Reforma tributaria para financiar la Educación (Parte II)

19 Septiembre 2011

Anteriormente sostuvimos que para financiar la educación no es necesario aumentar impuestos, sino que bastaría con terminar con la evasión y la elusión tributaria. Ahora tocaremos los impuestos que si se podrían aumentar, aunque en los hechos más valdría bajarlos o suprimirlo.

Julián Alcayaga >
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            En una columna anterior sostuvimos que para financiar la educación gratuita no es necesario aumentar impuestos, sino que bastaría con terminar con la evasión y la elusión tributaria. Ahora tocaremos los impuestos que si se podrían aumentar, aunque en los hechos más valdría bajarlos o suprimirlos para que efectivamente se aumente la recaudación tributaria. Veamos esta extraña propuesta

 

El Impuesto de Primera Categoría

             Algunos políticos han propuesto que el Impuesto de Primera Categoría, que actualmente es de 17% sea aumentado a 20%. Pero esta reforma es “un golpe de espada en el agua” que no aporta mayores recursos al Fisco, porque este impuesto es a la vez un crédito al impuesto personal. Que sea un crédito quiere  decir que dicho impuesto se les devuelve a los empresarios dueños de las empresas. En claro, cualquier aumento del impuesto de primera categoría es a la vez un aumento en la misma proporción del crédito al impuesto personal del empresario. Resultado final: cero.

             Esto es así desde 1984, cuando la Ley 18.293 suprimió el verdadero impuesto a la renta de las empresas y lo reemplazó por un muy “sui géneris” Impuesto de Primera Categoría, que obliga a las empresas a pagar un impuesto que actualmente es de 17 %, pero almismo momento que se declara y se paga, se le devuelve a los socios, accionistas o dueños de la empresa, en sus declaraciones personales de impuesto a la renta. En los hechos, éste es sólo un impuesto artificial o virtual, que como toda imagen virtual tiene la gran virtud de hacer creer a la casi totalidad de los chilenos, que el Impuesto a la Renta o Utilidades de las Empresas existe. Chile es el único país del mundo donde las empresas no pagan impuesto por sus ganancias. 

             El lector debe estar preguntándose: ¿Qué objetivo puede tener entonces un impuesto a las empresas que se devuelve en su totalidad? Un objetivo político de una gran relevancia: hacerle creer a los chilenos que las empresas pagan impuesto a la renta en Chile, aunque efectivamente no lo paguen. Esta trampa engaña a la mayor parte de los “expertos” en el tema, los ingenieros comerciales, abogados y contadores, para no mencionar a los parlamentarios, ministros, Presidentes… Excluyo a Piñera, porque como empresario conoce perfectamente este artilugio.

             Por esta razón el Fisco nada gana con aumentar este impuesto, puesto que lo que recibe por un lado lo devuelve por otro. De ahí que nos atrevamos a proponer que el Impuesto de Primera Categoría, en vez de ser aumentado a 20%, debe ser rebajado a 15% o incluso a un 10%, pero que a la vez deje de ser un crédito al impuesto personal. Una vez que la empresa pagó el 10% de Impuesto de Primera Categoría, nada se les devolverá a los socios, accionistas o dueños de la empresa, en su declaración personal de impuesto a la renta. Una reforma como esta aportaría por sobre los 3.500 millones de dólares anuales de mayor recaudación fiscal.

             Resumiendo, si se quiere aportar más recursos para la educación, en lugar de aumentar el Impuesto de Primera Categoría, se debe bajar a 10%, pero que a la vez deje de ser un crédito al impuesto personal del empresario.

 

Impuesto Adicional a la Renta

            El impuesto personal a la renta de los empresarios se divide en dos grandes categorías: El Impuesto Global Complementario que deben pagar los empresarios chilenos, y que en función de la renta o ganancia tiene una escala va de 5 a 40%; y el Impuesto Adicional a la Renta que deben pagar las personas o empresas extranjeras que tienen renta de fuente chilena (como los dueños de las mineras, los bancos, las AFP, las sanitarias, las eléctricas…), que tiene una sola tasa que actualmente es de 35% (hasta 1987 fue de 40%).

            Al pagar una tasa máxima de 40%, los empresarios chilenos están pagando 5% más que los empresarios extranjeros. Es una discriminación arbitraria que los empresarios extranjeros paguen menos impuestos que los chilenos. Por consiguiente, que se les aumente a 40% es éticamente justo y constitucionalmente justificado en virtud de la igualdad ante la ley. Un aumento como este generaría un incremento de la recaudación de alrededor de 1.000 millones de dólares anuales. Y podrían sobrepasar los 4.000 millones de dólares anuales si además se implementan otras modificaciones para frenar la evasión tributaria.  Más simple aún, se debería suprimir el Impuesto Adicional, para que todos los empresarios, ya sean chilenos o extranjeros, queden sometidos al Impuesto Global Complementario.

            En suma, no necesitamos aumentar ningún impuesto, solo necesitamos ordenar la casa.                  

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