Lamentablemente, a lo largo de la historia de Chile hemos visto a instituciones militares y fuerza de orden realizar atrocidades en contra de la gente. Estos crímenes van desde delitos de lesa humanidad hasta la defraudación del erario público, pasando por la desproporción en el uso de la fuerza y violaciones sexuales a víctimas (en todas la épocas). 

Si la historia y hechos estuvieran de su lado, nadie dudaría de su actuar, nadie dudaría si esto o aquel fue un montaje, uno entiende que efectivamente hay gente dentro de las instituciones que nunca harían nada, o que simplemente las órdenes funestas no los han alcanzado. Hasta los entiendo, ya que no podemos esperar otra cosa si ellos no pueden cuestionar órdenes o superiores; de hecho, en el caso de no realizarlas, se los juzga por desacato y van desde cárcel, destitución e inclusive a aplicación de ley de guerra (fusilamiento).

Ya que hemos llegado hasta aquí, al punto de la creación de una nueva carta magna, creo que llegó la hora de refundar esas instituciones: necesitamos instituciones donde se tenga una sola escuela (nunca más oficiales y suboficiales separados); un lugar dónde los altos mandos llegan porque cualquiera puede estudiar y prepararse, no los que tengan mayor acceso económico, dejando totalmente relegada la meritocracia, esfuerzo, capacidades y vocación. Se necesita que tengan objeción de conciencia, que penalice de forma ejemplificadora los pactos de silencio y se tenga la obligación de denunciar vía jurídica para que se persiga la responsabilidad de ordenes en delitos de todo ámbito, protegiendo a los denunciantes dándole anonimato efectivo.

Hoy es el tiempo en dónde podemos hacer este Chile más justo para todos.

#RefundemosChile

Ver también: Cronología, desarrollo y propuestas frente la crisis institucional en Chile