Opinión: Cruz de Mayo afrochilena y territorio

06 Mayo 2015
Subir al cerro a principios de mayo, donde está la cruz de mayo, para bajarla hacia la comunidad, del cual es parte de una familia afrodescendiente, no significa sólo venerar, cantar, alumbrar y festejarla, es algo más allá que trasciende el culto religioso y la fe que muchas familias negras tienen.
Cristian Báez >
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La cruz de mayo para la cultura afrodescendiente en Chile, específicamente en el valle de Azapa, es un sincretismo religioso y cultural. El sincretismo religioso es un proceso, generalmente espontáneo, consecuencia de los intercambios culturales acaecidos entre los diversos pueblos. Es un proceso en el que se intenta superar una situación de crisis cultural producida por la colisión de dos tradiciones religiosas diferentes. Es un intento por conseguir que dos tradiciones culturales diferentes sean capaces de crear un ámbito de cohabitación en armonía. Su característica principal es que se realiza a través de la mezcla de los productos culturales de las tradiciones coincidentes. 

En este sentido, la Cruz de Mayo ha sido la fusión de dos culturas, la católica que llegó con los españoles en tiempos de la supuesta conquista y la africana que fueron secuestrados y esclavizados por los españoles por mas dos siglos, donde en esta zona norte de Chile, no fue la excepción. Los españoles impusieron a nuestros ancestros y ancestras la Fé católica que hoy en día, muchos mantienen con mucho orgullo y respeto una herencia cultural y religiosa, que de alguna forma; une, reencuentra y concilia dentro de las grandes familias negras. Pero también, esta tradición de la Cruz de Mayo, ocultó parte de la herencia africana que nuestros antepasados nos dejaron, tales como ; los mismos cantores de Cruz, morenos altos de piel bien oscura, que con su voz cautivaban y conquistaban los corazones de los devotos y devotas que participaban en esta tradición. 

Por otro lado, tenemos las ornamentaciones con colores fuertes y vivos el cual con guirnaldas, faroles y ramos de los diversos árboles que están dentro del territorio de la cruz, muestran parte de esa herencia africana. Finalmente podemos darnos cuenta que si bien el madero y la simbología de la cruz, representa a Jesucristo crucificado en el calvario, también podemos darnos cuenta es que si analizamos más allá dicha simbología, veremos que esta imagen de la cruz, es un símbolo religioso africano Bantú que representa a sus ancestros o antepasados que ya no están y a su vez es un símbolo religioso que significa “Guardián”. 

Este guardián es lo que hoy en día ha sido capaz de mantenerse en el tiempo, una cruz que la razón de instalarla en lo alto de un cerro, no fue casual, nuestros antepasados instalaron la cruz conscientes que así, este símbolo de la cruz nos protegería durante todo el año, no solo a la comunidad sino que también a todo el territorio al cual pertenece la Cruz de mayo. 

Cuando hablamos de territorio, nos referimos a este espacio donde nuestros antepasados lograron reconstruir sus vidas, luego del desarraigo que fueron víctimas, producto de la trata trasatlántica. Para el antropólogo afrodescendiente Jhon Antón, El territorio ancestral para el Pueblo afrodescendiente va más allá de su posesión colectiva de un terreno, pues incluye también la ocupación de un espacio donde se recrea la cultura, el reconocimiento de sus formas de vida y de organización propias. Este espacio de vida también involucra la reproducción de valores, conocimientos, saberes y esa armonía con la naturaleza. 

A diferencia de los territorios ancestrales de los pueblos indígenas que se fundamentan en la recuperación de sus tierras desposeídas por la colonia, para el pueblo afrodescendiente el derecho se legitima en la reparación por ser pueblos trasplantados contra su voluntad. Los territorios donde se asienta la población afrodescendiente fueron ocupados por sus ancestros, quienes a través del tráfico trasatlántico se convirtieron en esclavos y estuvieron al servicio del blanco-mestizo en estos territorios. 

Por su parte, el investigador afro ecuatoriano Juan García menciona que; “El derecho a reclamar estos territorios como una herencia cultural nace en la reparación histórica del daño que significó el desarraigo de nuestras tierras de origen”. Esta ocupación histórica de territorios heredados de abuelos a padres y a hijos trasciende antes de la Constitución de nuestra república como tal. Por lo tanto la comunidad bajo la tradición de la cruz de mayo, ya tenían sus propias leyes, costumbres, tradiciones y organización pero que con el tiempo hasta hoy han ido desapareciendo. 

Es por todo lo expuesto es que dentro del territorio que define y demarca las diversas cruces de mayo de familias afrodescendientes en las zonas rurales, especialmente en Azapa y parte de Lluta, podemos afirmar y demostrar que bajo esa cruz se encuentran: 

  • Las vertientes y norias que nacen de este acuífero como es el valle de Azapa, que por medio de comunidades de aguas constituidas por más de dos siglos atrás, han sabido administrar un importante recurso natural para el valle.
  • El rio, que durante casi todo el año permanece seco, pero que en los meses de verano baja para llenar las napas subterráneas de agua y a su vez servir de abono en la parte superficial de las tierras cultivables.
  • Los diversos árboles que son parte de nuestra identidad cultural como son; el chololo, pacay, algodón, la pera de pascua, caña de azúcar y por supuesto el olivo, frutos que han sido esencial para la supervivencia del valle y de su gente que vive dentro de este territorio.
  • Las diversas comidas que han sido el sustento de una dieta alimenticia como son; el picante de mondongo, los porotos o frejoles con arroz graneado, el camote y plátano frito, las papas a la wancaina, arroz moreno o azapeño y un sinfín de platos alimentarios, que en tiempos de celebración de cruz de mayo, carnavales o fiestas patronales, se preparan y consumen como un gesto de agradecimiento y afecto a quienes los visitan de otros sectores.
  • Están también nuestras fiestas religiosas con sus cofradías de Morenos o baile pituco, que en el mes de septiembre celebran al santo patrono del valle de Azapa, como es san Miguelito, o en diciembre, las antiguas familias azapeñas veneran a la virgen de las Peñas.
  • Están también los carnavales, en donde cada año en el mes de febrero, las antiguas familias azapeñas, suben a la falda del cerro donde se encuentra la Cruz de Mayo a desenterrar a Ño Carnavalon, el cual, durante una semana; bailan, cantan, tocan diversos instrumentos musicales y juegan con la intensión de que pueda bajar el rio, visitando a sus comunidades vecinas y también hasta las riveras del rio llegan, como señal de petición a ese pasivo rio que en esas fechas se transforma en un caudaloso torrente.
  • Dentro de este territorio también encontramos toda la producción agrícola que a través de los años ha ido cambiando y reemplazándose, en la cual las comunidades han sabido adaptarse a estos cambios, siendo uno de los más representativos ha sido la aceituna y sus derivados.
  • También podemos encontrar un sinfín de yerbas medicinales que antiguamente eran la única solución más cercana para prevenir y sanar la salud de nuestros antepasados, como son; la yerba luisa, el chiriri, paico, nogal, el matico, tiquiltiqui, artemisa y un sinfín de otras yerbas.
  • Abajo de esta cruz, están también enterrados nuestros primeros antepasados y sus descendientes que llegaron como esclavos a estas tierras y que hoy descansan en este territorio.
  • Y finalmente, están las personas, nosotros, mujeres y hombres que hacemos de este territorio, que nos define territorialmente la cruz de mayo, un lugar donde nuestros ancestros y ancestras han hecho la resistencia a continuar viviendo dentro del territorio y en otros casos no desvincularse a pesar de vivir fuera de este. 

La cruz de mayo representa todo nuestro patrimonio inmaterial y material, donde a su vez define cultural, social, económica y geográficamente nuestro territorio ancestral de los y las afrodescendientes en las zonas rurales, especialmente el valle de Azapa. Dentro de este territorio se encuentra toda nuestra cosmovisión, sincretismo, costumbres y tradiciones que fuimos heredando de nuestros primeros antepasados que llegaron antes que este lugar fuera Perú y mucho antes que fuera Chile. 

Por Cristian Báez Lazcano

Investigador vivencial de la cultura afro en Chile

y vocero Asociación Azapa Territorio Ancestral.

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