Mi nombre es Paola Piccolini, tengo 40 años, soy madre de 7 hijos, dueña de casa y amo estar con mi familia día a día. Pero no siempre fue así: hace casi 2 años pude salir de un mundo de drogas y alcohol, en el cual estuve por más de 20 años.

Era un mundo totalmente diferente al de una persona normal. Vivía debajo de los puentes en total situación de calle. Perdí a mi familia completa, estaba sola, pasaba frío, hambre y muchas necesidades. En reiteradas ocasiones fui brutalmente golpeada, todo por estar sumergida en las drogas, en ese oscuro mundo en el que yo sólo quería drogarme y seguir drogándome. Sentía que me moría si no consumía.

Todo empezó a cambiar cuando me acerqué a unas personas para pedirles comida, ya que tenía mucha hambre. Me sirvieron un plato y la persona encargada se acercó a mí para preguntarme en qué me podía ayudar para que pudiera salir de las drogas.

No le tomé mucho asunto hasta que, al cabo de 2 semanas volví al lugar a comer, por segunda vez se me acercó la misma mujer. Empezamos a conversar y me hizo la misma pregunta que la vez anterior. Le dije que sólo quería cambiar mi vida, dejar de sufrir, dejar de dormir debajo de los puentes del Río San José.

Ella me dijo que había un centro de rehabilitación que se llamaba ESSMA SUR, así que empecé a asistir con muchas dudas, pero ella siempre estuvo, está y siempre ha estado pendiente de mí. Ella es "La princesa de los pobres", porque así la conoce la gente, como la Lady Di.

A ella le debo hoy en día estar de pie, con fuerzas para seguir en la lucha día a día. Llevo casi 2 años sin consumo de drogas, ni tragos. Mi vida ha cambiado por completo. Recuperé mi casa, a mis hijos, a mis padres, a mis hermanas y a mi esposo.

Siento que mi vida ha cambiado para bien. He dado un giro en 180 grados y estoy muy feliz por haber recuperado mi vida, porque yo estaba muerta, pero muerta en vida. Pesaba 38 kilos, ahora peso 70 y todo se lo dejo a mi princesa, a Karen Rocha Villalba, quien me apoyó, estuvo conmigo en mi proceso.

Quisiera decirles a las personas que están en la misma situación que siempre habrá una Karen Rocha Villalba. Ella es una gran mujer, muy preocupada por las personas que tienen este tipo de problemas, de la gente que está en situación de calle, las más vulnerables. Ella incluso me fue a buscar debajo de los puentes en el río. Me llevaba comida, ropa, zapatos.

Karen es mi gran amiga y le doy gracias por ayudarme, de incentivarme a salir de las drogas y a pensar diferente, de que todo se puede en la vida, quien me enseñó, además, a ver el mundo, a que disfrutara de mis hijos y de toda mi familia. Gracias Karen, siempre agradecida; y gracias a Jehová Dios, en el nombre de Jesús, por todo.