A 60 años del último viaje de Gabriela Mistral a Chile y su paso por Arica

04 Septiembre 2014

Gabriela Mistral arribó a Arica un 4 de septiembre de 1954. Fue éste su primer encuentro con Chile después de 16 años de ausencia y donde se encontró de frente con un pueblo que se escapó del protocoló para poder verla y saludarla.

Gerardo Espíndola R. >
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En 1954 Gabriela Mistral emprendió su último viaje a Chile. Esa relación distante con nuestro país, buscaba el último intento de reconciliación entre la maestra y la patria.

Invitada por el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, del que ella “nada esperaba”, pero que “le he debido mi regreso” como confesó, llegó a Valparaíso un 9 de septiembre, en un feriado excepcional en su homenaje. Ahí fue recibida por miles de niños y niñas cantando y una multitud que se repitió en la estación del tren en Santiago. En la Alameda un arco de flores la esperaba, mientras otras cientos le eran lanzadas por los ciudadanos que fueron a saludarla.

Pero antes de llegar a la capital, el barco de Gabriela Mistral paró en otros cuatro puertos, Coquimbo, Chañaral, Antofagasta y Arica. Nuestra ciudad fue la primera en recibirla y homenajearla. Estuvo en Arica, pero nunca pisó esta tierra. Cansada del viaje, con una severa diabetes, problemas al corazón y un cáncer que ya se estaba manifestando, la maestra se quedó en el barco, lugar donde recibió los honores de esta ciudad que aprendía recién a ser chilena.

Humilde y hermoso homenaje de los estibadores

Su paso por Arica no fue una anécdota en el viaje. Por el contrario, fue el primer encuentro de Gabriela con el pueblo en lo más íntimo de su expresión. El periodista Jorge Inostroza de la Revista Vea, pasó 96 horas el barco Santa María junto a nuestra Nobel de Literatura y así narró este regreso a la patria:

“Cuando el barco ancló en la bahía ariqueña, inesperados receptores la estaban aguardando: los estibadores y lancheros del puerto. Espontáneamente durante la noche habían embanderado sus embarcaciones, y burlándose de todo protocolo y lo oficial, subieron a la cubierta del lujoso vapor norteamericano. Con las gorras estrujadas en las manos, fuertes a pescado, brea y mar, presentaron sus respetos a “misiá Gabrielita”.

- Yo he leído versos suyos – le dijo el secretario del sindicato de estibadores; y trató de hilvanar las palabras de aquel poema “Piececito de niños, azulosos de frío…”

- Yo he sido maestra de hombres como ustedes – les respondió Gabriela, estrechándole las manos-(…) son ustedes tan buenos como mis alumnos-obreros de entonces”.

La recepción de las ariqueñas y ariqueños caló hondo en Gabriela, quien después de 16 años de ausencia recién llegaba nuevamente al país, con el cual siempre tuvo un compromiso.

Arica y Tacna según Gabriela

Más allá de la poesía y las rondas que conocemos, Gabriela Mistral fue también una de las más grandes intelectuales y políticas de nuestro continente. Fue expulsada por Mussolini desde Italia porque la consideraba peligrosa; apoyó desde las páginas de El Mercurio abiertamente a la revolución sandinista en Nicaragua y forjó la reforma educacional de México que hasta hoy prevalece en el país del norte.

Si estuviera viva Gabriela hoy sería una regionalista. “Una nación no vale sino cuando la civilización ha llegado a las aldeas”, sentenció para nuestro continente, para Chile y para su historia que comenzaba a construirse. Así no se limitó a dar su opinión sobre los conflictos limítrofes que vivía Chile con sus vecinos.

Amante de las sandías de Tacna, Gabriela bromeaba que era por lo único que deseaba que esta ciudad siguiera en Chile. Pero en su opinión destacó que “el arreglo pacífico con el Perú nos hizo devolver en un bello ademán de justicia el feraz Departamento de Tacna. Siempre fue peruano; treinta años vivió bajo nuestras instituciones y se mantuvo cortésmente extranjero”, dijo en 1934.

Sobre nuestra ciudad, en la misma oportunidad complementó “Arica quedó para nosotros, racionalmente; nosotros la hicimos. Edificación, obras portuarias y de regadío y el Ferrocarril a La Paz, que es su honra y su riqueza, todo eso ha nacido y se ha desarrollado con sangre y dineros chilenos”.

Volviendo a su paso por Arica

“Todo el mundo me pregunta porque no había venido antes a Chile. Sencillamente porque nunca me habían llamado”, dijo en Arica a la periodista Lenka Franulic. Ésta describe su entrada a la ciudad para una entrevista en la Revista Ercilla.

“Con la canción nacional –“que me ha llegado a través de las brisas de este mar de mi país”-, ramos de claveles y rosas de ariqueños, ponchos tejidos por las alumnas primarias, bandejas de cobre hechas por los obreros, sus propios poemas cantados por coros de niños y niñas, que en 18 grandes lanchones hicieron una zona acuática en torno al barco y una cueca guitarreada y bailada sobre el mar por un grupo de huasos en número fuera del programa oficial, recibió en Chile  en su primer puerto a Gabiriela Mistral, convertida en una especie de soberana sin corona”.

Franulic describe cada uno de los cuatro encuentros en los puertos donde el barco se detuvo antes de atracar en Valparaíso, “pero su despertar entre los cerros pardos de Arica será para ella el recuerdo más grabado en su retina al regresar a la patria”, escribió.

La Gaceta

El diario La Gaceta de Arica tituló en su edición “Habría bajado para abrazar a los niños que tanto quiero”. En una crónica del periodista Carlos Salas cuenta el arribo de Gabriela Mistral a la ciudad a las 7.15 de la mañana, la llegada en masa de la población al puerto, el saludo de las autoridades y las palabras a nombre del Presidente de la República.

Pero lo central de esta crónica son los saludos de Gabriela

“Mi corazón y organismo que sienten el peso de los años, no permiten cumplir uno de mis más sentidos anhelos, de bajar a tierra y estrechar entre mis brazos a este pedazo de suelo chileno, representado por lo que la humanidad tiene de más puro: la niñez, para saciar esta nostalgia que por espacio de años he llevado en lo más profundo de un alma, de encontrarme de nuevo en este querido Chile”.

Junto con el saludo, firmó una fotografía y dejó un mensaje como regalo histórico a nuestra ciudad. “La vista de Arica me ha interesado mucho. No he bajado porque tendría muy poco tiempo que darle. Vuestra Gabriela Mistral” escribió en la imagen que hoy junto al diario se conserva a la Biblioteca de la ciudad.

El paso de Gabriela Mistral por Arica solo duró unas horas. Declarada Hija Ilustre de la ciudad y tras varios saludos protocolares, debió volver a su camarote, mientras el barco en la tarde continuó su viaje rumbo al sur de Chile.

Arica fue el comienzo de su último encuentro con Chile y el reflejo de cómo el amor de la patria hacia ella, iba más allá de las elites y formalidades. Quizás esas salidas de protocolo de los ariqueños y ariqueñas, los saludos desde el puerto y las lanchas dando vuelta a su alrededor lograron iniciar la reconciliación en Gabriela y su tierra y saciar esa nostalgia que fueron sus primeras palabras en nuestro puerto.

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Fuentes

- Libro "Moneda Dura" de Cecilia García Huidobro Mc A.

- Biblioteca de Fundamentos de la Construcción de Chile

- Sistema de Bibliotecas de Arica

- Memoria Chilena

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