Cuando MADRE se escribe con mayúscula

13 Mayo 2012
Este día es trascendente en todos los seres humanos, porque nos originamos de una madre y porque a la vez también las mujeres podemos ser generadoras de vida, si la naturaleza nos da la oportunidad.
Ada Angélica Rivas >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

¿Cómo recordamos ese episodio en que nuestro ser se multiplicó por dos? Son instantes que van pegados al recuerdo eterno de ese hijo que llegó a acompañar nuestra humanidad, a alegrar nuestros momentos, a darle un sentido a nuestra existencia, pero también –y es inevitable- a darnos la posibilidad de sentir el dolor y el sufrimiento en situaciones adversas.

El llanto de un hijo al nacer es un milagro en el desierto solitario del cuerpo de una mujer. A veces sentimos no estar preparadas para enfrentar esta odisea, cuando el proceso surge antes de lo planificado; o aunque todo suceda de acuerdo a lo propuesto, tampoco estamos preparadas, porque todo es nuevo, porque no es fácil asumir a veces el maravilloso sentido que tiene la maternidad. Con los años, con los porrazos dados, con los hijos adultos, tal vez vamos las madres viendo más claro el sentido de esa oportunidad que, lamentablemente, no todas las mujeres tienen

Apenas se empieza a gestar la vida dentro de la vida, el brillo de los ojos cambia. Porque ser mamá no es simple, pero es lo más emocionante que puede ocurrir. Desde que sucede ese milagro nunca más la vida será igual. Habrá momentos bellos, apenas aparece la palabra “mamá” en los labios inocentes de nuestros hijos; luego, los primeros pasos, las sonrisas, las primeras palabras escritas en forma desproporcionada o esos exquisitos sueños con caritas de ángeles. Es la parte bella de la niñez de nuestros hijos. 

Cuando nuestros niños aún no pueden comunicarse con palabras y les duele algo, y sólo lloran en largas noches de desvelo y las mamás no sabemos qué hacer, también nos duele y quisiéramos ponernos en su lugar. También nos duelen sus pequeñas frustraciones infantiles, cuando tuvieron su primera diferencia con su compañero de asiento en el colegio. Después, en su primera pena de amor, nos duele su encierro en el dormitorio y sus ojos rojos de llanto. Los dolores de nuestros hijos son los dolores de las madres, unas más sensibles, otras más frías, pero siempre con el corazón abierto para recibir a ese niño que llega con una rodilla rota o ese adolescente con ideales truncos.

Podemos desarrollar muchos aspectos relativos a los tipos de madres. Unas más perfeccionistas, otras más obsesivas, o relajadas, compañeras, guías de vida, permisivas, represoras, cariñosas, frías, dulces, benevolentes, generosas o egoístas. Todos los adjetivos pueden servir de etiqueta para indicar qué tipo de madre es cada una. Y aunque quisiéramos ser perfectas, nadie nos entregó un catálogo para ello, porque el día a día, la experiencia, la vive cada una y va aprendiendo a ser mejor o peor mamá.

Actualmente, las madres que trabajan fuera de casa llevan una carga adicional a todas las tareas hogareñas. Cuando los niños son pequeños y no logran entender que su mamá tiene que salir a una oficina a trabajar y dejarlos sin su presencia, es una fase; luego, más grandes, sienten la ausencia de quien los trajo al mundo. ¿Pero qué pasa con las madres que trabajan? ¿Cuántas culpas van cargando por realizarse en su mundo laboral y en su rol de madres? Ése es el tema. Cómo desarrollarse profesionalmente sin cargar la mochila de culpas, por no dedicar el ciento por ciento de su tiempo y su vida a sus descendientes.

Lo importante es ser madres felices y realizadas para entregar esa armonía a quienes aún les queda mucho camino por recorrer, a quienes les enseñamos a dar sus primeros pasos y sus primeras palabras. No siempre es posible, pero el intento es parte de nuestras energías diarias.

Ojalá cada madre reciba un amoroso abrazo como regalo por este día, que al fin debiera celebrarse todos los días de la vida. Lo mejor para cada una es tal vez recibir el amor incondicional de parte de aquellos seres que alguna vez fueron parte de sus propios latidos y de su propia piel.

Feliz día a todas las madres!

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