Me entristece no darle un pedazo de mar a un pueblo que lo pide, que lo tuvo, que se lo quitamos y que antes fue de todos

01 Octubre 2018

Puedo entender que en Santiago la gente celebre el fallo de La Haya y se sienta orgullosa de su país, ¿pero acá en Arica?, ¿estar felices por negarle mar a Bolivia, cuando incluso podría ser una solución a muchos problemas que afectan la calidad de vida de nosotros mismos?  

Francisca Gambo... >
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Mientras más revisaba redes sociales sobre el fallo de la Corte de La Haya, más me espantaba de leer tanta mofa, desprecio y orgullo. Tanta rabia tuve, que cerré el computador y me fui.

Después de un rato me di cuenta que más que rabia, era mucha pena... pena por el odio que muchas personas llevan, que cargan sin mayor justificación de la que alguna vez nos enseñaron en el colegio: que eso era lo correcto, defender "lo nuestro", por lo que nuestros soldados derramaron sangre.

Me entristece que todos olviden el verdadero derramamiento de sangre de nuestros antepasados: Hace mucho tiempo cuando llegaron unos españoles a invadir lo que era libre. Porque antes de ser chilenos, Arica fue Aymara, fue Chinchorro, fue mucha historia, ¡somos más que formar parte de Chile desde 1929 o convertidos en región de 2007! Ése es el verdadero pasado que compartimos con Bolivia, un pasado histórico, de herencia y de intercambio, del cual me entristece ver que hoy es objeto de burla no darle un pedazo de mar a un pueblo que lo pide, que lo tuvo, que se lo quitamos y que, antes de eso, siempre fue de todos.

Puedo entender que en Santiago la gente lo celebre y se sienta orgullosa de su país, ¿pero acá en Arica?, ¿estar felices por negarle mar a Bolivia, cuando incluso podría ser una solución a muchos problemas que afectan la calidad de vida de nosotros mismos? Pero nos enseñaron orgullo chileno en el colegio y en la casa, entiendo eso... es como la familia de la película Coco que odiaba la música.

Hoy tampoco el mar es "nuestro": un ex senador de mi región está preso por hacer cochinadas con Corpesca, mientras la senadora Van Rysselberghe yace en su asiento senatorial haciendo copy-paste de la maliciosa Ley de Pesca como si nada.

Entiendo que diplomáticamente no corresponde, sobre todo ahora que otra vez el hemisferio norte nos dice que hacer, sin embargo como Ariqueños podríamos haber tenido una actitud de vecinos solidarios, abierta y de recepción, que pasara lo que pasara en La Haya, son todos bienvenidos a visitar nuestra playas, porque el mar es de todos.

Me gustaría ver a los mismos que hoy celebran el fallo de La Haya, en la próxima protesta que convoquen los pescadores artesanales, para que defiendan el mar, pero de verdad.