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¿Una Planta Nuclear para Chile?

01 Marzo 2007
Muchos le tienen miedo al uso de la energía nuclear con fines pacíficos, pero conocemos realmente lo que implica tener una planta en Chile.
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Por Alejandro Pino Uribe
Generar energía eléctrica en un país que tiene tantos recursos hídricos parece ridículo, pero es tal vez nuestro único camino si queremos seguir desarrollándonos. Eso o volver a quemar leña, calentarnos con carbón y alumbrarnos con velas.
Cuando se piensa que con un kilo de uranio, se puede producir tanta energía como si quemáramos 1.000 toneladas de carbón la respuesta parece fácil, siempre y cuando no pensemos en Chernobyl y en otras plantas nucleares, como Three Mile Island, que han tenido serios accidentes de operación.
Chile necesita energía eléctrica disponible para mover fábricas, iluminar ciudades y en general permitir un desarrollo sostenido en el tiempo. Generarla mediante las centrales hidroeléctricas se ha hecho cada vez más complicado por el impacto que, muchas de ellas, provocan en el entorno natural en el cual se levantan.
Desde la generosa cordillera, que es la columna vertebral de nuestro país, asoman más que suficientes caídas de agua para mover, sin parar, turbinas que generen la energía necesaria para las necesidades humanas e industriales, pero, aunque ellas no dañaran el bastante deteriorado patrimonio ecológico de Chile, hay que meditar que el calentamiento global provocado por naciones marxistas – China – y capitalistas Estados Unidos, no garantizan que la majestuosa y blanca montaña pueda ser así, blanca de nieve y pródiga en agua.
¿Una planta nuclear para Chile?, parece ser una solución. Casi suena a un plan de emergencia cuando nos hemos quedado dormidos, sin pensar en el futuro y confiando en el gas barato de una nación extranjera que, verdaderamente, nunca ha tenido gas ni para vender o regalar y menos para suplir sus propias necesidades.
Pero ya metimos la pata y nuestra vista se vuelve a la energía nuclear.
Asociada a la destrucción y muerte en la segunda guerra mundial con los bombardeos a Hiroshima y Nagazaki, temblamos solo en pensar en la contaminación que pueda producir y en los desechos radioactivos etc. Sin embargo, a no más 11 años de terminado el conflicto, en 1956 se puso en marcha, en Inglaterra, la primera planta nuclear generadora de electricidad para uso comercial. En 1990 había 420 reactores nucleares comerciales en 25 países que producían el 17% de la electricidad del mundo. (ciencias de la tierra y el medio ambiente).
Chernobyl nos recuerda que su uso requiere de una manejo cuidadoso y de plantas de última generación, especialmente en cuanto a sus sistemas de seguridad y manejo, así como la formación de equipos técnicos de alta especialización.
En la experiencia sufrida por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se encuentra una trágica herencia que se debe considerar. Entre el 15 y el 20% de las tierras agrícolas y de los bosques de Bielorrusia están tan contaminados que no se podrán usar durante los próximos cien años. Los casos de leucemia han aumentado notablemente y la salud de unos 350.000 ucranianos está siendo monitoreada cuidadosamente para detectar tempranamente las secuelas de la exposición a grandes dosis de radioactividad, sin considerar los miles de personas que ya han muerto.
¿Cómo funciona una planta de energía nuclear? En términos sencillos se genera calor mediante la “fisión” atómica, para ello se utiliza el isótopo 235 del uranio que es sometido a fisión nuclear en un reactor o varios reactores, en el caso soviético estalló uno de cuatro reactores.
En este proceso el núcleo del átomo de uranio (U-235) es bombardeado por neutrones y se rompe, originándose dos átomos de un tamaño aproximado a la mitad del de uranio y liberándose dos o tres neutrones que inciden sobre átomos de U-235 vecinos, que vuelven a romperse, originándose una reacción en cadena típica.
La fisión controlada del U-235 libera una gran cantidad de energía o calor, que se usa en la planta nuclear para calentar el agua y generar vapor de alta presión. Con este vapor que pasa por las aspas de una turbina se genera electricidad.
El uranio, es en términos muy simples el combustible de un reactor. No es un mineral barato, además es un recurso no renovable, El mineral de uranio se encuentra en la naturaleza en cantidades limitadas. Depósitos importantes de este mineral existen en Estados Unidos con el 27,4% de las reservas mundiales, Africa que tiene el 33% y Australia con el 22,5% de la reservas en el mundo.
El uranio contiene tres isótopos: U-238 (99.28%), U-235 (0,71%) y U-234 (0,01%). El U-235, como podemos apreciar, conforma el 0.71 % del mineral por lo que debe purificado y refinado, se le llama comúnmente “uranio enriquecido” de esa manera se aumenta su concentración hasta llegar a niveles de un 3% U-235, haciéndolo así útil para la reacción nuclear.
Para emplear el material radioactivo en un reactor existe todo un sistema de proceso del elemento. Primero se preparan pequeñas pastillas de dióxido de uranio de unos milímetros. Cada una de estas delgadas tabletas contiene la energía equivalente a una tonelada de carbón. El procedimiento consiste en ponerlas en varillas, de 4 metros de largo que, a su vez, se instalan en grupos de unas 50 a 200 varillas, dependiendo del tamaño del equipo reactor. Un reactor nuclear normalmente puede contener unas 250 agrupaciones de estas varillas.
Finalmente veamos como se divide un reactor nuclear, como el que probablemente necesitaría nuestro país para generar energía en el futuro.
Lo primero es el reactor en el que se produce la fisión
Luego viene el generador de vapor en el que el calor producido por la fisión se usa para calentar el agua hasta su punto superior al de ebullición del agua
El equipo siguiente es la turbina que produce electricidad con la energía contenida en el vapor que la impulsa haciéndola rotar.
Finalmente está el condensador en el cual se enfría el vapor, convirtiéndolo en agua líquida para ser reutilizada.
La fusión nuclear ocurre en el reactor, allí están los grupos de varillas de combustible que, a su vez, están intercaladas con varias decenas de barras de control, hechas de un material que absorbe los neutrones. Introduciendo estas barras de control a mayor o menor profundidad, se puede controlar el ritmo de la fisión nuclear aumentando o bajando la temperatura, generando mayor o menor energía, ajustándola a las necesidades de generación de electricidad.
En las centrales nucleares modernas se ha instalado un circuito primario de agua en el que esta es calentada por el reactor. Este circuito forma un sistema cerrado en el que el agua circula bajo presión, para que permanezca líquida a pesar de que la temperatura que alcanza es de unos 293ºC. Con el agua del circuito primario se calienta un circuito de agua secundario. El agua del circuito secundario se transforma en vapor a presión que es conducido a la turbina. El giro de la turbina mueve a un generador que es el que produce la corriente eléctrica.
El uso de la energía nuclear tiene aspectos favorables y desfavorables.
Es más barata y no contaminante en términos del proceso, no del material. El almacenamiento a largo plazo de los residuos radiactivos que se generan en las centrales, bien sea en el funcionamiento habitual o en el desmantelamiento, cuando la central ya ha cumplido su ciclo de vida y debe ser cerrada es el mayor problema.
Otro problema es el escape de radioactividad por una falla masiva o mala operación del o los reactores.
En una central nuclear que funciona correctamente la liberación de radiactividad es mínima y perfectamente tolerable ya que entra en los márgenes de radiación natural que habitualmente hay en la biosfera.
Especialmente preocupante es al agua radioactiva del circuito primario si ella escapa hacia el exterior o a fuentes externas.
Lo del uso de la energía nuclear es mucho más amplio y profundo, en lo técnico, de lo que someramente hemos descrito para ustedes.
Chile está en una encrucijada. Políticamente el tema está por entrar a la agenda del Gobierno, resulta claro que el camino se está pavimentando para adoptar una política al respecto – declaraciones del Presidente del PPD Sergio Bitar y del Presidente de la Cámara de Diputados Antonio Leal – son claras señales que el asunto se está hablando en serio.
Para muchos expertos Chile solo podría entrar al club de los países con centrales nucleares, Argentina hace muchos años que cuenta con una, nos tomaría entre siete y diez años.
Creo que es el momento de la discusión ciudadana.

Jueves 01 de Marzo de 2007

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