A reducir las omisiones, ahora

24 Octubre 2019

Las distintas caras de la pobreza y la exclusión demandan intervenciones cada vez más complejas, donde la empatía y la sensibilidad son vitales.

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En el Hogar de Cristo y con muchas otras organizaciones de la sociedad civil, llevamos décadas trabajando junto a personas y comunidades que están en las fronteras de la exclusión. Desde esa experiencia afirmamos que los más afectados por la crisis social que vivimos son y serán siempre los más pobres y excluidos, tanto por impactos directos, como porque las medidas que se plantean los afectan también directamente, encareciendo la vida y los productos y servicios básicos.

Las distintas caras de la pobreza y la exclusión demandan intervenciones cada vez más complejas, donde la empatía y la sensibilidad son vitales. El aumento del pasaje del metro es para los más vulnerables la gota que rebalsó el vaso, comprendido como un verdadero despojo, y el que no lo entiende así es parte del problema, sobre todo cuando se tiene rango de autoridad.

Urge cuidar en cada paso las tres principales dimensiones de la vida en sociedad, que desde la perspectiva del desarrollo sostenible son: la inclusión social, o sea que todos se beneficien de lo que colaborativamente la sociedad ha podido alcanzar; la sostenibilidad medioambiental, que permita que no nos envenenemos o agotemos los recursos disponible; y la productividad y crecimiento de la economía, las tres imbricadas entre sí. Y en todo esto, los esfuerzos del Estado y de la sociedad civil organizada no pueden omitir a los más pobres. Es en ellos donde debemos focalizar la acción. En este caso, se trata de reducir las omisiones permanentes que hemos cometido con ellos. Y de ver cómo juntos nos ponemos de pie, tal como estamos casi acostumbrados ante los desastres naturales.

Por José Francisco Yuraszeck, Capellán General del Hogar de Cristo