecto, aunque no está considerada en nuestra legislación y no es vinculante, con la instalación de actividades productivas o empresariales, como una Central Termoeléctrica, sí representa un mecanismo de enriquecer la democracia en el sentido que la opinión de la comunidad sea determinante en la planificación y decisión de las actividades o asuntos que afectan a sus intereses.

Sin embargo, para que cumpla este objetivo y se exprese realmente la voluntad ciudadana, es fundamental que la respuesta a la Consulta sea informada, proceso en el cual las instituciones estatales, municipales, universitarias, ONGs, deberán asumir la responsabilidad de la organización y de establecer los instrumentos de las instancias de información, análisis y discusión de las diferentes alternativas, ya sea en mesas de trabajo, asambleas vecinales, reuniones, paneles, etc., donde se pueda discutir y concluir no sólo si los citados proyectos, afectan a la salud y la contaminación ambiental, sino además informarse del destino que tendrá la mayor cantidad de energía producida (habitacional, comercio, industria minería, etc.) y si esta actividad empresarial significará mayores empleos regionales, salarios dignos, acatar las normativas de seguridad laboral , pueblos originarios y de protección ambiental, en especial del recurso hídrico superficial y del subsuelo y de los frágiles ecosistemas precordilleranos, altiplánicos y de desierto.

En otras palabras, que la decisión de la comunidad sea consciente de cuál es el costo que deberá soportar o pagar en lo social, en lo económico, en la salud, en el deterioro ambiente, en lo cultural y en el impacto en su calidad de vida , al aceptar la instalación de una Planta Termoeléctrica u otras actividades económicas que prometen a la ciudadanía, como externalidad, crecimiento económico y empleo regional, además de algunos beneficios (construir una plaza, pavimentar calles, reparar escuelitas, libros para una biblioteca o dinero en efectivo) como compensación por la aceptación, el silencio y la desmovilización de la comunidad, mecanismo para comprar voluntades ya se han hecho rutinarias cuando se trata de ganar voluntades de las comunidades directamente afectadas.

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