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Fui testigo de la magia historia y esperanza en la Fiesta del Qhapaq Ñan de Huaycan de Cienguilla

02 Julio 2019

El alma y espíritu de esta conmemoración lo aportaban quienes son parte de la comunidad, con un respaldo histórico que pocos son capaces de exhibir a la hora de las consultas, y creo no estar equivocado.

Marcelo Aguilar... >
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Múltiples expectativas me habían cifrado en torno a la celebración del Qhapaq Ñan en Huaycán de Cieneguilla, en el marco de la VIII Semana del Patrimonio Cultural -distrito ubicado al sur este de Lima-, las que esperaba satisfacer con respuestas a lo que intuía, y que forman parte de ese gran trabajo que han emprendido bajo el alero del Ministerio de Cultura.

Ya había estado en el año 2017, formando parte de una delegación de autoridades de Chile, de la Región de Arica y Parinacota, y tuve el honor de conocer lo que ya se estaba trabajando, de la puesta en valor de dichos vestigios, en que un rol importante ha jugado el ministerio, junto a la comunidad, los alumnos de establecimientos educacionales de la zona, docentes y apoderados, y el propio Municipio.

Por lo que desde esa fecha me hice un propósito. Conocer la puesta en escena de los vestigios de Huaycan de Cieneguilla.

En la medida que pasaron las horas del pasado día 21 de junio -solsticio de invierno-, ya instalado en Lima, decidí trasladarme en un carro desde avenida Aviación, tramo en que desfilaron en mi mente la secuencia de imágenes tomadas hace dos años, y esperaba repetirlas, pero esta vez con un momento mágico.

Llegar al distrito y luego al lugar, y visualizar ese entorno, que parte desde el acceso, matizado con esa nubosidad baja, que te permite ver el Sol que lentamente se posa sobre los cerros, te obliga a  fijarte  en ese tramo que une el pasado con nuestro presente, que denota el trabajo a conciencia que han realizado quienes componen el equipo actual de proyecto que encabeza la licenciada Wendy Moreano.

Uno de los instantes especiales fue visualizar en la medida de que el sol se escondía, por medio de las tres ventanas, en el corazón de los vestigios, que llegaba a su término el solsticio de invierno, dando un componente científico como preámbulo al espectáculo previsto.

Luego, entrada la noche, vendría el dejarse llevar, por las luminarias dispuestas en el tramo sagrado, hasta llegar al centro programado para la representación incaica e yschma, justo en el ushnu,  aquel lugar que   tenían designado para anunciar a la comunidad de ese entonces el inicio de un nuevo periodo, en que el sol se detiene, por lo que las ofrendas se hacían llegar a quien lideraba el ritual.

Lo restante es lo que en muchas oportunidades, y en diversos periodos, es lo que acontecía, la llegada de la realeza, sus súbditos, la adoración, las ñustas, y ese mensaje esperanzador, que quedaba plasmado en los quipus.

El alma y espíritu de esta conmemoración lo aportaban quienes son parte de la comunidad, con un respaldo histórico que pocos son capaces de exhibir a la hora de las consultas, y creo no estar equivocado.

Estimo que la magia, la historia, y la esperanza se conjugaron ese día.

Magia por traer desde el pasado, con música alusiva e indumentarias adecuadas, junto a sus personajes muy bien empoderados, para proyectar ese ambiente tan especial que la comunidad, junto a sus autoridades, eran capaces de vivir, pese a inminente llegada de los conquistadores.

Imagino la presencia de don Carlos Milla Villena (Q.E.P.D.), que muchas veces me invitó a Pisac o al Cusco, para vivir lo que la comunidad era capaz de recrear, y en ese instante lo estaba viendo.

La historia hecha realidad, desde el instante que los docentes, alumnado y apoderados, comienzan a trabajar, con un sustento que lo dan los contenidos abordados, a manera de enseñanza, y que quedan más que latentes en cada parlamento, en cada puesta en escena, en cada mensaje.

La esperanza de mejores días, de poder ser capaces de atesorar aquello que no hemos sido capaces de visualizar y poner en valor, en los jóvenes que nos dan a entender de que hay una generación que apostará por mirar a sus orígenes, y valorizar lo que han podido rescatar sus profesores, los profesionales que egresaron de las aulas del distrito, y el inestimable apoyo del Ministerio de Cultura, que en esta oportunidad estuvo representado por Fernando Makie, Coordinador de Proyectos Integrales.

Sí, debo manifestar que he vivido la magia, la historia y me he llenado de esperanza por lo que viene, que espero poder mínimamente replicar en mi región de origen.

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