Arica completa vio cómo unas “curiosas” obras urbanas erigidas en palets se apoderaron de algunos puntos clave de la ciudad, que refería su intención de ser la antesala de las Fiestas Patrias, lo que más allá de levantar el espíritu patriota, resumió en redes sociales, una serie de memes que las catapultarán a que en un par de años más, se conviertan en un recuerdo kitsch sobre algo que no se debe hacer: normalizar el trabajo a medias y porqué no decirlo, de bajo presupuesto.

Una amiga me comentaba que le daba sus “respetos a quienes trabajaron en ello” -y entiendo, solo reciben instrucciones y simplemente no son responsables- y agregaba  que esta obra estaba “a nivel del collage de Miguel Bosé” que le entregó el municipio de Viña del Mar como premio ícono del festival, y si bien no concuerdo con ella, porque al menos el collage algo de cariño tenía, lo cierto es que coincido cuando me comentó que este proyecto tiene “posibilidades de mejoras”.

Y sí, quizás las mejoras tienen que ver en cómo rescatamos para Arica las ya conocidas buenas prácticas que realizan algunas ciudades que apuntan no solo al turismo, sino que también al sentir generalizado de reconoceros a nosotros mismos como habitantes de un territorio que tiene una cultura y una historia en común. Así vemos que en Tacna, literalmente, engalana sus calles para celebrar su 28 de Julio, o cómo una ciudad en crecimiento como Alto Hospicio pone en valor, y a escala real, sus festividades en plena Plaza Belén. Simplemente envidiable, además porque sabemos que en Arica hay talento de sobra que podríamos capitalizar para que con ingenio y una mirada artística, se puedan ejecutar grandes proyectos, pero debemos ser capaces de buscar la forma de apoyarlos.

Nuestra ciudad tiene una posibilidad de ser admirada por todos los turistas que nos visitan, pero nos merecemos hacer las cosas bien, aportando al turismo desde los proyectos que nos ofrece la institucionalidad, pero también tomando cuidado de nuestros espacios públicos, de la mantención de nuestros hogares, de la promoción de nuestras playas, la cultura, los valles el altiplano, entre otras bellezas de las cuales nos podemos jactar.

En fin, por ahora, solo dejemos en el anecdotario este impasse dieciochero, celebremos nuestras raíces y disfrutemos de nuestra chilenidad como se debe.