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Imagen de José Martínez Fernández

LECTORES DE EL

LECTORES DE EL MORROCOTUDO:

Recordé a Domingo Fernández horas más tarde que yo escribiera los dos comentarios

arriba publicados. Ya sé quien es. Amigo desde hace varias décadas.

Yo leo y envío mis comentarios en un centro de Internet que queda a dos cuadras de mi casa. Por el escaso tiempo que estoy allí, me resulta difícil hacer las cosas con un mayor

cuidado y prestarle más atención.

Gracias por tu exposición, amigo Domingo. Por ese conocimiento de años, tienes bien clara la película en torno a lo que he realizado política y literariamente.

En el primer comentario señalé las peripecias que viví durante Pinochet.

Pero aprovecho este espacio para aclarar más sobre lo que he vivido a causa de mis ?comprometidos quehaceres?.

Durante el gobierno de Frei padre escribí en el diario ?Concordia? de Arica, fundamentalmente sobre libros y escritores y reporteé problemas de pobladores de Arica. Eso fue entre 1968-1970. El 68 yo tenía 19 años. En esa instancia un dirigente socialista, Eleuterio Soza Soto, me pedía que ingresara a la FJS. Sólo adherí al Partido cuando otro dirigente del PS., Carlos Vera Cáceres, me pidió hacerlo. Esa circunstancia tan normal, me llevó a diferenciarme de algunas ideas socialdemócratas del director del diario Sr. Raúl Garrido, ya fallecido. A él no le gustó ?mi partido?. Se me expulsó del diario por ello. Trabajé por la candidatura de Allende y pocos meses antes de su triunfo publiqué mi primer libro. El partido era comandado entonces por Guillermo Plaza Quispe. Tras el triunfo de Allende me presentó en una ocasión a Óscar Waiss, posterior director del diario LA NACIÓN, y luego conocí a Carlos Altamirano.

Plaza sabía que estaba cesante y la RAZÓN de mi cesantía, al igual como lo sabían Carlos Vera, Víctor Pizarro, Eleuterio Soza, Nathan Martínez, y varios más. Me prometieron ubicarme en Radio El Morro, donde la directora era Susana Sánchez; luego Soza intentó que se me diera la Subdelegación en Codpa. Nada pasó. Me hubiese conformado con cualquier puestecito para cubrir mis mínimas necesidades, pero los señores del PS me olvidaron, mientras todos ellos iban ocupando los cargos en aparatos públicos. Hube de rebuscármelas solo. Empecé a editar folletos diversos que obtenían financiamiento de algunos militantes de izquierda e independientes y tuve apoyo fuerte de los regidores PC Luis Blanco, primero y de Waldo Cordero, después. Eso cubría mis gastos personales. Sobrevivía. Jamás el PS que me había sacado de un trabajo me dio ?pega? en su aparato. Así hubieron hasta ?peleas? entre algunos de ellos conmigo. Así también se pasó el tiempo.

Cuando se vino el golpe a varios de ellos se les acusó burdamente de haber integrado el Plan Zeta. Mi preocupación fue enorme: sufrí y temí lo peor para ellos. Por suerte no fueron condenados a morir.

Años más tarde el que había sido jefe del PS en Arica, Guillermo Plaza, me señaló que realmente el Partido no se había ?portado bien? conmigo. Lo singular fue que Plaza me buscó para decirme eso. Aquello yo no lo olvido. Hasta hoy Guillermo Plaza tiene un

lugar importante en mi memoria.

Sin embargo mi única actuación frente a la dictadura fue, primero, publicar poesía. Mía y de otros. Hecho que nadie hizo el mismo año del Golpe. Fui el primero en Arica que

me atreví a hacer un ?ataque poético? contra el Golpe. Debo reconocer que militantes de base de la DC me apoyaron en mi osado proyecto.

Luego, ante el hecho que en Arica, muchos sabían mi posición política y seguía sin opciones laborales me largué a Santiago. Aquí viví uno y mil problemas. Un año logré trabajar en medios de comunicación importantes y ganar lo suficiente para vivir. Descubierta mi fase política otra vez a la calle.

Me ?batí? editando libros, por los que una imprenta me daba un porcentaje.

Más tarde me instalé con una librería. Salí adelante.

En ese período me reclutó otra vez para trabajar por el PS Carlos Vera. Allí estaban entre otros, Hernán Vodanovic, Juan Gutiérrez, Sebastián Jans.

Enviado a hacer un trabajo a Arica por la fracción PS Histórico, en 1982, me ?agarró? a mí y al poeta Marchant la CNI. Estuvimos retenidos unas horas y el que hacía de jefe de la CNI de Arica me dijo que debía abandonar la ciudad en tres días so pena de caer nuevamente en sus garras. De todas maneras ya había recibido la advertencia de un tal Jhon, socialista de otra fracción del PS, de que si no paraba mis intentos de reagrupar a la gente en el PSH. podía ser agredido. Él decía representar al ?verdadero PS?. El susodicho sujeto hoy es un enemigo declarado de la izquierda.

Publiqué una carta en LA ESTRELLA manifestando mi preocupación por lo de la CNI. La carta salió porque tenía allí un gran amigo que se preocupó de mi situación.

Igual retorné a Santiago y aquí la CNI siguió mis pasos, pero no me detuvo.

Dejé de trabajar por el PS durante unos cinco años.

Después de ese tiempo volví a participar en diversas actividades del PS de Gutiérrez.

En 1987 fui allanado por el GOT, acusado de estar vinculado al secuestro del Coronel Carreño. En dicho acto se destrozaron varias partes de mi vivienda en busca de supuestas armas. Se llevaron, sin embargo, mis escritos, cartas de Villanueva (uno de los asesinos de los bancarios de Chuquicamata, que su madrastra me había entregado) junto a parte del texto del libro. Se llevaron parte de los originales de un libro que había escrito sobre Allende, además de todo el material reunido sobre tres investigaciones:

1.- Sobre Luciano Cruz; 2.- Sobre la Guerrilla de Neltume y 3.- Material sobre O?Higgins.

Ese mismo día me presenté en la Vicaría denunciando los hechos. Hubo un Recurso de Amparo.

En el noticiario de Radio Chilena se consignó esa agresión.

Al día siguiente se me citó al Cuartel de Investigaciones de J.P. Alessandri.

Allí había dos individuos que luego de un interrogatorio me entregaron el texto sobre los bancarios: recortado, sin las cartas de Villanueva (las que incluí en mi libro se

salvaron en el allanamiento) y el texto sobre Allende.

De lo de Cruz, Neltume y O?Higgins. Nada. Todo desaparecido. Investigaciones de años perdidas.

En dictadura me atreví a publicar lo de Allende. Calama debió esperar cuatro años más.

De los textos perdidos he rearmado casi todo lo de O?Higgins, parte de Neltume y muy poco de Cruz.

Terminada la dictadura el proceso siguió abierto contra el jefe del GOT Juan Díaz Jara y otros funcionarios de Investigaciones. La querella la llevaba Héctor Salazar. Pero mis

testigos fueron cobardes, y en plena ?democracia?. El juez fue Raymundo Díaz Gamboa, hoy miembro de la Corte de Apelaciones y que siempre falla a favor de los ?contrarios?. Para retirar la querella fui hostigado por funcionarios de Investigaciones que me detuvieron en diversos días y horas, practicando únicamente apremio sicológico.

Alguien me recomendó que ante esos riesgos recurriera a la Embajada Sueca, pero la Embajada me tramitó y punto. Ya era muy tarde: estábamos en ?democracia?.

Ante tanto dilema recurrí a la Vicaría y dialogué con el abogado Carlos Fresno. Le manifesté mi molestia por la tardanza del proceso y los riesgos que estaba asumiendo.

Me dijo que más rápido no se podía ir. ?Retiro la querella?, dije entonces. Y Fresno me dijo que bueno y tuve que firmar.

De allí los del GOT me dejaron respirar, en plena ?democracia?.

Bajo esa ?democracia? mis amigos del PS se olvidaron de su compañero Martínez.

Juan Gutiérrez es perpetuo coordinador de la Concertación. Los demás fueron considerados presos políticos con o sin razón; otros fueron considerados exonerados?pero conmigo no pasó nada.

No me arrepiento de lo que hice, pero esa es la verdad. Trabajamos por principios de libertad, no pensando en recompensas; pero si las hubo para muchos, ¿por qué no las recibieron todos?

Yo sigo publicando folletos y libros y a costa de mi bolsillo. Las ventas de algunos de ellos me salva, pero eso me importa poco.

Yo seguiré en ello: escribiendo y denunciando, alabando y criticando.

Tengo hoy más medios materiales: eso me permite seguir soñando utopías.

Eso me permite ser más libre: tener la conciencia en paz y el corazón, aunque cansado,

libre también.

Tengo respeto por las opiniones ajenas que también respetan, y cuando algún transnochado dice cosas que no se ajustan a la verdad de lo que he vivido, le pido me muestre su ?diario de vida?, para ver si su ataque no es, en el fondo, una defensa de sus propios intereses.

Antecedentes más explícitos sobre lo expuesto y otros sucesos vinculados a lo mismo incluiré en un libro en que estoy trabajando y que, seguramente, publicaré en 2009.

Mis grandes saludos a ti, enorme amigo DOMINGO FERNÁNDEZ, porque tu comentario me llevó a recordar estos hechos que aún tocan con dolor y rabia mis

sentimientos.

También agradezco y saludo a todos los que me han apoyado.

Sobre lo que digo hay pruebas: Vicaría de la Solidaridad, diarios, revistas, otras publicaciones, y la palabra de militantes de izquierda honestos y amigos y personas que, sin concordar políticamente conmigo, saben mi historia.

JOSÉ G. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ.

Martes 10 de Marzo de 2008.

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