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TurisMorrocotudo: Salvando al Picaflor de Arica

28 Marzo 2008

Hace 9 años M. Teresa Madrid se propuso hacer un Santuario para el Picaflor de Arica. Lo logró con mucho esfuerzo y hoy podemos disfrutar de él sin costo alguno y con encantamiento garantizado. Por Jennifer Fuentes (ENCUESTA)

Jennifer Fuentes >
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"Dificultad máxima", así describiría mi llegada al Santuario del Picaflor, ubicado en el kilómetro 14 del Valle de Azapa, el cual no cuenta con ninguna señalización, cartel o indicaciones de entrada. Este hecho no es casual; María Teresa Madrid, la "ideóloga" y ejecutora de este paraíso ornitológico lo ha querido así, motivo por el cual esta condición se seguirá manteniendo.
María Teresa obtuvo el segundo lugar en la categoría Política y Sociedad de nuestra premiación a las mujeres morrocotudas con motivo del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, así que algo sabía de su labor, pero otra cosa es con guitarra...
Tras tener una tremenda suerte al recibir las indicaciones precisas para llegar al Santuario, di con él. Allí me recibió la cuñada de María Teresa, quien tuvo la amabilidad de permitirme sacar fotos y me mostró los pequeñísimos y frágiles nidos de los picaflores nortinos, además de otras aves que también están en este espacio. Luego de embarrarme un poco, maravillarme con este espectáculo y jugar un poco con las perras, que son "las mejores cuidadoras" según sus dueñas, llegó "La Colorina", como le llamó cariñosamente mi primera anfitriona.
Morrocotudo amor por la naturaleza
Sonriente, jovial, dispuesta, serena y entregada; todo esto es María Teresa Madrid, quien al saber de donde yo venía me contó que se había entrado apenas un par de días antes de la elección de las Mujeres Morrocotudas que era una de la candidatas. "Varias personas me preguntaron qué sentía por estar nominada y yo les comenté que si salía, salía y si no, no, que en realidad las premiaciones no son muy importantes para mí", me cuenta con dulzura.
Luego, nuestra conversación se remontó al año 1999, en el cual se impuso el desafío de proteger al "Picaflor de Arica", el segundo más pequeño (unos 8 cm.) del mundo, después de una especie cubana de 5 cm.
"La Colorina" me cuenta de su "infancia linda" entre sapos, camarones, árboles y un río limpio y de su tristeza al darse cuenta de que hoy los más pequeños de su familia no pueden disfrutar de los mismo. Esto, sumando a la pregunta "¿Qué es un picaflor?" que le realizara su hija a los 6 años, le hizo abrir los ojos y comprender que la cantidad de picaflores que visitaban sus parcela, había diminuido, con lo que se motivó a darle forma al "Santuario del Picaflor de Azapa".
"Creo que no hay que tener todo el dinero del mundo para hacer lo que uno quiere, solo bastan las ganas, porque Dios nos trajo al mundo con una misión que es disfrutar de la vida ¡que es tan linda! y hoy vemos como se ha roto la cadena Dios - hombre - naturaleza, lo que es muy malo, porque al cuidar la naturaleza, estamos agradeciéndole a Dios habernos traído al mundo", me comenta, entusiasmada.
Entre las perras, patos, gansos, pavos reales y un acuario que le recuerda constantemente a María Teresa que hay que comentarle a los visitantes del santuario acerca de la importancia de no contaminar los cursos naturales de agua, supe que al prinipio la tarea no fue fácil; había que plantar distintas variedades para que los picaflores llegaran a la parcela y el costo no era nada de bajo. Luego vino la época de reproducir y trocar, con lo cual en unos 3 ó 4 años ya pudo ver como los picaflores habían hecho nidos.
Hoy, el sueldo proveniente de su trabajo en la propia parcela en la que producen ajíes, se divide en dos: sus hijos y el santuario, en el que ya ha trabajado en 4 sectores plantando distintas especies para "invitar" a estas aves a hacerlo su casa.
No podía dejar de preguntarle a la Colorina por qué no hay ni una señalización acerca de cómo llegar al santuario, tanto así que muchos de sus vecinos ni siquiera saben de la existencia de este pedacito de paraíso natural...
La explicación es simple: aquí llegan "los privilegiados", aquellos que realmente están interesados. De hecho muchos de los visitantes son ornitólogos chilenos y extranjeros que "se pasan el dato" entre ellos, también cursos que van con sus profesores ("en mi familia casi todos son profesores, aclara María Teresa") y familias que sienten que la conseración de la naturaleza es un tema importante.
Aunque parezca increíble, visitar el Santuario no tiene costo alguno y algunos visistante cooperan con semillas o alimento para los animales. En materia de horarios, no hay grandes restricciones, ya que "siempre me hago el tiempo para cualquier persona que quiera conocer y esté interesada en el tema, ya que para mí el mayor reconocimiento es que la gente tome cosciencia, recapacite, despierte frente a la naturaleza", me comenta.
Al irme, la Colorina me pide que le deje una notita en su libro de visitas, que luce orgullosa. No desperdicio la oportunidad de felicitarla y darle ánimos, pero por sobre todo le escribo que ¡ella sí que es una mujer morrocotuda!

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