Bacán tu bolsa, bacán tu tarro, ¿y la basura en Arica?

07 Julio 2018

Si bien el vertedero municipal está bajo la norma ambiental vigente, es necesario decir que sus medidas no son suficientes para los tiempos actuales. Si nos vamos a plantear en pro de mejorar las condiciones de contaminación, el problema de las bolsas es sólo la punta del iceberg.

Víctor Mérida Huerta >
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Hace un tiempo vemos en la ciudad cómo se ha implementado sin cuestionamientos mayores la ordenanza sobre el uso de bolsas plásticas en el comercio. Y si bien ha sido recibida satisfactoriamente por la comunidad y ha sido precedente a nivel nacional, también es cierto que, a pesar de ser un avance en materias de reciclaje y conservación de nuestro entorno, adolece de un alcance más significativo a la hora de que el aporte real sea sólido.

Uno de los grandes problemas de toda ciudad en crecimiento es la basura. ¿Qué hacemos con ésta en Arica? Pues la verdad, no mucho. El vertedero no es más que una quebrada entre cerros donde la basura (casi 7.000 toneladas mensuales) se mete a punta de maquinaria y se mezcla sin ningún filtro o clasificación. Los percolados fluyen suelo abajo y no hay nada que detenga las toneladas de desechos líquidos no orgánicos (lixiviados) de llegar a las Napas subterráneas. Agua, fluidos orgánicos en descomposición, metales pesados provenientes de pilas, baterías y otros, elementos tóxicos de los desechos industriales, etc. Nadie toma las precauciones y no es problema de esta gestión. Es un problema que se arrastra desde su apertura, en 1975 y del constante bypass de los productores de dichos desechos, además de la escasa fiscalización.

Si bien este lugar está bajo la norma ambiental vigente, es necesario decir que estas medidas no son suficientes para los tiempos actuales. Si nos vamos a plantear en pro de mejorar las condiciones de contaminación, el problema de las bolsas es sólo la punta del iceberg. Lo principal, es comenzar a generar planes de educación con respecto a la clasificación de desechos, su reutilización y establecer medidas para que el comercio, las entidad públicas y privadas, así como la población misma, emprenda un proceso de mejora en el manejo de su basura. 

La ordenanza de las bolsas plásticas podría derivar en un proyecto de ley patrocinado por los legisladores de la zona, destinado a eliminar el plástico de los envases de alimentos, en primera instancia, para reemplazarlos por materiales reciclados/reciclables sin intervención, como vidrio, cartón sin color, papel y aluminio, para posteriormente extender esta tendencia a todos los productos y procesos que lo permitan. Esto, generaría un nuevo punto de desarrollo laboral, tecnológico y de servicios, además ahorraría materiales y costos de traslado, permitiría una mejor conservación de los alimentos y evitaría que nos sigamos llenando de plástico hasta la tusa. Y ya existe una isla de basura del porte de Chile, frente a nuestras costas. 

Por otra parte, podríamos gestionar mejor los desechos y convertirlos en energía, tal como lo hacen los suizos, que lo transforman en energía eléctrica y los noruegos y suecos que ya no les basta con la basura propia, sino que IMPORTAN BASURA AJENA, para generar otra energía natural, renovable, de bajo impacto como es el Biogas, y que reporta jugosas ganancias a las arcas locales. Tomemos en cuenta que el actual recinto genera entre 6.000 y 20.000 centímetros cúbicos de metano POR DÍA.

Existiendo tantas alternativas de hacer las cosas mejor, la pregunta es ¿qué nos frena? No es la voluntad de las personas, que ya descubrimos que responden bien a las imposiciones reglamentarias emitidas por las autoridades. Tampoco es la carencia de información o capacidad técnica o tecnológica. ¿Entonces, vamos a esperar que, como dicen los viejos, “lleguen los españoles a cobrarnos por algo que podíamos tener gratis”?

La dejo dando botes.