Adquiriendo el compromiso: El desafío de la conservación del Picaflor de Arica y otras especies

14 Septiembre 2018

Existe una gran biodiversidad que lamentablemente está siendo muy afectada por la acción humana y para revertir esta situación tenemos que pensar en la conservación desde un enfoque integral. 

Erick Leiva Soto >
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Para poder aspirar al desarrollo sustentable tenemos que implementar una serie de estrategias que posiblemente pondrán a prueba todas nuestras capacidades como individuos y como sociedad. Habrá que realizar todo tipo de estudios, habrá que educar y volver a aprender muchas cosas. Además, tendremos que adquirir compromisos, trabajar en equipo e incluir a los diferentes actores de la comunidad. Existen muchos procesos que debemos si o si llevar cabo, por ejemplo, el convertir al reciclaje en una práctica cotidiana, el racionar la energía y optar por fuentes alternativas y menos contaminantes. También tenemos el desafío de la conservación del ecosistema, que se vincula bastante con lo anteriormente señalado, ya que al reciclar y al disminuir la contaminación también estamos conservando el entorno.

Sin duda, en la región tenemos desafíos bastante grandes en torno a la conservación. Tenemos el caso emblemático del humedal de Lluta y además algunas especies amenazadas como el Picaflor de Arica (en nuestra región quedan sólo 316 individuos, según AvesChile). Existe una gran biodiversidad que lamentablemente está siendo muy afectada por la acción humana y para revertir esta situación tenemos que pensar en la conservación desde un enfoque integral. Esto supone una serie de estrategias diseñadas de tal manera que puedan, en primer lugar, incluir a los diferentes actores de la región y por otro lado, implementar diversas metodologías que garanticen el éxito o al menos nos acerquen un poco más a la meta.

Desde hace un tiempo se viene ejecutando el proyecto para la protección de especies amenazadas, liderado por el Ministerio de Medio Ambiente y la FAO, que busca resguardar a 4 especies de la región, entre ellas el Picaflor de Arica. Este proyecto está poco a poco mostrándonos un ejemplo de ese enfoque integral que tanto hace falta. Por una parte, se está implementando una serie de acciones que apuntan hacia la reforestación y a la generación de reservas para dicha especie. Por otro lado, se están concretando compromisos con diversas agrupaciones de la sociedad civil, entendiendo que cada una tiene algo que aportar en torno a la conservación y cuidado del entorno regional.

Este último punto es muy relevante, ya que como ocurrió hace un tiempo, más personas de localidades en donde habita actualmente el Picaflor de Arica, se están sumando al proyecto diseñado para su protección. Si hace un par de meses fueron los vecinos del Valle de Camarones los que se comprometieron a participar, esta vez fue el turno de los habitantes de la localidad de Chaca, quienes apoyarán concretamente en iniciativas de reforestación con especies vegetales que sirvan de alimento y hogar para el Picaflor de Arica, además de capacitarse en diversas temáticas relacionadas con la conservación.

De esta manera la comunidad ha asumido la importante responsabilidad de aprender más sobre una de las especies amenazadas de la región y trabajar en favor de su conservación. El papel que jugará la junta de vecinos de Chaca de ahora en adelante será fundamental, ya que constituye el espacio natural en el cual la mayoría de los vecinos se reúnen. Van a estar presentes en un importante proceso que combinará tanto teoría como práctica. Se capacitarán en las diversas instancias generadas por el Ministerio de Medio Ambiente y luego aplicarán lo aprendido en sus parcelas y otros espacios destinados para la reforestación. Así es como se va configurando un proceso integrador y complejo que esperamos tenga resultados positivos.

No hay nada mejor que potenciar el trabajo con las comunidades que efectivamente tienen contacto con las especies amenazadas, ya que son ellas las que pueden hacer la diferencia si comienzan a desenvolverse de manera más amigable con el entorno. Aunque lo mismo va para quienes vivimos en la ciudad de Arica. También es importante que quienes vivimos en la ciudad nos informemos y aprendamos cada vez más sobre las especies amenazadas de la región. Al mismo tiempo, es importante adquirir hábitos que contribuyan a la conservación y buscar una forma en la que podamos aportar. La decisión está en nuestras manos. Toda acción bien encaminada puede contribuir a la protección de la gran biodiversidad presente en nuestro territorio.

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