Corazón de Yembé

21 Abril 2020

Insisto, no es que me olvide, pero  algo me pasa en esta época del año...  como que la piel se me pone más oscura.

Patricio Barrio... >
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No, no es que me olvide el resto del año, pero es que cuando se acerca la fecha la sangre entera se me revuelve, el corazón empieza a retumbar como un yembé y se me viene encima toda le negrada junta, la de ayer y la de ahora, me duelen –otra vez- los grilletes y los latigazos y apuro el tiempo, pero se pone más lento, y apuro el paso, pero me duermo sobre los remos del galeón, agotado, hambriento, adolorido más por los otros que por mi propio pellejo y el hombre vocifera ritmo al tiempo que caen sobre nuestras testas los golpes exactos, precisos, calculados para doler no para matar. Ya sé que no nos quieren muertos…

Pero, insisto, no es que me olvide, algo me pasa en esta época del año, como que la piel se me pone más oscura, como que me dan ganas de correr, correr mucho y alejarme, dejar atrás esas miradas y esas manos que examinan cada rincón de mi cuerpo, de esos hombres que gritan y levantan sus manos ofreciendo monedas como si fuera mercancía, de esas mujeres pálidas y babosas que manosean mi sexo para informar mi capacidad procreadora… correr, correr aunque pongan sobre mi cabeza el título de cimarrón, correr sin tener un punto de llegada, sólo de partida, correr, mi cuerpo está hecho para el rigor físico, para competir, para triunfar, para ser el mejor entre los mejores, así me fui ganando el respeto de todos allá donde mis padres, donde mis abuelos…

Se viene el tiempo y todo se empieza a transformar, mis codos se alejan de mi cuerpo, mis dedos se separan y hacen mis manos más grandes, mis caderas empiezan a orbitar y las plantas de mis pies se pegan a la tierra como diciendo que nunca más se separarán de ella y baten palmas acompañando mis movimientos y celebran una firma que decidió nuestra libertad porque nunca más los grilletes, nunca más los latigazos, ya no el galeón, ya no monedas, ya no castigos, ya no dolores…
No, no es que me olvide el resto del año. El yembé suena en mis oídos siempre. Como suenan y resuenan en la memoria las cadenas que guardo silenciosas diez meses en esta cajita de madera que ya reclama por chillar y acompañar los bombos y los bronces yambambó, yambambé, repica el congo solongo, repica el negro bien negro, congo solongo del Congo, baila yambó sobre un pie (*).

(*) Versos de Nicolas Guillén.
**Primer Lugar Concurso de Cuentos “AfroAmérica”, organizado por la Agrupación “Plumas y Tablas” y la ONG “Oro Negro”. Arica, octubre de 2013.