Consulta Ciudadana: En el centro de las demandas ciudadanas una Nueva Constitución

20 Diciembre 2019

Esta consulta ciudadana ha puesto de manifiesto el poder oculto de la ciudadanía. Este sano ejercicio ha reestablecido la fe en la democracia, y sobre todo, nos ha servido para entender que en última instancia el poder lo tiene la gente.

Enzo Varens >
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En la reciente consulta ciudadana convocada por la Asociación de Municipalidades el pasado 15 de diciembre participaron más de dos millones de personas en todo el país. Considerando que no todos los municipios del país se sumaron a esta iniciativa, y más aún, el hecho de que no se trataba de una elección oficial, sorprende, en primer lugar, la alta convocatoria entre la ciudadanía que tuvo la consulta. Nos da mucho gusto que la Ilustre Municipalidad de Arica se haya sumado a esta iniciativa, y demuestra un claro compromiso democrático y, sobre todo, de escuchar a la gente.

A primera vista, como dijimos, nos sorprendió la participación ciudadana. Miles de ariqueños y ariqueñas concurrieron a los distintos lugares de votación habilitados por el municipio. El municipio dispuso bastantes medios físicos y humanos a fin de llevar a cabo esta iniciativa satisfactoriamente. Considerando que, al no tratarse de una elección oficial, existían numerosos riesgos asociados, como por ejemplo, que personas votaran dos veces, el municipio realizó una impecable labor al respecto, tanto antes, durante y después de la consulta.

Por otra parte, y ya analizando los resultados mismos de la consulta, el proceso ha venido, por decirlo de alguna manera, a validar el Acuerdo por la Paz al que arribó en su oportunidad el Congreso. Entendemos que la ciudadanía ha decretado que el estallido social y la satisfacción de las demandas ciudadanas debe discurrir por los cauces institucionales, lo cual no debe ser entendido como una renuncia a la participación directa de la ciudadanía. Antes al contrario: la alta convocatoria de la consulta, sumado al casi unánime respaldo acerca del cambio de la actual Constitución por una redactada por medio de una Asamblea Constituyente, nos permiten establecer en el centro de las demandas ciudadanas una nueva Constitución, en la cual la ciudadanía tendrá participación directa.  De otra manera, no se explica el mayoritario apoyo al hecho que los asambleístas deberán respetar los acuerdos y resoluciones de los cabildos comunales. Esto es un indicio  que, en este nuevo proceso que ya está en curso, no habrá lugar para la cocina, ni para acuerdos a espaldas de la ciudadanía, como desde ya lo adelantamos.

De este modo, entonces, el nuevo proceso constituyente deberá ser absolutamente democrático, en donde la ciudadanía debe tener voz y voto efectivo en la redacción del texto de la nueva Constitución. Pero más importante aún: el nuevo proceso constituyente debe ser uno de carácter inclusivo,  en el cual, los sectores de la población que históricamente han sido discriminados podrán tener, también, voz y voto efectivos. De ahí que haya tenido tanto apoyo la petición de paridad de género, y cuotas de participación para los pueblos originarios y tribal afrodescendiente, para quienes forman parte de las minorías sexuales y aquellos en situación de discapacidad; además del mayoritario apoyo a que los adolescentes (ya sea desde los 14 o desde los 16 años) puedan participar de este proceso. Este punto resulta de relevancia capital, porque como ya lo decíamos, si bien la ciudadanía ha manifestado su apoyo a un nuevo texto constituyente, y en general, al proceso al que se arribó por medio del Acuerdo por la Paz, la principal consecuencia de esta consulta radica en que, la ciudadanía ha exigido la imposición de ciertas exigencias que estaban fuera del mentado Acuerdo. Entre ellas, justamente, la paridad de género, la asignación de cuotas de la forma antes dicha, y sobre todo, el amplio apoyo a la opción de que dirigentes sociales puedan postular con listas propias. Lo que el Acuerdo no pudo, o más precisamente, no quiso hacer, lo ha hecho la ciudadanía por medio de esta consulta. Tan poderoso ha sido esto, que precisamente hoy, la Cámara de Diputados ha dado luz verde a la paridad de género, a pesar de que el cuerpo colegiado, en general, se mostró muy reticente a ello.

Por otra parte, en cuanto a las demandas sustantivas de este nuevo pacto social, aparece en el centro de las mismas, la eliminación de las AFP, la salud universal y la educación gratuita y de calidad. Esto que parece tan obvio no debe olvidarse, porque el nuevo proceso constituyente deberá garantizar estas líneas centrales; de lo contrario, no tendrá el apoyo ciudadano. Sin olvidarnos de que hay otras demandas, como la nacionalización de los recursos naturales, que también obtuvieron amplio consenso. Asimismo, la corrupción ha sido otro de los temas relevantes en este estallido social; de ahí que la ciudadanía haya apoyado universalmente que no podrán ser elegidos quienes hayan sido condenados por delitos tales como el narcotráfico o lavado de dinero. En este nuevo proceso constituyente, no hay lugar para los corruptos y los delitos de cuello y corbata: si la ley no les asigna condena, es la ciudadanía quien castiga con su voto a los delincuentes.

En cuanto a las demandas locales, resulta evidente que en este nuevo proceso constituyente, el medio ambiente será un factor crucial para el desarrollo sustentable de nuestro país. Por ello, hubo apoyo amplio a la idea de proteger con mayor fuerza el área del humedal del río Lluta. La conciencia medioambiental será, entonces, una idea central de la nueva Constitución. Por otra parte, el nuevo proceso constituyente deberá incluir el desarrollo progresivo de todo el territorio nacional, sin que nadie quede rezagado. De allí el apoyo amplísimo a la mantención del Plan de Desarrollo de Zonas Extremas (PEDZE), que tantos beneficios le trajo a nuestra región, pero que este Gobierno nos ha quitado. Necesitamos un Gobierno Regional fuerte, que tenga recursos a su disposición, pero no olvidemos que también se necesita visión y gestión de nuestras autoridades, porque, por más recursos que estén disponibles, si tenemos autoridades regionales como las que hemos tenido desde que asumió el nuevo Presidente, no habrá plan que nos salve de la falta de liderazgo y de la falta de gestión. Hay otro punto que, sin embargo, tememos que no se le ha dado la suficiente relevancia: las cuotas regionales. Debemos asegurarnos de que las regiones estén debidamente representadas en el nuevo proceso constituyente, porque de lo contrario, se corre el riesgo de que Santiago domine las decisiones en desmedro del resto del país. Es un punto de importancia, pero ya tendremos ocasión de abordarlo en otro momento.

Por último, si hay algo que esta consulta ciudadana ha puesto de manifiesto, ha sido el poder oculto de la ciudadanía. Este sano ejercicio ha reestablecido la fe en la democracia, y sobre todo, nos ha servido para entender que, en última instancia, el poder lo tiene la gente. El pueblo, si se quiere. Prueba de ello lo constituye la aprobación de la paridad de género: una demanda reclamada por la ciudadanía, de la cual no se hicieron eco en el Acuerdo por la Paz, y que, en definitiva, ha triunfado gracias a todas y cada una de las personas que han manifestado libremente su opinión, en las calles, en las redes sociales, en fin: en el espacio público. Y nuestros representantes no deberán olvidar jamás que responden ante la ciudadanía. Y deberán recordar siempre que, en último término, deben gobernar por y para las personas.

Ver también: La suerte de Alexis Sánchez

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