La cuenta del Agua en Arica: El día que creí que el agua del altiplano traía pepitas de oro

24 Junio 2020

Me llegó la cuenta del agua el día sábado, casi me fui de espalda.

Ada Angélica Rivas >
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En mi vida me había salido una cuenta tan alta. Menos esperaba que ahora fuera así, si estaba en cuarentena voluntaria, por lo que mis salidas son cada dos semanas, y ni lavo tanta ropa. $141.500 pesos

En casa ando con un buzo, no me doy baños de tina porque no tengo, el pelo a cada rato no me lo lavo y como estoy en aislamiento sanitario, la distancia social, el amonio cuaternario, el alcohol gel, los guantes y las mascarillas son parte de mi nueva realidad.

Cada 15 días salgo y luego casi hiberno como los osos polares en pleno desierto, porque tengo miedo y egoístamente quiero seguir en esta tierra porque hay seres amados que me necesitan o quizás, yo más a ellos. Entonces salgo a hacer los trámites que se me acumulan y regreso y lavo toda la ropa y desinfecto zapatos y ruego a Dios que el virus no me haya coqueteado.

La cuenta me llegó el sábado y justo veo una nota de Aguas del Altiplano sobre su página web y dice que responden por chat. Todo mal, el sábado pensé, nadie va a responder, está bien el teletrabajo, pero nunca tanto, me aguanto hasta el lunes.

Algo me molestaba, me dirán “anda a laar” que andas preocupada por una cuenta de agua de $ 141.500 pesos. No me fui a “laar”, pero sí a dormir re mal. A primera hora entré a la página de Aguas del Altiplano, tirando mentalmente sapos y culebras y diciendo “siempre aprovechándose de la clase media para abajo, subiendo el agua, como si trajera pepitas de oro, por último, avisen para ponerle un colador a la llave”.

La página aceptó que ingresara, puse los datos, pero no cargó nunca, “procesando su solicitud, por favor, espere” fue el mensaje que vi por horas. Les aviso que les falta un informático bakán, como mi amigo desechable, que ahora vale su peso en plata. Hablé por el chat y empezó a pasar el tiempo, mientras me preparé un café, les tiré otro montón de sapos y culebras y de repente apareció ella, con su bello nombre Kannieth, preguntando qué necesitaba. Por fin, respiré… y partimos hablando, detalle por detalle.

Le conté que a veces pasan a tomar el estado del agua a las ocho de la mañana, con tiempos tan alborotados, hay ocasiones en que duermo a las cinco, estoy igual que una ex jefa que no duerme para no verle la cara al feo de su pareja, difícil que despierte ante los golpes de la puerta, con razón hasta los testigos de Jehová desaparecieron.

Entre historia e historia, la agradable joven del chat, me comenta que hace tres meses no han podido ver mi estado de agua, que han puesto un promedio y que ahora sí fue efectiva la lectura. De inmediato recordé en voz alta que estuve un mes con una fuga, donde el agua simplemente impregnó mi patio al punto que debe haber goteado hasta en la China. Gota a gota se fueron las lucas.

Los maestros estuvieron todo un día cambiando las cañerías, sacaron las cerámicas, mojaron a diestra y siniestra, en otras palabras, quedó la embarrada, pero no salió nunca más una gota de agua.

Aclaramos todo, me ofrecieron un convenio en cuotas, fui la culpable de no preocuparme de que gota a gota se puede armar un océano, me tragué todos los sapos y culebras en contra de la empresa, porque en este caso la responsabilidad fue mía. Fue bueno esperar, aclarar y aprender. El chat funciona perfecto.