Chile: Los sueños que no se cumplen terminan en una pesadilla [Parte2]

05 Marzo 2020

“Cada uno aferrado a sus dioses/producto de toda una historia/los modelan y los destruyen/según eso ordenan sus vidas/en la frente les ponen monedas/en sus largas manos les cuelgan/cadenas, letreros y rejas”.

Hermann Mondaca... >
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La canción de Eduardo Gatti “Los momentos”, nos permite introducir que durante 47 años se implementó el sueño neoliberal, en una primera etapa de dominio dictatorial total, sin democracia, con aniquilamiento de miles de opositores, con el exilio, con las prohibiciones de reunión, con Estado de Sitio, donde a la gente se les obligó a insertarse en el sistema, sin consultas y con imposición e impedidos de protestar –en democracia habría sido imposible impulsar este sistema-, y en una segundo etapa dominio y de consenso después al iniciarse la transición, que obligó a las fuerzas democráticas a la aceptación del modelo en aras de privilegiar la frágil democracia –Pinochet como Cdte. en Jefe del Ejército hasta el año 1998, continuó amenazando la democracia. En este contexto de “dominio y de consenso” la derecha y los poderes fácticos ponían luces rojas y no se podían tocar las AFP, las Isapres, y las leyes neoliberales. La economía se extendía a una sociedad de mercado. Y así se fue aceptando el sistema neoliberal, sin realizar una crítica frontal.

Como expresa Heraldo Muñoz “algunos de nosotros se compraban el modelo y el mensaje, y no fue inusual que algunos salieran a recorrer el mundo a promocionar el sistema de pensiones o entraran a directorios de AFP, Isapres o universidades privadas. Y si el modelo funcionaba, para que cambiarlo, decían algunas voces. Como tendió a imponerse la lógica tecnocrática del manejo de la economía, se hizo más difícil diferenciarnos de la derecha respecto del modelo económico. La ciudadanía terminó por elegir el año 2010, la versión original del modelo” (Reflexiones para –tratar de- entender la crisis en Chile, febrero 2020).

Un abismo fue separando el mundo político de la sociedad civil.

El sueño neoliberal contemplaba que la propia implementación del sistema, permitiría un modelo de acumulación para los grandes grupos monopólicos y que el chorreo de sus ganancias llegaran a satisfacer a la población. Sin embargo, como hemos indicado la situación de abuso ha sido grosera y de una avaricia nunca vista en la historia de Chile, aferrándose a los dioses del mercado e incrementando las desigualdades, las inequidades y la indignidad de la población.

El estallido social iniciado en octubre del 2019, ha puesto en el centro, la crítica a las bases del modelo o sistema neoliberal y su cuestionamiento estratégico.  Este modelo de desarrollo que se implementó en Chile durante 47 años ha llegado al colapso.

El Presidente Piñera está atrapado en sus sueños y vive una pesadilla.

El Presidente Piñera desde el origen del conflicto ha demostrado su incapacidad para resolver las legítimas demandas que la ciudadanía reclama y ha sido ineficiente en el manejo del orden público y en el respeto irrestricto a los Derechos Humanos. Han pasado mas de cuatro meses y no ha habido respuesta a las grandes demandas ciudadanas. Su lógica esencial es defender el sistema neoliberal a ultranza y por la fuerza. Vandalizando las legítimas demandas ciudadanas y no tocar un pelo del sistema neoliberal.

El factor externo: Esta lógica del Presidente Piñera se ve reforzada por factores externos que inciden directamente en su accionar. Analizando la información de prensa del inicio del estallido nos encontramos que el día 17 de octubre llegó a Chile una avanzada del Equipo de Seguridad de Trump. La comitiva norteamericana, compuesta por una treintena de funcionarios, recorrió los patios y salones de la sede de Gobierno en compañía de personal de cancillería y encargados de seguridad de Carabineros”  (Fuente:Emol.com)  

Podemos suponer que en esta avanzada de seguridad venían altos representantes del Presidente Trump y los organismos y agencias de inteligencia y seguridad del gobierno norteamericano, incluido el Comando Sur. Esta avanzada estuvo alrededor de 10 días en Chile monitoreando todo el estallido social, incluido el incendio de ENEL y la destrucción de 19 estaciones del Metro, entre otras cosas

¿Pero qué mensaje del Presidente Trump le habrían dado al Presidente Piñera? Sobre todo después que lo habían promovido como eventual líder continental del neoliberalismo.

No es difícil constatarlo. El mensaje que recibió el Presidente Piñera de Trump fue directo y claro “Usted debe defender al sistema neoliberal, incluso con la fuerza”. Como una orden imperial.

 Esto explicaría el intento presidencial de resolver la crisis por la fuerza, hablar de que estamos en Guerra contra fuerzas poderosas levantando la tesis de una injerencia externa venezolana-cubana y no responder a ninguna de las demandas sociales con medidas que toquen levemente el sistema neoliberal. Estos ejes se han mantenido desde el inicio del estallido social hasta hoy, refrendado el día domingo 1 de marzo en entrevista de que el Presidente Piñera realiza en TVN. Es necesario destacar que el Fiscal Manuel Guerra el 29 de febrero (La Tercera), señaló: “lo que podemos decir es que conforme a los avances de las investigaciones no vemos hasta el día de hoy esa influencia extranjera, en los hechos que se generan el 18 de octubre, ni tampoco en los ocurridos con posterioridad".

Así el 19 de octubre el Presidente declarará el Estado de Emergencia nombrando al General de División Javier Iturriaga del Campo como Jefe de la Defensa Nacional. Le dirá al país que vivimos en un “estado de Guerra”. Al día siguiente y en lenguaje coloquial, el General Iturriaga, expresará que él no está en “estado de guerra”.
El Estado de Emergencia se extenderá a varias regiones del país con el objeto de producir un efecto traumático sobre la población para generar un clima similar al del 11 de septiembre de 1973. Los que sin duda son escenarios completamente distintos. Poco a poco el Ejército comienza a levantar los Estados de Emergencia en todas las regiones. El 7 de noviembre el Presidente cita al Consejo de Seguridad Nacional, con el objeto de que éste declare el Estado de Sitio, pero esta acción es rechazada por las FFFAA, diciendo que ellos cumplen la función de resguardar la seguridad nacional frente a un enemigo externo en caso de guerra y que la solución de la crisis es un tema político.

Comparto lo expresado por Gabriel Salazar, “todo indica que desde la ciudadanía le dieron al modelo neoliberal chileno un golpe letal, del cual muy difícilmente se recuperaráY como ni el Ejército ni la Policía desencadenaron una represión sangrienta sobre el pueblo amotinado, se ha abierto una brecha inesperada por donde la ciudadanización de la política puede avanzar y desplegarse”.

Con razones diversas, el articulador de la iniciativa de un grupo de ex concertacionistas, Enrique Correa, señala un diagnóstico: “Recurrir a los militares como última instancia no cuenta con la simpatía ni la aprobación militar. No ven razón los militares para que tengan que pagar altos costos institucionales por una institución en problemas que no pueden resolverlos por sí misma”.

De ahí entonces que el Presidente, con la pesadilla de sueños que se desvanecen, intente recurrir al Congreso para aprobar leyes que obliguen a las FFAA a “defender instalaciones de infraestructura crítica”, a partir de verse impedido de convocar al Estado de Sitio y con la intención de obligar a las FFAA a realizar algo que no concuerdan. 

Pero la pesadilla de sueños no cumplidos, no solo agobia a las fuerzas neoliberales, si no también a un sector de la izquierda que considera -con un diagnóstico errado-, que estamos viviendo un momento pre revolucionario y que el asalto al Palacio de Invierno, está a la vuelta de la esquina.