Adiós, Maestro

30 Octubre 2019

Hay personas que te marcan y no es que quieran hacerlo, sólo te entregan herramientas para el mejor entender y, en definitiva, para el mejor vivir.

Patricio Barrio... >
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Soy de los tiempos -claro está- en que no existían los computadores en las salas de clases, ni los retroproyectores, ni el internet… entonces, los y las profes, tenían que reinventarse en cada clase, en cada ocasión en que debían pasar “la materia”.

Tuve un profesor, no, profesor no, un MAESTRO, que entraba con un maletín de cuero, abultado. Lo dejaba sobre el pupitre y lo abría. Para mí era como un maletín de mago, porque -ahora entiendo- nos enseñaba con magia. Salía del maletín una franela negra que pinchaba en la pizarra (de madera) sobre la cual iba colocando un sin fin de animales y accesorios para explicarnos las Ciencias Naturales y el medio ambiente… sus clases eran un reto a mi imaginación que galopaba con los datos que el profe iba entregando… Me intrigaba cómo las distintas figuras se pegaban en la franela negra… simple: tenían un trozo de lija de madera pegado en el reverso de la imagen y se adhería fácilmente a la franela ¡era un franelógrafo!… ¡genial! Él es uno de los culpables de despertar en mí la vocación por las formas nuevas, por lo diferente, por lo creativo… por la pasión que hay que ponerle a la vida…

Profe, maestro, guarda tu franela, deja tus animales, tus conocimientos sin la lija en el reverso… déjalos que vuelen, que naden, que salten, que corran… Vuela, nada, salta, corre con ellos, eres libre, querido NICOLÁS HREPIC, como siempre lo fue tu intelecto… muchas gracias por la sabiduría, por la creatividad… por todo…

Imagen: Museo del Mar

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