¿Quién hubiera pronosticado? I ¿Quién hubiera pronosticado sucesos de horror y espanto, para un pueblo confiado en gobiernos mediocráticos; arrodillado ante altares de promesas como niebla y retorcijones de parto, para solucionar problemas cotidianos. Sin importarles las consecuencias atroces de acontecimientos ocurridos en estos días sin responsables de culpas señalados? Podríamos exportar palabras vertidas por los acomodados en butacas impunes. Son promesas, acciones, lamentos, decretos? Que se cuajan en flores de un solo día, es la vida preñada de fugacidad en el tiempo. Pareciera que nada hemos aprendimos, ya que, prescindimos del más reciente pasado. II ¿Quién hubiera pronosticado ?guerreros? en busca de caridades y balas de a centavo; cargando el fardo del hambre de su pueblo; con quienes otrora compartiéramos la mesa acariciando vanas esperanzas de convivios angelicales sin sabérnoslo a ciencia cierta; en el degustar del café humeante de las cuatro, para luego verlos ingerir afanosos como dioses las primicias cosechadas con sudores fatigosos; por sencillos labriegos de esta tierra. Increíble pensar a esos mismos combatientes inclinados hoy, en atavíos de sumisión, para recibir órdenes puntuales de guerra criminal contra mi patria y la vuestra; de la Central de Inteligencia Americana. Jamás sospechamos que el refugiado jefe que se arropaba en nuestro pabellón sembraría tanta hiedra venenosa, en perniciosas asesorías a su presidente, y apuntara sus bayonetas analfabetas espantando bandadas de blancas palomas? III ¿Quién hubiera pronosticado tertulias de patio limoso por emisoras nacionales mientras las angustias bajaban sigilosas retumbándose por cerros aledaños; en tanto toda la estupidez mercenaria removía árboles, cercas y lindes fronterizos para conformar vallados de mentiras y de odio contra la tierra que los acogiera años ha?. Imposible pronosticar que delincuentes comunes gobernarían el país vecino ahogando los quejidos de la infancia ultrajada con propagandas de izquierdas y derechas en un pueblo esclavo gobernado por esclavos.
IV ¿Quién hubiera pronosticado un río mutilado; y potros legendarios al galope entre las rocas, arroyos aferrándose a bosques moribundos entre desesperados relinchos agonizantes. Un río intoxicado de celulosa, minerías y factorías, atravesado por tuberías e hidroeléctricas siendo movidas por máquinas tragamonedas?? Jamás pensamos que la hipocresía sería la norma, la demagogia la ideología, y el robo la causa de comandantes enriquecidos de la ?revolución?, mientras la justicia pregonada se resguarda en los muy secretos archivos oficiales? ¿Quién hubiera pronosticado tanta desgracia?
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¿Quién hubiera
¿Quién hubiera pronosticado?
I
¿Quién hubiera pronosticado sucesos
de horror y espanto, para un pueblo
confiado en gobiernos mediocráticos;
arrodillado ante altares de promesas
como niebla y retorcijones de parto,
para solucionar problemas cotidianos.
Sin importarles las consecuencias atroces
de acontecimientos ocurridos en estos días
sin responsables de culpas señalados?
Podríamos exportar palabras vertidas
por los acomodados en butacas impunes.
Son promesas, acciones, lamentos, decretos?
Que se cuajan en flores de un solo día,
es la vida preñada de fugacidad en el tiempo.
Pareciera que nada hemos aprendimos, ya que,
prescindimos del más reciente pasado.
II
¿Quién hubiera pronosticado ?guerreros?
en busca de caridades y balas de a centavo;
cargando el fardo del hambre de su pueblo;
con quienes otrora compartiéramos la mesa
acariciando vanas esperanzas de convivios
angelicales sin sabérnoslo a ciencia cierta;
en el degustar del café humeante de las cuatro,
para luego verlos ingerir afanosos como dioses
las primicias cosechadas con sudores fatigosos;
por sencillos labriegos de esta tierra.
Increíble pensar a esos mismos combatientes
inclinados hoy, en atavíos de sumisión,
para recibir órdenes puntuales de guerra
criminal contra mi patria y la vuestra;
de la Central de Inteligencia Americana.
Jamás sospechamos que el refugiado jefe
que se arropaba en nuestro pabellón
sembraría tanta hiedra venenosa,
en perniciosas asesorías a su presidente,
y apuntara sus bayonetas analfabetas
espantando bandadas de blancas palomas?
III
¿Quién hubiera pronosticado tertulias
de patio limoso por emisoras nacionales
mientras las angustias bajaban sigilosas
retumbándose por cerros aledaños;
en tanto toda la estupidez mercenaria
removía árboles, cercas y lindes fronterizos
para conformar vallados de mentiras y de odio
contra la tierra que los acogiera años ha?.
Imposible pronosticar que delincuentes
comunes gobernarían el país vecino
ahogando los quejidos de la infancia ultrajada
con propagandas de izquierdas y derechas
en un pueblo esclavo gobernado por esclavos.
IV
¿Quién hubiera pronosticado un río mutilado;
y potros legendarios al galope entre las rocas,
arroyos aferrándose a bosques moribundos
entre desesperados relinchos agonizantes.
Un río intoxicado de celulosa, minerías y factorías,
atravesado por tuberías e hidroeléctricas
siendo movidas por máquinas tragamonedas??
Jamás pensamos que la hipocresía sería la norma,
la demagogia la ideología, y el robo la causa
de comandantes enriquecidos de la ?revolución?,
mientras la justicia pregonada se resguarda
en los muy secretos archivos oficiales?
¿Quién hubiera pronosticado tanta desgracia?