Opinión: El principio de la acción preventiva ante la inminencia del fracking

25 Enero 2015

Permitir que aceptemos en Chile el Fracking para buscar el Shale Gas que poseemos, seria una aberración de marca mayor y un atentado a nuestra sustentabilidad y proyección de futuro, para nosotros mismos y para las generaciones que están por venir

Andrés Gillmore >
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En el periodo neolítico nos hicimos sedentarios, domesticamos animales e iniciamos la agricultura, fue lo que podríamos decir unos de los grandes saltos de la raza humana. Desde ese entonces y por miles de años nos bastó con explotar los recursos que teníamos a la mano, para crecer y desarrollarnos con relativa sostenibilidad ante el medio, pero aun no entendíamos lo que significaba el factor del entorno y lo que significaba vivir de él, nada se sabía de sostenibilidad y todo se hacia a una velocidad tal, que por momentos supero lo que la naturaleza nos ofrecía y como la lógica manda, posteriormente se colapsaba y se volvía a empezar. Ocurrió en Isla de Pascua; lo vivieron los mayas y los aztecas posteriormente.

Lo que permitió dar el salto cualitativo y cuantitativo de como reconocemos hoy nuestra sociedad y como nos proyectamos, fue cuando tuvimos la capacidad de manipular la naturaleza y disponer de ella y fuimos capaces de multiplicar el esfuerzo humano en cientos de veces por medio de los hidrocarburos, iniciándose por ese medio la revolución industrial y transformamos el uso y la generación de energía como un fundamento de vital importancia. Todos los países a nivel planetario desde ese entonces  y cada uno de acuerdo con sus propias posibilidades y sus ventajas comparativas, pasaron a dedicarle tiempo, esfuerzo y recursos a la obtención de energía para funcionar.

El petróleo convencional se transformó en la piedra angular del desarrollo de la mayoría de los países, alcanzando en las últimas décadas su nivel máximo de producción. Pero igualmente entendimos que es un bien finito y que cada día que pasa se hace más complicada su extracción; de ahí la urgencia por encontrar una reposición que represente una alternativa viable y competente, que termine con la dependencia en los hidrocarburos y sobre todo, para terminar con sus nefastas implicancias para el medio ambiente y para el desarrollo del ser humano.

En este nuevo contexto global ante una realidad que nos supera con creces y la expectativa hecha realidad del calentamiento global y el cambio climático; queramos o no muy a nuestro pesar y de los innegables intereses creados que dominan el planeta en la actualidad, de un tiempo hacia acá se ha venido cambiando los parámetros y los estándares de producción y de desarrollo en la mayoría de los países, al asumir con mayor conciencia los temas ambientales y lo extremadamente necesario que se hace terminar con la dependencia del petróleo.

Las empresas corporativas petroleras, desde siempre han manejado la economía global y han hecho lo indecible para mantener su hegemonía y su ascendencia mundial, tanto así, que vemos en la actualidad con gran sorpresa, como el precio del barril de petróleo ha caído a niveles inesperados y solo como una estrategia para no dejar que las alternativas energéticas no se desarrollen y pierdan el incentivo.

Pero a pesar de todas las contradicciones que deben sostener para mantenerse vigentes, muchas corporaciones han venido desarrollando la técnica del Fracking para seguir extrayendo petróleo, carbón y gas natural en países con problemas energéticos, como alternativa para seguir en el negocio y seguir manejando la economía mundial. Para ello no han dudado en remover montañas para extraer carbón; escarbar las entrañas de la tierra para llegar hasta donde están las arenas bituminosas, que son una mezcla de líquidos orgánicos viscosos, negro y muy pegajoso soluble en disilfuro de carbono, compuesta por hidrocarburos policiclicos, para filtrarlo posteriormente y extraerle el poco petróleo que contiene; gas natural, perforando el subsuelo a profundidades inimaginables, destruyendo acuíferos vitales para el desarrollo humano, fracturando sin contemplación la corteza terrestre por medio de grandes explosiones subterráneas a gran profundidad, para poder inyectar con mucha presión toneladas de agua, arena y diversos componentes químicos, para agrandar las grietas y liberar de esa forma tan dañina el gas.

La energía que se necesita para tener suceso por medio del Fracking, es mucho mayor que con las técnicas convencionales, que ya eran desastrosas por si mismas, haciendo que la rentabilidad caiga en términos comparativos reales, al necesitarse una mayor cantidad de  recursos para hacer rentables las operaciones. Además utilizan una gran cantidad de suelo y de una forma mucho más agresiva que con la técnica tradicional, generando terroríficos conflictos socio-ambientales de gran trascendencia para las comunidades que se ven intervenidas, al contaminar los acuíferos subterráneos, por las filtraciones de los fluidos utilizados para fragmentar la roca durante la inyección y sobre todo en el posterior retorno a la superficie del gas o petróleo; proceso que contamina con químicos de alta toxicidad que contienen metales pesados y sustancias altamente nocivas para el ser humano.

En la actualidad el 75 % de la energía primaria que utilizamos en Chile se importa de Asia al otro lado del océano pacifico a un precio exorbitante. Las malas relaciones con nuestros vecinos (Bolivia-Perú) no hacen vislumbrar un panorama favorable en este sentido, aunque ellos sean grandes productores de gas natural. El extractivismo con que hemos sustentado el modelo de desarrollo y el uso sin sustentabilidad de los recursos naturales que poseemos como el cobre y la industria forestal, nos ha exigido el uso grandes cantidades de energía para desarrollarnos y con ello hemos dado pie, para que nuestra matriz energética se sustente con termoeléctricas a diésel, carbón y con las poco renovables y poco sustentables hidroeléctricas. Realidad que nos ha transformado en uno de los países más sucios del planeta.

Chile posee la tercera parte de Shale-Gas existente en América Latina, -gas de esquisto-, hidrocarburo en estado gaseoso que se encuentra en las formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino, que tiene las mismas potencialidades del gas natural. Contamos en la actualidad  con 64 trillones de pies cúbicos, que supera con creces los 3.5 trillones de pies cúbicos de reserva de gas natural que poseemos. Las mayores reservas están en la región de Magallanes, con una superficie de 65 millas cuadradas; en la región de Tarapacá y en la costa entre Valparaíso y Chiloé y que solo es posible de explotar por medio del Fracking.

Lo que tenemos que entender y que no es secreto para nadie, es que estamos pasando por momento complicados en materia energética, por la displicencia y la falta de previsión con que hemos enfrentado el modelo de nuestra matriz energética en las últimas décadas. Dada esta complicada realidad que no es un tema menor bajo ningún punto de vista, se hace más que urgente destinar medios y los recursos que sean necesarios, para encaminarnos hacia una transición energética, que permita encauzarnos hacia un modelo energético sustentable y sobre todo renovable, en el más amplio y estricto sentido de la palabra, que permita bajar los altos índices de carbono con la que contamos en la actualidad, realidad que en algún momento nos pasara la cuenta comercialmente y no tengo dudas que sufriremos las penas del infierno por ello en un futuro no tan distante si no somos precavidos. Por eso mismo, debemos tener la capacidad de aplicar el principio de la “acción preventiva”, disponiendo medidas de contención y de protección medioambiental ante el Fracking, antes que haya producido la lesión.

El único camino posible es que aprovechemos verdaderamente nuestras ventajas comparativas y ellas están sin discusión en las ERNC (Energías Renovables no Contaminantes-mareomotriz, eólica solar, Geotermia). No podemos permitir bajo ningún supuesto, que los intereses creados de las grandes corporaciones internacionales que actúan en Chile y la ansiedad de los gobiernos por resolver el tema energético, permita que aceptemos en Chile el Fracking para buscar el Shale Gas que poseemos. Seria una aberración de marca mayor y un atentado a nuestra sustentabilidad y proyección de futuro, para nosotros mismos y para las generaciones que están por venir.