9 de octubre una fecha para reflexionar sobre la educación gratuita

Un 9 de octubre de 1967 en La Higuera, Bolivia, moría Ernesto Che Guevara, uno de los íconos de mi generación. Un modelo de persona y una referencia moral en todo el sentido de la palabra. Nos aprendimos sus frases, leímos todo lo muy poco que dejó escrito y en la práctica, los que tenemos el corazón a la izquierda, hemos hecho nuestra vida intentando hacer lo que él habría hecho y corregir los errores que lo llevaron a la derrota militar y política que terminó con su muerte. Que además ocurre después de ser traicionado, ignorado y abandonado por quienes debían ser sus compañeros de lucha, los liberados por su lucha y sus aliados en la lucha.

Lo recuerdo porque leo entrevistas a dirigentes estudiantiles, líderes políticos en la oposición y en el gobierno y en todos ellos veo un mensaje “progre” pero “retro”.

Por ejemplo, ya nadie critica la eliminación del 7% en salud, en circunstancias que muchos dijimos y reafirmamos que esa es una mala idea, con populistas partidarios y gente más o menos lúcida en todo el espectro político, sólo que elevada a la categoría de ley por un gobierno sin ideas.

Ahora aparecen discusiones que parecen serias en torno a la gratuidad de la educación, al modo cubano sesentero. Lo curioso es que no veo tampoco personas capaces de decir las cosas sin eufemismos, pues muchos están replicando que en verdad se oponen a la educación gratuita porque es injusto que los pobres le paguen la educación a los ricos y otras chivas más o menos emotivas. En esto incluimos a gente de oposición, de gobierno y a “intelectuales” de diverso tipo. La retórica sesentera y nostálgica del foquismo guevarista tiene una respuesta obvia para aquello: Si la educación es un derecho, ésta no puede ser cobrada y debe financiarse con impuestos generales como ocurre con la justicia, el orden público, la defensa, etc.

Sencillo y directo... pero falso.

Y la razón de la falsedad la da el propio Che Guevara cuando afirma que: “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa.”. Y la verdad es que afirmar que la educación es un derecho, sin especificar cuánta y cuál educación es, ante todo, faltar a la moral revolucionaria.

Porque se está mintiendo.

La educación es un derecho pero no necesariamente la universitaria, como de hecho no lo es en Cuba ni lo fue en los socialismos reales. En nuestro país existe un acuerdo político que dice que la educación media es obligatoria y, por lo tanto, un derecho y en Chile ese nivel educacional es gratis y está garantizado.

Además esta inocente demanda nos dice que la carencia de título universitario es una desgracia derivada de lo injusto de la vida en un país “neoliberal”, capitalista y no sé que otras cabezas de pescado. Pero es que con eso estamos haciendo una sociedad de castas en la que el universitario es un ser objetivamente superior en una condición a la que todos deben aspirar. También es obviamente falso, pues los oficios y los trabajos técnicos o artísticos son tan respetables y dignos como el más universitario.

El acceso a la universidad debe ser para los más capaces, que son responsables ante la sociedad de poseer ciertos talentos escasos, pero no son mejores ni necesariamente más recompensados. De nuevo, al modo del socialismo utópico, “de cada cual según su necesidad, a cada cual según su necesidad” 

Tampoco tiene sentido práctico. Porque el papel de los precios no es sólo asignar recursos en una economía de mercado, también es una manera de seleccionar y alinear incentivos en un mundo lleno de imperfecciones. En el caso de la provisión de bienes públicos, digamos que si es cierto que “a caballo regalado no se le miran los dientes”, entonces sabemos porqué no hay que regalar estudios universitarios. Ejemplos de gente que acepta caballos sin necesitarlos, que no cuida los caballos regalados o que se los comen (porque son regalados) son infinitos. De hecho, en universidades gratuitas no son escasos los estudiantes eternos, las carreras exóticas, el derroche y mal uso de infraestructura. Con todos los bienes públicos ocurre exactamente lo mismo.

Para ser más precisos, el cobro de los estudios universitarios, permite cobrar una “prima” que evita la selección adversa o la simple incapacidad que no es observable por los métodos de selección y admisión universitaria.

Por supuesto, no creo que se deba cobrar lo que se cobra en Chile por Universidades de la calidad chilena, pero, y eso lo he dicho en otros artículos, ese es un problema distinto que no se soluciona con ninguna de las medidas que se ha estado discutiendo.

Las becas se quedarán inexorablemente cortas, las instituciones gratuitas cobrarán por calidad u otras maniobras hostiles y oportunistas. Lo que afirmo ha sido ampliamente documentado hace poco por un estudio de Patricio Meller en el cual estamos trabajando con otros profesores de la Universidad. Se debe intervenir los gobiernos corporativos de las universidades privadas y públicas y ello no se está discutiendo en ninguna parte (está pasando piola) y los iluminados de la Confech y sus asesores del Partido Comunista tampoco se han dado cuenta…Porque, y aquí comenten otro atentado a la moral revolucionaria, también son dueños de Universidades privadas.